“No podemos encerrarla, ¡es nuestra Reina por el amor de la Diosa!”. ¿Era un licántropo? Normalmente los humanos usan la palabra Dios para exclamar cosas, mientras que los lobos dicen Diosa, así que si estaba jurando por la Diosa de la Luna entonces debía ser un lobo.

“Deberíamos matarla… si ella muere entonces el Rey también morirá”. Otra persona sugirió. Supongo que a mí también se me había ocurrido. No es que mi muerte realmente hiciera la más mínima diferencia para el Rey, el hombre no era capaz de tener sentimientos.

“¡Retírense!”. Una voz poderosa y firme retumbó en la zona haciendo que el silencio envolviera a todos a mi alrededor. Salió un hombre mayor, probablemente de unos cincuenta años, con el cabello de un tono claro de sal y pimienta, me resultaba algo familiar pero no podía precisar dónde lo había visto antes. “¡La llevaremos a la tienda de interrogatorios hasta que V, y mi hijo regresen!”. No hubo más argumentos mientras bajaban las armas que me apuntaban.

Suspiré a