CAPÍTULO 34: HUYENDO DE LA VERDADSavannahEl aire se espesa de golpe. Mis dedos se cierran en un puño sobre la tela de la colcha, y mi mente busca una respuesta que no delate lo que guardo con tanto esfuerzo. Lo miro, queriendo transmitir una certeza que no siento, y mentir con una seguridad que no poseo.—¿Por qué tanta preocupación? Ya nos divorciamos —respondo intentando sonar despreocupada, pero mi voz tiembla en el último segundo.La frase suena como una barrera frágil que sé que Logan podría atravesar con solo mirarme. Y entonces ocurre, mi voz tiembla, justo al final, y veo cómo se le endurecen los ojos. No necesita decir nada; la decepción se refleja en cada línea de su rostro. Sé que eso le duele en el ego, lo veo en la manera en que su cuerpo se tensa, en la manera en que sus manos se crispan a sus costados.—No creas que soy estúpido, Savannah —su voz es más baja, más peligrosa—. Tú y yo nos acostamos.Trago con fuerza y aparto la mirada, sintiendo que mis barreras se debil
CAPÍTULO 36: DUDA RAZONABLELoganMe bajo de la camioneta de Tony en el hospital del pueblo acompañado por mis hermanos. Tony y Davina están a mi lado, sus rostros reflejan la misma preocupación y agotamiento que siento yo. El miedo por nuestra abuela; la matriarca que nos crio con más fuerza y amor del que merecíamos, se me agolpa en el pecho. Entro al hospital y el olor a desinfectante y angustia me llega a la nariz, recordándome aquel horrible momento en el que perdimos a nuestros padres.La situación aquella vez había sido diferente y yo solo era un muchacho de veinte años. Davina era una bebé y mis demás hermanos apenas eran adolescentes o niños. Sin embargo, mi nivel de responsabilidad en esto se siente igual.Nos acercamos al mostrador de recepción y, tras unos momentos de espera interminable, un médico de rostro severo aparece y nos explica que ya han estabilizado a la abuela, pero el infarto que sufrió es grave y requiere una operación que no pueden hacer aquí. Necesitamos tr
CAPÍTULO 37: YA LO SABESavannahEl sol de la tarde brilla con intensidad sobre el agua cristalina de la piscina, y el aire huele a flores frescas y a la brisa cálida de verano. Me recuesto en la silla junto a la piscina, con una bebida sin alcohol en la mano, dejando que el mundo alrededor se disuelva en el murmullo del agua y las hojas meciéndose. Me he esforzado tanto por recuperar esta tranquilidad, por rodearme de la comodidad que siempre había conocido, aunque nada se siente igual. Cierro los ojos, intentando ignorar el vacío que se esconde en los rincones de mi mente.Pero de pronto, un recuerdo se filtra entre las rendijas de mi conciencia: el campo verde y abierto de la granja de Logan, el relinchar de los caballos y el suave mugido de las vacas al amanecer. Acaricio mi vientre instintivamente, aunque todavía no se nota nada. Suspiro, sintiendo una nostalgia que no quiero aceptar. Estoy de vuelta en mi mundo, rodeada de lujos, comodidad y dinero, pero una parte de mí extraña
CAPÍTULO 38: SÉ MÍA PRONTOSavannahEl agua gotea de mi cabello y resbala por mi rostro, pero apenas lo noto. La distancia entre nosotros es mínima, y Logan me sostiene de la cintura, sus dedos se sienten cálidos y firmes a pesar del agua fría que nos rodea. El silencio entre nosotros es denso, y el aire se siente cargado de algo que no puedo nombrar pero que late en mi pecho como un tambor. Me siento atrapada en un déjà vu, un recuerdo que me transporta a otra noche, en otro lugar, donde el deseo y la confusión se entrelazaron en una decisión que lo cambió todo. Pero esta vez no voy a ceder, no voy a ser tan estúpida.Nuestros rostros están tan cerca que siento su aliento mezclado con el mío. Mis labios tiemblan, más por la proximidad que por el frío. No sé cómo llegamos aquí, no sé qué me impulsa a quedarme en vez de apartarme de una vez.—¿Por qué haces esto? —le susurro, mi voz es apenas un hilo que se pierde en el eco de la piscina. Mis ojos buscan respuestas en los suyos, en esa
