“¿Mi mamá estuvo aquí hoy?”. Asentí y suspiré frotando mi cuello con un pequeño gemido.

“Sí, me convenció de hornear un pastel. En realidad fue bastante divertido”. Sonreí mientras sus grandes manos se dirigían a mis hombros. Comenzó a aplicar presión suavemente y gemí levemente ante el pequeño masaje.

“A mi mamá le gusta salirse con la suya”. Él se rio entre dientes antes de agacharse para dejar un beso en uno de los hombros que estaba masajeando. “Conozco a alguien más así también”.

“Sí, creo que ella podría ser genuinamente la única persona que me deja sin palabras”. Él tarareó mientras continuaba masajeando mis hombros tensos antes de sentir su pulgar acariciando suavemente la parte superior de mi espalda de hombro a hombro, justo por encima de donde terminaba el cuello de mi camisa. Y me congelé, ya que sabía que las cicatrices que odiaba sobresalían de la parte superior de la misma muy levemente. Sus manos se dirigieron a mis caderas y apoyó la barbilla en mi hombro mientras m