Los brazos del alfa la abrazaban con fuerza, al sostenían como si ella fuera lo más importante de su mundo. Xana podía sentir su corazón latir con fuerza en su pecho, y la tensión de los músculos de su gran cuerpo. No sabía cómo la había sacado, tampoco era lo importante. Allí lo realmente relevante es que si… esta vez… White había llegado a tiempo.

Si en el pasado hubiera ocurrido así tal vez las cosas hubieran sido diferentes, muy diferentes, pero el pasado no se podía cambiar, solo quedaba vivir el presente y esperar el futuro. Y Xana no se quejaban.

Con las pocas fuerzas que sentía alzó sus brazos y le correspondió el abrazo sintiendo como él la apretaba más fuerte contra él y le dejaba un beso en la frente.

-Volvamos- le dijo White con la voz ronca.

Xana simplemente asintió antes de mover su cabeza buscando a su cachorro. Este estaba en los brazos de uno de los lobos mirando dudoso, de saber si interferir dado que estaba seguro que su padre se molestaría por todo lo ocurrido.

-Mi