Rápidamente lo golpeé de nuevo con la empuñadura y gruñí por la fuerza que usé antes de saltar sobre su espalda solo para golpear la hoja plateada en la cabeza del lobo. Al instante, el cuchillo se alojó una vez más en el cráneo de un licántropo y dejó al pobre lobo muerto. Un hilo de sangre fluyó de su boca antes de que se moviera hacia atrás, revelando a una mujer desnuda.

Me giré para quitar mi cuchilla de la cabeza de la ahora humana, pero otro lobo me derribó. Su mandíbula apretó dolorosamente mi antebrazo mientras comenzaba a arrastrar mi cuerpo por el campo. Grité de dolor, mientras trataba de agarrar todo lo que pudiera encontrar en el suelo.

Al ritmo que iba el lobo, me imaginaba que mi carne iba a ser arrancada de inmediato. Busqué frenéticamente con mi mano izquierda hasta que mis dedos lograron sacar la pistola de mi cinturón. Recé en silencio para que todavía le quedara balas, apunté directamente al cuello del lobo y disparé, disparando una sola bala directamente a trav