White se quedó al lado de Xana después que el doctor se hubiera retirado. Sentado en el borde de la cama su mirada no podía apartarse del rostro de la humana, y miles de pensamientos pasaban por su cabeza.Y si, externamente ella parecía bien, muy sana, pero mirando las marcas en sus muñecas, y las ojeras debajo de sus ojos, y sin querer mencionar su daño interno, ella no estaba bien.Él nunca la había dejado explicarse, nunca la había escuchado, simplemente había sacado sus propias conclusiones y asumido los hechos. Y ese sentimiento de venganza se había incrementado con el paso del tiempo y viendo que sus cachorros crecían sin una madre a su lado.Bien sabía lo que se sentía que sus cachorros con los ojos llorosos se acercaran a él y le preguntaran con voz apretada porque no tenían a una mami como los demás cachorros de la manada. Y eso había hecho que su corazón tuviera aún más resentimiento.Sus dedos apretaron los de ella entre sus manos sin hacerle daño.-¿Qué voy a hacer contig
Dolía, dolía mucho, más de lo que cualquiera pudiera imaginar. Un dolor tan fuerte que le quitaba el aliento. Junto a una soledad que simplemente era abrumadora. Porque ahora.. estaba solaXana ya no tenía razón alguna para seguir luchando, por seguir queriendo alcanzar algo que simplemente no lo quería. No había nada a lo que aferrarse. Ella ya no tenía un propósito, y estaba tan vacía que cuando abrió los ojos ni siquiera pudo llorar. Ya no quedaban lágrimas.El techo sobre ella era diferente mas no le importó, la cama debajo era suave a diferencia de donde estaba antes, tampoco fue relevante, había un olor agradable a su alrededor, eso ni siquiera la inmutó. Nada, nada le llamaba la atención. El mundo para ella había perdido su brillo y solo una había una tristeza invadiendo cada parte de su pecho.Las palabras de sus cachorros resonaban una y otra y otra vez, así como sus miradas, como si fuera la peor persona del mundo, como si los hubiera botado en la basura y olvidado de ello
DesesperaciónEra un sentimiento terrible para los lobos, sobre todo cuando estabas de manos atadas y por más que hicieras algo no encontraba solución. Y así estaba White en ese momento. Intentando revivir a su mate que no mostraba signo de despertar en absoluto y él sentía que cada vez más la perdía. El cuerpo de ella se ponía cada vez más frío.-Xana, por favor- decía con los dientes apretados sin darse cuenta que por una de sus mejillas corría una lágrima. Nunca pensó que ver morir a su mate justo en sus brazos fuerte tan, pero tan doloroso.Sin embargo, no se rindió. No lo haría. No la perdería de nuevo, aun cuando fuera su culpa que ella hubiera terminado así.-Alfa- unas manos detuvieron sus muñecas y le hicieron alzar la cabeza gruñendo- Alfa, cálmese- era el doctor.White alzó la cabeza donde el cabello se había alborotado y le cubría parte de su rostro. Negó y siguió presionando, sentía que si lo hacía sería todo para ella y la perdería.-Use el poder de su vínculo- el doctor
Separarse de Xana, sobre todo después de lo ocurrido, fue de las cosas que más trabajo le dio a White en los cuatro días venideros después del incidente. Como todo alfa tenía tanto responsabilidades relacionadas con la manada, así como las que tenía como padres. Sus cachorros ya habían notado su extraño comportamiento, así como olido el olor de ella sobre su cuerpo.Y aunque al inicio no querían acercarse a él, White les había dicho que después hablaría con ellos más detalladamente, aunque no sabía cómo tocar el asunto. Había que esperar a que Xana despertara de una vez. Algo que no había hecho.En las noches se acostaba en la cama junto con ella y la abrazaba llenándola de feromonas.La había trasladado a su cuarto y cuando él no estaba se quedaba el doctor o hasta Sky con ella vigilando que si despertaba no fuera a cometer otro acto contra su vida. Había costado mucho, pero mucho que ella regresara a él. Casi no lo había logrado. Ahora que la tenía de vuelta consigo no la dejaría ir
