Él también me miro unos segundos y respondió: —No primero vamos a dar un recorrido por el yate y después hablamos de eso —extendió su mano, pero antes me comí otro sushi y me termine de tomar mi segunda copa de champaña, después limpie mi boca con una servilleta… tome su mano y entramos a la sala del primer piso, donde hay varios sofá blanco caminamos un poco más y también hay un bar. La claridad entra por las grandes ventanas, seguimos caminando y subimos al segundo piso ahí está otra piscina y unas asoleadoras dónde uno se puede acostar a tomar el sol. Salimos de ahí y vamos por un pasillo donde hay varias puertas de unas finas maderas, el piso está cubierto por alfombra y subimos unos cuatro escalones. Él se acerca a una puerta de metal escribe un código y está se abre, apenas ponemos un pie adentro las luces se encienden, frente a nosotros hay otra sala con un sofá, un pequeño bar y una nevera ejecutiva, seguimos caminando y la puerta de metal se cerró sola. Él caminó hacia u
Ignacio Camila se mantiene en silencio y abrazándome a estado rechazándome porque seguro le gusta bastante el maldito de German Palacios, desde que llegué de París estaba como un ciego y no quería ver la realidad, me separo y la miro fijamente la conozco también que juraría que ella está pensando en él maldito pandillero ese, y yo no me dejo robar lo que es mío y si no le e reclamado lo de German es porque no la traje para eso… Tocan la puerta de mi dormitorio —Ya vuelvo mi pecosa —cuando abro es uno de los empleados del yate —Joven ya está listo la moto… —Gracias —antes de traer a mi pecosa a la habitación mandé preparar la moto de agua para irme a pasear por el mar con ella… Después de a hablar con el hombre cierro la puerta y me devuelvo, pero primero voy a la habitación, en un mueble que esta cerca de la gran ventana hay un pequeño bolso, lo abro y saco un frasco de protector solar a Camila a veces se le olvida usar el protector y me imagino que como no sabía que veníamos a Mi
German PalaciosMuchas cosas tengo que pensar y decisiones que tomar, ya lave mis dientes así que coloco el cepillo dental en la cajita dónde va y salgo del baño de mi habitación, porque me voy a dormir, pero antes reviso mi móvil y no hay ningún mensaje de Camila hoy es sábado y ella no ha dado señales de vida. Se que no es su obligación escribirme y contestarme los mensajes pero quisiera saber ¿Qué hace? ¿O cómo está? Le timbro cómo décima vez y suena la contestadora. Levanto mi cobija y me voy a dormir. … Un sonido me despierta, se que es mi móvil, extiendo mi mano y lo tomo de la mesa de noche miro la hora y son la dos de la mañana y lo revisó para ver si es Camila y no es John. Le contesto —¿Por qué me molestas a estas hora? Se escucha el sonido alto de la música. —Préstame veinte mil dólares estoy en el club si no pago no me dejaran ir. Abro mis ojos molesto. —¿Qué carajos veinte mil dólares? ¿le compraste trago a todo el club? —No me regañes German y préstamelo, tú sa
Mi cuerpo se debilita al punto de que me sostengo del barandal, porque todo me da vueltas y siento unos brazos rodearme sosteniendo mi cintura para que no me desplome.—¿Te pasa algo? —pregunta con un tono de voz preocupado.—No sé, me mareé. —respondí débilmente llevando mi mano a su hombro para sostenerme de él.Él coloca su mano detrás de mi espalda y la otra debajo de mi pantorrilla y me carga. —¿Ah dónde me llevas? —pregunte un poco mareada.—Ah tu habitación, creo se te bajo la azúcar porque estas muy pálida —entramos y él me deja sobre la cama.—Ya vengo voy a traerte un vaso de agua con estevia. German se me confeso el día que me fue a visitar y me pidió la oportunidad de que fuéramos novios y yo le dije que me dejara pensarlo. Por el rechacé a Ignacio, no voy andar con los dos al mismo tiempo, me quiero decidir por el músico, cuando vuelva a Nueva York le daré la respuesta. Y que pase lo que tenga que pasar… esa es la voz de mi conciencia.Ya me estoy volviendo loca.
