Punto de vista de autor:::Adán y Kanu se pararon a ambos lados de la cama de Romí, lo que hizo que su atención saltara de uno a otro como una pelota de ping pong.—¿A qué se debió todo eso? —inquirió la niña medio dormida. —Estamos aquí con nuestra hermana. El doctor nos echó para que pudieran hablar con la tía Bella, pero la enfermera que nos estaba cuidando se «escapó», así que vinimos sorprendidos —explicó Kanu—. Soy Kanu —se presentó—, y este es Adán. —Soy Romí —contestó con timidez—. Ustedes se ven familiares.Adán sonrió. —Deberíamos. Ya conociste a nuestra hermana, Sofía.—¡¿La chica que se parece a mí?! —expresó Romí emocionada.Adán confirmó con un sonido. —Somos trillizos, o al menos pensamos que lo éramos. Creemos que tú también eres nuestra hermana. —¡¿Quieres decir…?!—Que somos hermanos —respondió con confianza—. Podemos traerla a saludarte cuando ella se sienta mejor. ¿Por qué estás aquí?—Mi corazón no funciona como debería —argumentó Romí en voz baja—. ¿Esto signi
Punto de vista de autor::¿Cuánto tiempo había estado orando para poder abrazarla de esta manera? ¿Que pudiera ser una madre para ella? La arropó en la cama con un tierno beso antes de salir del hospital con tranquilidad. Cuando por fin estuvo instalada en la privacidad de su auto, dejó caer las lágrimas y lloró todo el camino a casa. Era difícil recomponerse, pero no podía dejar que otros cachorros la vieran llorar. Eran tan inteligentes y sensibles. Sin duda, se darían cuenta de sus emociones intensificadas. Mientras caminaba hacia el elevador, limpió sus lágrimas, alisó su cabello en el espejo y trató de sonreír.«Romí va a estar bien —se dijo—. Todo va a estar bien».Sin embargo, cuando llegó al pasillo fuera de su apartamento, de repente olió un fuerte olor a alcohol y otro demasiado familiar.¡Dante! ¿Por qué él estaba allí?Se congeló donde estaba cuando apareció a la vista. Estaba apoyado contra la pared y su hermoso rostro, enrojecido por el alcohol. Él entrecerró los ojos un
Punto de vista de autor:Llegar al ático era como caminar directamente al pasado. No había estado allí en años. En primer lugar, nunca quiso volver. Todo parecía igual, al menos hasta que entró en el apartamento.Selene llegó a la puerta con una mirada de asombro en su hermoso rostro.—Eliza, ¿qué diablos estás haciendo aquí? —cuestionó a la defensiva. —Me temo que el príncipe Dante ha resultado herido —intentó argumentar con voz suave.—¡¿Qué?! —Ella lloró y presionó su mano contra su pecho. —Se cayó y se golpeó la cabeza. El médico lo está viendo ahora en casa de mi amiga Bella, pero mientras tanto necesito llevarle ropa limpia y artículos de tocador.Selene suspiró. —¿Qué diablos está haciendo en casa de Bella? —inquirió Jane—. ¿Cómo se cayó?Antes de que pudiera responder Selene, una mujer digna se deslizó por el pasillo. Era hermosa a pesar de su avanzada edad y tan elegante que Selene sintió envidia, pero se congeló cuando la vio. —¿Quién eres tú? —Soy Eliza Ferrer. Es un
Punto de vista del autor.—Bueno —reflexionó Romí en voz alta—, odia a los niños. Odia ensuciarse y ensuciarse con la gente pobre… Creo que, si somos ruidosos, desordenados y estamos encima de ella…—Se va a enojar mucho —completó Sofía.—Exactamente. —Romí estaba de acuerdo—. Y solo tenemos que asegurarnos de que papá esté allí cuando ella lo haga. —Pero ¿cómo podemos asegurarnos de que todos estaremos juntos de nuevo? —preguntó Kanu—. Mamá claramente no quiere estar cerca de papá. —Si puedes manejar a mami —comenzó Romí—, puedo manejar a papá.—Podemos hacer esto —comentó Adán—. Nosotros solo tenemos que trabajar juntos. ¿Trato?Los cuatro cachorros se miraron antes de asentir con la cabeza. —Trato. ****—No puedes esconderte para siempre, Selene —le dijo Bella con naturalidad. Su voz sonaba distante por teléfono.—No para siempre.Selene estaba de acuerdo. Le habló en voz baja y esperó a que los cachorros estuvieron demasiado distraídos para prestar atención. —Solo hasta que