-AAAAAHHH- un grito desgarrador inundó toda la habitación.-Puja, tu puedes- una voz femenina dio aliento.-Duele- otra respondía en medio de jadeos y llanto para después gritar de nuevo.El vientre abultado se movía de un lado a otro de forma anormal casi como queriendo desgarrar la piel desde adentro. La mujer estaba empapada en sudor junto a su cabello dorado todo pegado a su frente, su piel erizada por completo, la sábana debajo de ella manchada de sangre, y aun así no había atisbo de esperanza que diera a luz. Y es que era natural… lo que llevaba adentro no era un bebé humano.Jadeó con fuerza con las lágrimas empañando su vista e intentó mover sus manos de forma forzosa, pero estas se encontraban amarradas tan reciamente que sus muñecas tenían un halo rojo y las sogas que la aguantaban tenían rastros de sangre.-Ahhhhhh- Xana gritó para después apretar sus labios, llorar y gritar no la sacaría de ese momento tan tortuoso. Se concentró y respiró profundo a pesar de las olas de do
La prioridad eran sus cachorros, esos que gemían en la pequeña cesta en sus brazos envueltos en un paño para que no le diera el aire frío.Xana corría sin mirar atrás a pesar del dolor desgarrador de su interior. Después de haber dado a luz normalmente debería descansar, dormir, amamantar… bueno a sus hijos que en este caso no eran humanos sino dos pequeños cachorros de lobo, en cambio atravesaba el bosque huyendo de su pueblo que solo quería matar a sus hijos, hijos que habían sido concebidos debido a ellos mismos. Ahora querían limpiarse las manos.Ah, estaba tan agotada de todo, desde niña siempre había sido así, su destino siempre dependiendo de los demás, y solo cuando recibió un poco de afecto aún si era ilusorio en los brazos de aquel… lobo, estimulado por el celo había sentido que su vida podría terminar tranquila, pero no… ahora estaba allí corriendo con tal de salir de aquel lugar, poner a salvo a sus hijos y no ser atrapada.Xana no supo cuando tiempo corrió, pero tuvo que
Debía estar cerca. Era lo que se repetía Xana una y otra vez con cada paso que daba. Su cuerpo estaba llegando al límite y realmente deseaba descansar, pero eso era un lujo que no podía darse, sobre todo cuando sus cachorros dependían de ella. Al menos ya había dejado de sangrar, pero necesitaría una limpieza urgente en cuanto encontrara agua.Escuchaba un río cerca y eso le hizo palpitar su pecho. Sabía la geografía de la zona debido a sus aventuras cuando era joven y este era el límite entre el territorio humano y el de los lobos, una vez cruzara este estaría a salvo y más cerca del padre de sus hijos.Y necesitaba que fuera pronto. Sus pies se arrastraban por la tierra debido a la falta de comida y agua después de dos días y medio caminando y además alimentando a sus crías. Si a eso le sumaba que acababa de dar a luz y de la hemorragia que le siguió, solo su voluntad de madre la mantenía en pie.Avanzó con la esperanza de llegar al territorio lobuno. Desde tiempos que ella ni siqui
Los cachorros se removían incómodos en la cesta con sus patitas intentando buscar el calor de su madre. Había mucha humedad, frío y no podían sentirla cerca. Tenían hambre, ansiaban su cercanía, pero por más chirridos que hicieran no la encontraban, simplemente se rozaban entre ellos, pero no la piel de quien los había traído a la vida. La conexión entre la madre y sus cachorros era algo que no se podía comprender y estar lejos de ella solo los hacía sufrir.Chillaron y lloraron llamándola para que viniera por ellos. Aun así, no hubo rastro de su calor, hasta que sus lloriqueos fueron disminuyendo cuando una nariz grande y húmeda los rozó y los olió. Los cachorros dejaron de chillar y se giraron hacia este nuevo ser que olía muy bien y que les dio la tranquilidad que ellos querían. Al tener sus ojos sellados no podían ver quien era, pero sus olfatos no los engañaban.Se removieron y esta vez los chillidos fue de emoción. Sus patitas se removieron para tocar este hocico que los estaba