CAPÍTULO 39: LA ÚLTIMA ESTOCADALoganRegreso a casa con la mente hecha un nudo. Me cambio de ropa para despojarme de la humedad y el frío que se aferran a mi piel. El aire en la granja es denso y silencioso, solo roto por el crujido de las tablas bajo mis botas. No tengo tiempo de detenerme; me sacudo los pensamientos de Savannah y me enfoco en lo que importa ahora. La abuela está en el hospital y necesita a su familia.El camino de regreso al hospital es un borrón, un viaje que he hecho tantas veces en estos últimos días que ya no necesito pensar en las curvas de la carretera. Al llegar, Tony y Davina me esperan con los brazos cruzados, puedo ver la preocupación tallada en sus rostros, pero también hay algo más cuando me miran: reproche.—¿Dónde demonios has estado, Logan? —pregunta Tony en voz baja, pero afilada. Davina solo me mira con los ojos muy abiertos, anhelando un abrazo mío.Sin decir nada, corre a abrazarme.—Tenía algo importante que hacer. —Y no es mentira. Enterarme qu
CAPÍTULO 40: UN TRATO POR MI ALMASavannahLa noche envuelve la mansión en un silencio inquietante cuando salgo de mi habitación. No puedo evitar sentir el corazón oprimido y la mente revuelta tras las últimas horas. Todavía ronda en mi cabeza lo que dijo William en mi habitación… Adelantar la boda… ¡joder!, ni siquiera quiero casarme con él.Camino por los pasillos que antes me hacían sentir segura, ahora son como barrotes de una prisión de oro. Sé que dije que no dejaría que mi padre controlase mi futuro, pero aquí estoy, avanzando hacia su oficina como una niña que sabe que la regañarán, aguardando lo que tiene para decirme. Me detengo un momento, respiro hondo, y empujo la puerta de su oficina, pero no ingreso de inmediato, me quedo paralizada por un momento, considerando seriamente salir huyendo.—Entra, Savannah.La voz de mi padre es firme y sin rastro de calidez. Me deslizo adentro y lo veo sentado tras su imponente escritorio de caoba. Sus ojos fríos y calculadores están clav
CAPÍTULO 41: NO MIENTRAS RESPIRELoganCamino a zancadas, con los puños apretados y los músculos tensos como cuerdas a punto de romperse. La ira hierve bajo mi piel y la idea de confrontar a Peter me impulsa a avanzar como un toro que ve rojo. No puedo creer que tengo al frente al mismo Peter. Alguien que alguna vez fue mi mejor amigo, mi hermano más cercano. Con él pasé muchas cosas y pensé que siempre pondría a la familia primero, igual que yo.Cuando finalmente llego al auto, veo a mi hermano ayudando a Charlotte a entrar rápidamente al auto. Enseguida cierra la puerta tras ella y voltea a verme con una sonrisa arrogante. ¿Este es el mismo Peter al que ayudaba a cambiarle los pañales?Sin dudarlo, agarro a Peter por la camisa y lo empujo contra el auto con fuerza. Siento cómo mis dedos se clavan en la tela y la piel, el sonido seco de su espalda choca con la puerta de metal mientras algunos curiosos nos miran desde lejos.—¡Habla de una maldita vez, Peter! —le exijo, mi voz grave s
CAPÍTULO 42: EL DÍA DE MI BODASavannahUna semana… no puedo creer que mi padre haya logrado organizar toda esta boda en una semana. A pesar de que puse mil trabas, el lugar, la cantidad de invitados, la comida, mi vestido. Hice todo lo que pude para intentar retrasarlo, pero aun así, él logró cumplirme hasta el último de mis caprichos.Por más que quiera no voy a poder escapar del trato que hice con él. Me encuentro sola en la habitación de la casa, miro hacia la ventana donde ya la gran mayoría de los invitados están reunidos en las sillas. No puedo creer que me vaya a casar de nuevo… y otra vez, será porque mi padre me lo impone.De pronto la puerta se abre y me quedo en shock al ver quién entra.—Abuela… —digo soltando un suspiro.Hacía años que no la veía. Ella no me sonríe como lo hubiese hecho la abuela Helen. En cambio, me mira con severidad.—Hola Savannah. Te ves radiante —dice, pero su cumplido está lejos de hacerme sentir bien.—No pensé que fueses a venir.—Tu padre lo hi