Punto de Vista de Dylan

Elias, el padre de Lewis, siguió cada uno de mis movimientos desde el refugio seguro hasta el centro de la batalla. Supongo que era su turno de tomar alguna acción.

Él se transformó y comenzó a luchar al instante, mientras que yo había pausado mis ataques por un simple momento para mirar a la gran luna que iluminaba el campo de batalla tremendamente, lo que hacía más fácil presenciar el creciente derramamiento de sangre de cada lado. Vi cómo hombres y mujeres luchaban ferozmente, los dientes chocando contra dientes, las garras raspando tanto la piel como el pelaje, se escuchaban gruñidos atronadores y los gritos humanos a kilómetros de distancia. Me sentía mal del estómago cuando el hedor asqueroso de la muerte llenaba mi nariz.

La luna llena seguía saliendo en el oscuro cielo nocturno, sin embargo, no se podía ver ni una sola estrella mientras la guerra continuaba. La sangre empapaba la gran área de césped y los gritos, gruñidos y aullidos llenaban el aire.