Estaba herida, lo sabía, pero lo último que quería era que Lewis me viera completamente destruida. Cada vez que recordaba lo que el Rey Josh me había hecho, mi estómago se contraía dolorosamente, más aún cuando me daba cuenta de que nunca me vería como algo más que una persona destrozada.

“¿Qué ibas a hacer? ¿Romper la orden de tu rey alfa? Tú y yo no podíamos hacer nada al respecto, y ambos lo sabemos. Mira, ya pasó, así que olvidémoslo y sigamos adelante”. Sus ojos se llenaron de lágrimas y fruncí el ceño ante su dolor. Pensándolo bien, el hombre gritó muchísimo en desacuerdo mientras el rey se salía con la suya conmigo.

“¡Debí haber luchado más, debí haber sido yo quien te salvara!”. Tal vez él debió haberlo hecho, pero no lo hizo, y no podía. Él movió suavemente su mano y con cuidado colocó mi cabello detrás de mi oreja, antes de hacer lo suyo y tocar mi mejilla en su gran palma, inconscientemente me incliné hacia ella, sintiendo un pequeño aleteo de chispas correr a través de mí