No tuvieron que hacer mucho para atraparme y mantenerme encerrada en la jaula que ahora mismo se volvió mi hogar, me entregué por propia voluntad sin demostrar mis habilidades de lucha o la capacidad que mi mente desarrolló para poder controlar a otros licántropos sin importar qué tan fuerte sea.

Apoyo mi cuerpo en esos barrotes que desde ahora deben volverse mis mejores amigos, porque una vez que sea liberada de esta jaula voy a hacer obligada a vivir el resto de los siglos de vida que me quedan encerrada como un animal.

Veo el paisaje memorizando así lo más hermoso que la naturaleza puede brindarnos, y que todas las razas se empeñan por destruir por guerras o conflictos absurdos que iniciaron hace siglos y cuyas causas ya se olvidaron.

Inhalo profundamente cerrando los ojos absorbiendo así cada aroma que se filtra hasta mi mente, deseo memorizarlo todo, hasta las criaturas más pequeñas e inofensivas.

Sé muy bien lo que me espera al bajar de este vehículo, no nos transportamos di