Punto de vista de autor.—Dedaleras, señor —comentó el investigar principal con frialdad—. Son las flores de las que proviene la digital, y Jane tiene una parcela completa de ellas en su invernadero.Estaban sentados en su oficina a la mitad de la jornada laboral, cuando el estrés de todo lo que había dejado en el camino en medio de sus constantes emergencias familiares se acumulaba lentamente sobre Dante, pero todavía no podía darle prioridad a nada más.—¿Estás seguro? —Dante se preguntaba cómo era posible que su juicio pudiera ser tan pobre. Si todo eso era cierto, si Jane había estado detrás de esos intentos de asesinato, entonces había confiado en un monstruo durante años, incluso por encima de su propio juicio.«Algo de alfa eres —pensó con amargura, engañado por una damisela que pestañeaba—. No mereces liderar a nadie».—Tranquilo, alfa —dijo el investigador—. Puedo ver hacia dónde te diriges, y te digo ahora que no ayudará en nada. Esto es más que instinto o juicio. Si ella es
Punto de vista de autor.A Selene le tomó un momento asimilar las palabras de Dante, especialmente con él sosteniéndola con tanta ternura. Quería rendirse ante la calidez reconfortante, pero, cuando su anuncio le llegó, se desenredó de su abrazo con rapidez y lo miró horrorizada.—¿Desaparecida? Pero dijiste… —tartamudeó sin poder hacer nada mientras buscaba algún tipo de lógica en esa locura—. Dijiste que Frank no le quitaría los ojos de encima.Dante frunció el ceño y le hizo un gesto al guardia en cuestión para que sacara a Jane de la habitación. Mientras la mujer maulladora era arrastrada, él explicó:—Él le preparaba el almuerzo. Las cámaras en el vestíbulo la muestran corriendo sola.La habitación giraba de forma positiva. Selene ni siquiera podía comenzar a procesar eso después de todo lo que habían pasado los últimos días. Su mente daba vueltas, tratando de resolver un plan de acción. Necesitaba encontrar a Romí lo antes posible. Necesitaba asegurarse de que estaba a salvo. Si
Punto de vista de autor.De repente, Selene se dio cuenta de que Sofía parecía terriblemente mansa los últimos días, no tan alterada como para sospechar que era su hermana, pero más tranquila que de costumbre.Tropezó en la sala de estar, donde sus cachorros jugaban a la lucha libre, haciendo los más adorables gruñidos mientras rodaban juntos, y dijo: —¿Niños?Cuatro cabecitas se asomaron, sorprendidas, seguidas por cuatro juegos de pies, que golpearon el suelo.—¡Mami!Kanu, Adán y Sofía cayeron en sus brazos en su patrón habitual, con una niñita entre sus hermanos. Solo Romí se quedó atrás, insegura de sí misma. Antes de que pudiera invitarla al abrazo, Sofia se estiró detrás de sí misma, se aferró al brazo de su hermana y la arrastró hacia dentro. Selene los besó a cada uno por turno y estudió sus rostros culpables.—Bien, ¿quién quiere decirme qué está sucediendo?Sofía y Kanu comenzaron a retroceder como si planearan dejar que sus hermanos explicaran su plan, pero Selene los det
Punto de vista de autor.Lo peor de todo ese calvario era que Selene no quería que se separaran más. Había planeado recuperar a Romí de Dante desde el momento en que la entregó, pero aún no había descubierto cómo hacerlo, más ahora que sabía lo apegados que estaban. Era tentador pensar en no llevarla de regreso, huir con ella allí y ahora y nunca mirar atrás. Después de todo, esa era la oportunidad que había esperado, y estaba tan enojada con Dante que estaba tentada a mantener a Romí consigo por despecho y por su seguridad, pero también recordó la mirada en su rostro.—Está bien, niños, solo denle a mami un minuto. —Se encerró en su dormitorio, salió a la terraza y llamó a Bella a toda prisa. Ella contestó después de unos pocos timbres—. ¡Hey, mujer! —Exhaló y trató de recuperar el aliento—. Tengo un problema.—¿Qué pasa? —cuestionó Bella alarmada.Selene tragó saliva e intentó descubrir cómo relacionar ese extraño giro de acontecimientos.—Los niños descubrieron que Romí es su herma
Punto de vista de autor.—¡Dante, por favor! —lloró Jane todavía acurrucada en el suelo. Sollozaba como una actriz en una telenovela.Si había estado enojado antes, su pelea con Selene lo había llevado al límite. Sus palabras lo hirieron profundo, sobre todo porque sabía que eran verdad. Todo eso fue su culpa. Sí, Jane era una mujer imperdonablemente cruel, casi sin corazón, pero fue él quien la dejó quedarse incluso después de saber lo que ella era. Los agentes del orden habían acordado que era lo mejor, pero ahora solo podía ver con claridad que lo mejor para su caso y para su hija eran dos cosas muy diferentes.—Deja de lloriquear en este instante —ordenó. Su voz atronadora resonó en la habitación—. Te quiero fuera de mi casa dentro de media hora. Todo lo que quede aquí después de eso será tirado a la calle.—¡No! No puedes. ¿No entiendes? ¡No tengo adónde ir!—¡Entonces deberías haber pensado en eso antes de abusar de mi cachorra! —ladró.—¡No lo hice! ¡Nunca la toqué! —exclamó—.
