Omnisciente

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La mirada de Eduard estaba llena de acidez mientras escuchaba como aquellos hombres que antes querían a su hija tanto como para ofrecer a sus hijos, se burlaban de la situación y era algo que no le tenía de buen humor. Para él su princesa era muy importante en su vida, era su luz y quien llevaba su corazón desde el día en que nació, aún tiene presente en sus recuerdos la primera vez que la cargo en sus brazos.

Una alegría lo recorrió al ver como los ojos brillosos de su única hija lo miraban, escucho la primera risa de su hija y eso lo hizo perderse. Era lo más hermoso de su vida. Un tesoro que quería proteger dentro de una caja de cristal, su Gea era tan especial y no soportaba ver que otros la trataran como un juguete.

No midió sus fuerzas, tampoco estaba lucido cuando tomo con sus manos el cuello de uno de esos hombros. Lo estrangulaba con una fuerza que aterro a todos a su alrededor, la ira recorría sus venas en ese momento.

¿Cómo se ríen de su princesa?

Su mira