Punto de vista del autor.Dante volvió su mirada a Eliza. Una sensación de triunfo se construyó en su pecho.«Mami… Justo como pensé. Después de todo, claramente estos no son los cachorros de Bella».Si Eliza se dio cuenta de que su hija acababa de revelar su engaño, no lo demostró, ni siquiera lo miró, porque toda su atención estaba en su cachorra. Cruzó la cocina, levantó a la niña y tarareó con simpatía.—Pobre bebé, has tenido demasiada emoción esta semana.La niña lo observó con los ojos muy abiertos y se acurrucó más cerca de su madre, pero también con una curiosidad inquebrantable.—Hola, pequeña —la saludó Dante con calidez y, por instinto, se acercó—. ¿Cuál es tu nombre?Los brazos de Eliza se apretaron alrededor de la niña cuando él se acercó, demostrando aún más sus instintos maternales.—Soy Sofía.La cachorra bostezó, descansó su mejilla en el hombro de Eliza y lo contempló atenta.—Lo siento si tu mami y yo te despertamos, Sofía —se sinceró. Deseaba con desespero acercar
Punto de vista de autor.El bajo profundo de Dante resonó en sus oídos; envió escalofríos por su columna e hizo que sus rodillas temblaran. Al principio se dijo que solo lo imaginó, pero luego el silencio palpable que se cernió entre ellos se volvió demasiado pesado para negarlo. Imagenes de aquel dia doloroso que marco todo su existencia, aparecieron frente a sus ojos.Un dolor punzante atraveso su pecho y tuvo que luchar para no derramar ni una solo lagrima.Ella no queria que el sospechara por su cambió de ánimo, asi que suspiro y trató de actuar con indiferencia.—¿Quién es Diana? —preguntó sin molestarse en darse la vuelta.—¿De verdad vas a seguir jugando este juego? —Sonó tan enojado como nunca lo había escuchado. —Estoy segura de que no sé de lo que estás hablando. —Clavó sus talones.—Como si no supieras lo que pasó la última vez. —Arrastró las palabras.Sus pasos se acercaron.—Ya te lo dije, te caíste —le recordó, decidida a ceñirse a su historia a toda costa.Lo último q
Punto de vista de autor.—Por supuesto que no —negó—, pero estoy diciendo que te vendrían bien algunos buenos golpes en la cabeza si aún crees que esto es apropiado.Dante se acercó sigilosamente, se elevó sobre ella y adoptó una mirada lasciva. Se veía tan peligroso en ese momento que cada instinto lobuno que poseía Selene le rogó que se rindiera. Por fortuna, Bella pareció sentir su débil determinación. —Bueno —interrumpió su amiga—, ¿por qué no nos vamos todos a la cama antes de decir algo de lo que nos arrepintamos? Podemos retomar esto en la mañana.Selene miró a Dante y se dio cuenta de que no quería dejar de pelear. Estaba claro que él tampoco. Se divertían demasiado. Al mismo tiempo, sabía que en cada instante que mantuvieran eso era una amenaza para ella. Necesitaba deshacerse de Dante más temprano que tarde.—Acordado. —Y Selene se giró hacia el dormitorio.Dante nunca estaba de acuerdo con ellos.Sintió sus ojos en ella hasta que cerró la puerta a su espalda. No necesitaba
Punto de vista de autor.A pesar de su fanfarronería, Dante, realmente le dolía la cabeza después de resolver la terrible experiencia con Jane y la reportera. Selene estaba tan agradecida de que hubiera intervenido que ni siquiera se quejó cuando él le dijo que se iba a acostarse un rato, aunque aún podía escucharla hablando en voz baja con Bella después de que cerrara la puerta.—¿Qué pasó? —susurró Selene.—Es como él dijo —respondió Bella—. El médico dijo que sería mejor si se quedaba aquí para descansar unos días. No confío en que Dante de verdad descanse si se va a casa.—Eso es una tontería —siseó Selene—. Dante debe haberle ordenado al doctor que dijera eso.—Si lo hizo o no, en serio no importa —argumentó Bella en voz baja—. Él es el príncipe alfa heredero, un Alfa real o como le quieras llamar la cosa es que pertenece a la realeza. No podemos refutar sus órdenes ni las del médico. Solo tenemos que hacer las paces con eso.—No puedo tenerlo aquí con los niños —murmuró Selene n