―Si intentas convertirte esta daga envenenada se hundirá directo en tu cuello antes de que puedas siquiera sacar las garras. ―Blanca pasó saliva, ella miró a su esposo y sonrió, él supo que ella lo recordó todo, lo había dudado, pero ahí está su alfa.―Esto es entre tú y yo, ¿No? ―Balto detuvo a sus hombres. ―¿Por qué no arreglamos las cosas de una buena vez? ¡Usaste a mi mujer para llegar a mí! ―Gritó enfurecido, conteniendo a su lobo. ―Haz que valga la pena y ven a por mí, ¿O una mujer es más valiente que tú?―¿Crees que caeré en tus estúpid4s provocaciones? ¡Eres un maldit0 lobo! Acabarías conmigo de una vez. ―Negó. ―Y yo no puedo morir, no sin antes haberte hecho pagar por todo lo que hiciste. ―Balto frunció el ceño, es primera vez en su vida que lo ha visto y su olor no lo recuerda en lo absoluto.―Déjala ir, entonces, no la involucres más en esto…―¡¿Por qué no?! ―Gritó. ―¡Tú involucraste a mi hija! ¡Tú la mataste! ―Blanca se quedó en shock. ―¿Lo escuchaste preciosa? Ese imbécil
―“No desesperen por favor” ―Les pidió tranquilizándolas. ―“Mi hijo suele hacer eso, yo lo encontraré” ―Las mujeres estaban realmente asustadas. ―No podemos, majestad. ―Se negaron a dejarle el trabajo a ella. ―Fue nuestra culpa, por favor, permítanos ayudarla a encontrarlo antes de que venga el rey. ―Blanca suspiró, por supuesto, ellas están aterradas por como reaccione su esposo. ―“De acuerdo” ―Aceptó la ayuda. ―“Suele meterse en la cocina”―Lo buscamos ahí y no lo vimos. ―Saltó una, ellas están tan asustadas que ni siquiera hablan en señas, Blanca como siempre intentó leerles los labios. ―“Vamos a buscarlo nuevamente, no perdemos nada” ―Señaló a cinco. ―“Ustedes busquen en las habitaciones, no dejen rincones sin revisar, nosotros seis vamos a la cocina y comedor, los demás lo pueden buscar en el resto del castillo”―Sí, reina. ―Todos se movilizaron, pero cuando Blanca iba con su equipo listo para entrar a la cocina, Balto apareció llamando la atención de todos y dejándolos realmen
Balto miró a su mujer igual de asombrado, ¿Qué querría el jefe alfa de Asia con su esposa? Blanca siguió leyendo la carta e interpretándosela a su esposo y él le prestó toda la atención del mundo a su mujer y en cada línea que leía para él.―Bueno, espero que no quede como el de Europa. ―Bromeó mordiéndole la espalda a su mujer. ―Por otro lado, tú y yo tenemos algo pendiente. ―Blanca rodó los ojos.―“Tenías que hacerlo, eres tú quien malacostumbró a nuestro hijo, ¿Estás tan molesto por tener que ocuparse de su baño?” ―Balto gruñó.―“Estoy molesto porque mi mujer se molestó conmigo apenas yo llegando a casa, ¿No comprendes que la paso terrible cuando estoy lejos?” ―La miró con gesto duro.―“Yo igual sufro, Balto, pero debes aprender las cosas”―¿Me has llamado por mi nombre? ―Blanca se tensó. ―¿Desde cuándo?―“Desde que estoy molesta contigo” ―Se encogió de hombros. ―Mmmm. ―Jadeó por el tirón de pelo y gimió después por el desesperado beso que su esposo le dio.―Odio que te pongas así.
