— ¿De qué verdad estás hablando, Dante? — preguntó Miguel, su voz baja.
Dante dejó escapar un suspiro pesado, su expresión endurecida por el peso de lo que estaba a punto de revelar. Miró a los ojos de Miguel, que ahora exhalaban la fuerza y la furia de un Genuino Alfa. Sin embargo, su mente viajó a un tiempo lejano, cuando Miguel aún era solo un cachorro: un joven curioso, con ojos brillantes y un alma que irradiaba bondad.
Dante recordó la primera vez que Miguel visitó su manada para aprender sobre la individualidad de cada clan. En aquella época, Miguel debía recorrer todas las manadas para conocer al pueblo que lideraría en el futuro.
Miguel era un cachorro amable, de corazón puro. Incluso a tan temprana edad, no hacía distinciones entre Betas, Lunaes, Lunas Cimex u Omegas. Dante recordaba con claridad
— También descubrí la verdad sobre la muerte de los antiguos Genuinos Alfas, el verdadero arquitecto detrás de todo esto.Miguel sintió su cuerpo entero tensarse, y una oleada de ira recorrió su columna. El dolor por la pérdida de sus padres, el deseo de venganza que había cargado durante tanto tiempo, todo parecía resurgir con más fuerza al escuchar esas palabras. Cerró los puños con tanta fuerza que sus dedos crujieron, y sus ojos se estrecharon, brillando con una furia contenida.— Mis padres fueron asesinados por la maldita bruja Melody — gruñó, las palabras saliendo entre dientes apretados. — Solo necesito capturarla de nuevo y asegurarme de que, esta vez, la mate con mis propias manos.Dante asintió levemente, pero su mirada permaneció intensa, como si estuviera esperando que Miguel se diera cuenta de algo más.&mda
— ¡Maldición! — exclamó Mariana, su mente buscando alternativas para romper el escudo.Pedro disparó otra vez, esta vez apuntando cuidadosamente al punto donde la barrera mágica parecía más débil: la parte trasera de los lycans. Sin embargo, en el instante en que la bala se acercó, el punto brilló con más intensidad y ocurrió lo mismo de antes: la bala tembló en el aire y, en un segundo, se desintegró en polvo.— ¿Cómo los derrotaremos? Ni siquiera las balas de plata pueden acercarse, y tu magia tampoco tiene efecto, Mari — murmuró Pedro, sintiendo la desesperanza infiltrarse en su pecho.Lovetta se lanzó contra uno de los lobos más grandes, sus colmillos encontrando el cuello del enemigo. Sintió el sabor de la sangre, pero el lobo se recuperó con una rapidez imposible, sus heridas cerrán
Lovetta se lanza contra él, ambos rodando sobre la nieve fría, un contraste impactante con el calor de la sangre que mancha el suelo. Se enzarzan en una lucha feroz y primitiva. Sus colmillos encuentran el cuello del lobo enemigo, hundiéndose profundamente mientras siente sus garras desgarrar su costado. El sabor metálico de la sangre invade su boca, pero no suelta. Él la muerde de vuelta, pero Lovetta usa la fuerza que le queda para girar, aplastando al lobo contra el suelo antes de finalmente romperle el cuello con un chasquido seco.Suelta el cuerpo inerte del enemigo, jadeante, pero sin tiempo para recuperar el aliento. Sus ojos recorren el campo de batalla, captando la imagen del humano inconsciente y sangrando. Entonces, ve el movimiento de Mariana. La bruja tiene los ojos cerrados, murmurando palabras en un idioma que Lovetta no comprende. El aire a su alrededor parece vibrar con energía, como si cada
La nieve cede bajo el peso de las patas de Sasha mientras corre por el bosque, el viento frío azotando su pelaje blanco. Su respiración es jadeante, pero constante, y sus sentidos están en alerta máxima.Los lobos solitarios están justo detrás, sus presencias como sombras oscuras y amenazantes que se acercan cada vez más. Los gruñidos y el crujir de las patas sobre el suelo helado son un recordatorio constante del peligro inminente, y ella lo siente en cada músculo, pero se niega a detenerse.Su plan ha funcionado — todos los enemigos la están siguiendo, dejando a los suyos a salvo hasta que llegue la ayuda — pero el precio es alto. Ahora, está sola contra todos.Bueno, no tan sola.Mi cachorro... — Sasha se estremece internamente, su pecho se acelera con el miedo que recorre cada célula de su cuerpo. Qui