Punto de vista de autor. Su muñeca fue tomada con una mano grande y luego fue jalada hacia atrás con tal fuerza que se estrelló contra él. Selene se congeló no porque él la jaló bruscamente, sino porque ahora mismo, en ese momento, su rostro estaban solo a centímetros que sus respiraciones chocaban entre sí. Azul inteso, contra negro penetrantes. Su corazon latio conferozidad en su caja torica que ella estaba segura que se saldria de su pecho. —No siquiera lo intentes. Solo sobre mi cadáver —gruño el con frenesí. Fue cuándo sus sentidos volvieron en sí. Selene sé cubrió la boca con la mano, sorprendida y horrorizada de que Dante la engañara para que admitiera la verdad. La miraba con una expresión de puro triunfo. Su lobo brillaba en sus ojos mientras respiraba entrecortadamente. Selene sacudió la cabeza y empezó a retroceder. —Yo no… Eso no es… —Trató de pensar en alguna excusa. Dante ya estaba detrás de ella. Merodeaba hacia delante con gracia depredadora y mostraba sus colmi
Punto de vista de autor.—Estoy de acuerdo —contestó Dante con rapidez. La aturdió por completo—. Ella te pertenece, y deberías tener la custodia.—¿Qué? —indagó con incertidumbre, sin darle crédito a sus oídos.—Con mucho gusto te daré la custodia… —merodeó más cerca— si vuelves a casa, donde perteneces.Al darse cuenta de que quería que regresara y viviera con él de nuevo, Selene apretó sus manos en puños. —No te pertenezco.—Tú me perteneces —proclamó—. Tú y los otros cachorros. No quiero que nuestra familia se divida.—No —contestó al instante—. Quiero a Romí. Quiero llevarla de regreso a la manada Luna Oscura para poder finalmente seguir adelante con mi vida. Ha estado en suspenso por mucho tiempo.—¿Quieres quitármela? —El entendimiento hizo clic en la mente de Dante—. ¿Del único hogar que ha conocido?—Mi vida está en el territorio de Luna Oscura. —Se encogió de hombros.Él la miró de cerca. Sus ojos oscuros se agrandaron.—Este era tu plan desde el principio, ¿no? —Realmente
Punto de vista de autor.A Dante no le importaba lo que dijera Selene, ya que sabía que los cachorros eran suyos. Podía mentir hasta que su cara se pusiera azul, pero no lo convencería de que lo engañó con Eric.—Bien —masculló Selene sin siquiera detenerse a pensar en su pedido.Sorprendido, entrecerró los ojos hacia ella. Sonaba confiada y despreocupada ante la perspectiva de que se realizara una prueba de paternidad. De hecho, parecía ansiosa por hacerla.—¿Cuándo quieres hacerlo?Una semilla de duda se asentó en el estómago de Dante por primera vez, haciendo que sus entrañas se revolvieran y se enturbiaran con inquietud.—¿Lo harás? —cuestionó como un tonto.—Sí. Con mucho gusto te haré una prueba de paternidad, y cuando salga negativa, me llevaré a mi hija.A Dante se le ocurrieron dos cosas a la vez. Primero, ella ya había falsificado una prueba de ADN, por lo que podría estar mintiendo mientras asumía que podía hacer el mismo truco allí. Sin embargo, la segunda era que, si de v