Balto sintió la tensión de su mujer y no pasó demasiado para que él también se tensara por la presencia del hombre. ¿Qué estaba pasando? Se preguntó entre confundido y molesto. ―Majestad. ―La mujer se inclinó ante Balto, ella miró a Blanca y aunque se negaba a reverenciarse ante quien fue vendida como una esclava, lo hizo. ―Reina. ―Blanca por alguna razón sintió pánico, ¿Por qué han vuelto? ¿Cómo es que él se había vuelto el jefe alfa de todo un continente cuando solo era un simple alfa de una manada, poderosa, pero al fin y al cabo una manada? ―Bienvenidos. ―Balto se vio obligado a recibirlos. ―Alfa Artic. ―Cleo miró a su hijo con advertencia y él finalmente inclinó su cabeza. ―Rey Balto. ―Le tendió la mano. ―Es un gusto finalmente conocerlo. ―Al mirar a Blanca ladeó su sonrisa. ―Maravilla. ―Tiró de ella y la abrazó con fuerza, su solo olor enloqueció a la loba de Blanca y eso para Balto no pasó desapercibido. ―Le pediré amablemente que suelte a mi mujer. ―La voz de Balto erizó
Tensas, las cosas estaban demasiado mal para Artic, al parecer su presencia y recordarle a Blanca que había hecho una promesa y que si la rompía la Diosa le podría hasta quitar su magia como castigo, no fue suficiente. Ella con el despreciable hombre al que se le entregó parecen amarse más de lo que le habían dicho, nada de lo que él haga los hace pelear o dudar de lo que tienen. Cleo intentó llevarse a su hijo, solo se estaba humillando y ya no sabía como más decirle que solo se estaba ganando una mala hora con el cruel rey que por alguna razón todavía no le había arrancado la cabeza de un tajo. Blanca por su parte disfruta verlos siendo despreciados en silencio, ella verdaderamente ama que esos dos no puedan hacer nada en su contra porque es la reina y luna de todo el mundo sobrenatural. Verlos tan cerca y lejos a la vez le supone un placer único. Balto por su parte lleva conteniéndose las ganas de matar a Artic, le gusta humillarlo siempre que quiere, pero ya ese juego lo tiene
Balto apretó los puños, listo para acabar de una buena vez con ese desagradable hombre, pero Blanca miró a su esposo y negó, ella se hizo a un lado gracias al empujón que Artic le dio, podía anteponerse, pero y era hora de que ese hombre tuviera una dosis de realidad. Cleo, por su parte, estaba un poco confusa por la reacción de Blanca, ¿Por qué se apartaría ella? ¿Por qué el rey no mataba a su hijo de una buena vez? ¿Por qué están tan relajados aun sabiendo lo que su hijo está por hacer? A nadie le gusta una persona que rompa sus promesas y menos cuando se trata de la Diosa. ―¿Por qué no me dejas matarlo? ―Vociferó Balto realmente furioso a su oído. ―“Hay algo que él ignora y eso será su perdición” ―Balto calló y confió en su mujer. ―La luna que ustedes tanto aman, quien juró protegerlos y ayudarlos, esa misma que se cree un ángel en la tierra, ha cometido el peor de los pecados. ―Los miró a todos y la confusión en ellos lo alentó más. ―Ella, aun teniendo a su pareja, ¡Aun
Lo que le contó Firel había sido un golpe duro para Blanca, ella no le quería creer nada de lo que esa mujer le dijo, pues ya la había traicionado y consideró que estaba tratando de aprovecharse de la situación, pero para Balto y Susan fue una verdad inédita.Pues el poder que tiene Blanca es digno de una alfa, las investigaciones se llevaron a cabo y todo lo que la esclava escuchó era real. Los Nakamura traicionaron a los Midetlon Yoshida y los llevaron a una rebelión donde pagaron con su vida, años después los Nakamura reclamaron el trono porque se suponía que Artic era el destinado de Blanca.Se hicieron del liderazgo a base de mentiras, pues el vínculo que lo une a Blanca no es más que hechicería negra y la vendieron en cuanto tuvieron la oportunidad mintiéndole a las personas que ella había huido porque lo rechazó.Balto estuvo ahí con su esposa, ella cayó en depresión y no quería saber de nada, solo deseaba olvidar y que esa ignorancia en la que estaba volviera para no sufrir po
El plan fue creado y la guerra estaba por empezar. La estrategia fue tan buena como siempre, primero se tenía que convocar a los aliados para ir con todo y para estar más seguros, debían hacer nuevas alianzas, por lo que debían viajar a Europa para cobrar uno que otro favor.Todo estaba yendo sobre ruedas hasta que Blanca exigió acompañarlos a lo cual Balto se negó al instante, ella está embarazada y debe cuidar de Lucius, pero ella no estaba dispuesta, quería enfrentar a su enemigo.―“No soy solo una madre, soy reina y una guerrera, no me puedes negar ir a batalla” ―Lo miró a los ojos. ―“Tengo tanto derecho como tú a pelear esta guerra, lo sabes”―Déjennos solos. ―Ordenó Balto mirando a sus hombres. ―¡Salgan! ―Gritó cabreado, Susan que sabía no se le podía cabrear más, se llevó a los hombres y los dejó a solas.―“¿Acaso estás loca?” ―Balto la miró molesto. ―“Estás embarazada y esta guerra será realmente sangrienta, ¿Por qué no te quedas aquí a salvo con nuestros hijos?”―“¿Y permitir