La nieve alrededor de Lovetta ya no es blanca, está manchada de rojo, un testimonio silencioso de la batalla que ha tenido lugar. Siente el amargo sabor de la derrota en su lengua, su estómago revuelto por los olores en el ambiente.El aire es pesado, cargado con el olor a sangre y el repugnante hedor de la magia podrida. Lovetta siente cada fibra de su cuerpo pesando toneladas, cada músculo gritando de dolor mientras intenta moverse de nuevo. Sus patas se estiran sobre la nieve helada, pero la fuerza la abandona con cada intento.La imagen de Sasha corriendo, llevándose el peligro con ella y con el futuro Genuino Alfa en su vientre, parpadea en su mente, obligándola a mantenerse consciente, a seguir luchando contra la desesperación que amenaza con devorarla. Lovetta lo intenta nuevamente, sus garras hundiéndose en la nieve mientras se esfuerza por levantarse primero con las patas delanteras.Pero sus miembros est
El sonido de un suspiro suave viniendo de Kesha hace que Lovetta se detenga de moverse, sus ojos afilados en el rostro de la joven lycan, que sigue inconsciente, pero cuya expresión se vuelve casi serena en su rostro. Lovetta observa con alivio su pecho volver a moverse, el sonido de su corazón volviendo a latir, aunque débil.¡Kesha está viva!Lovetta no tiene tiempo de celebrar, sus oídos detectan otros sonidos, más distantes. Capta el sonido de varias patas acercándose, pasos pesados y firmes, cada vez más cerca, cada uno aplastando la nieve con determinación y prisa, las ramas rompiéndose y gruñidos bajos.Gira la cabeza lentamente, cada esfuerzo pareciendo un esfuerzo monumental. Sus ojos color caramelo encuentran las figuras distantes que atraviesan entre los árboles.El viento sopla, trayendo su olor.¡Miguel!Lovetta siente g
Miguel siente su cuerpo temblar mientras intenta levantarse, luchando contra el peso que parece arrastrarlo al suelo.Sasha me necesita —su mente grita eso repetidamente, ahogando cualquier otra voz.Respira hondo, reuniendo todo lo que le queda de fuerza, y con un rugido que se impone sobre los gruñidos de los lycans, Miguel se niega a permanecer caído. Empuja su cuerpo hacia arriba, sus patas tiemblan por el esfuerzo, pero sigue decidido. Finalmente logra erguirse sobre sus patas. Sin embargo, en el momento exacto en que se pone de pie, el dolor desaparece por completo, como si nunca hubiera estado ahí.Su pecho sube y baja rápidamente, sus ojos dorados brillan con intensidad. Un olor insoportable y punzante llega a su olfato, una mezcla de magia negra y plata. Los recuerdos de cuando perdió el control de su lobo y solo Sasha pudo calmarlo invaden su mente. Entonces, la comprensión lo golpea como
Miguel levanta la cabeza, sus ojos escanean el bosque una vez más. El sol comienza a elevarse en el horizonte, proyectando una luz dorada sobre los árboles. Pero para Miguel, no hay alivio en la belleza del amanecer. Todo lo que ve es un recordatorio de que ha pasado otra noche sin Sasha a su lado.Cierra los ojos por un momento, intentando concentrarse, tratando de sentir el vínculo con ella. Es débil, como una línea fina a punto de romperse. Pero sigue ahí, y se aferra a ella, porque si aún existe, significa que ella sigue viva.Vuelve a correr, forzando sus músculos más allá de sus límites.Las horas pasan, y Miguel sigue corriendo. Ignora el dolor en sus patas, el cansancio que amenaza con derribarlo. Lo único que importa es Sasha. No se detendrá hasta encontrarla.Mientras corre, destellos de recuerdos cruzan su mente: la