Aviso capítulo para adultos, si no le gusta esto esperen el siguiente.Ignacio La abrace fuerte, para sentir que esto es real y que no es un sueño, que ella está aquí conmigo sentada en mi regazo, dándome esa mirada de ternura con la que siempre solía mirarme, acarició su cabello rubio, ese que dejó de trenzar cuando cumplió los doce años de edad, porque según ella eso la hacía ver más niña.Nunca me imaginé que podría conocer el amor al lado de Camila, ella saca a la luz mi lado más cursi, ese que ni yo sabía que existía en mí y que solo se activa por ella. Unos minutos después ella se, se para de mí y nos miramos, acarició mi cara con una sonrisa y yo llevé mis manos hacia su cintura —Levántate que nos vamos —le dije y lo hizo. Cuando nos levantamos, la conduje hacia la cocina para buscar dos copas y la botella de champaña, cuando entramos estaba oscuro, porque los empleados ya se marcharon a dormir, no sé veía casi nada así que saqué del bolsillo de mi jean mi móvil y le encend
CamilaAbro los ojos lentamente, estiro mi mano un poco hacia el lado de mi novio, pero como siempre no está, él y sus costumbres de pararse temprano. No es que me moleste, es solo que me gustaría despertar y ver su cara y abrazarlo, pero que hago ni modo ya se fue. Me siento y estiró mis brazos hacías arriba, me duele todo el cuerpo, incluso esa zona entre mis piernas y no entiendo por qué, digo ya no soy virgen, pero lo peor de todo es que cuando estoy haciendo el amor con Ignacio nada me duele, soy tan pervertida que solo quiero que me siga dando más duro… La puerta se abre y él entra ya vestido con su jean negro y una camisa de cuadros negros y verde toda desabotonada dejando ver una franela blanca de algodón que lleva abajo y me gusta cuando se viste así, porque ese es un estilo parecido a la moda… de los chicos coreanos… Se acerca y está perfumado, carga una bandeja de comida en las manos sonríe al verme y coloca la bandeja en la cama cerca de mí. —¿Cuándo será el día
German Subo al segundo piso y abro la puerta y ya están todos los niños sentados en sus pupitres, al mírame que llegó, se levantan y educadamente saludan. —Buenos días maestro —escuchó el unísono. —Buenos días ¿Cómo se están portando? —les pregunto con una sonrisa. —¡Bien maestro! —responden todos al unísono otra vez. —Hoy practicaremos una pequeña partitura. Dejo mi maletín encima de mi escritorio y me acerco a la pizarra, tomó el marcador y escribí la pequeña partitura que ellos deben copiar en su cuaderno de música, mientras los niños están sentados en su pupitre copiando yo me siento un rato en una silla frente a mí escritorio, doy clases de música a niños de seis a ocho años los fines de semana. En una escuela sin fines de lucro, la fundó Margaret hace quince años, ella se ha dedicado a abrir varias fundaciones de música en Londres y otras aquí en los Estados Unidos. Uno a uno de los niños y niñas fueron pasando al frente de la pizarra, para interpretar la pequeña partitu
Elior Un mes después de ese segundo encuentro con Amelia en ese restaurante quedé un poco absorto en los pensamientos del pasado y seguro de una sola cosa y es que quería a esa insoportable mocosa lejos, pero bien lejos de mí… Él día de mi cumpleaños Amelia fue a mi fiesta no me la esperaba ahí, porque ella también me odiaba, así que cómo algo normal, discutimos si la iba a sacar de ahí, pero me calmé por Bradley e Ignacio que como buenos amigos trataron de tranquilizarme, me la lleve al despacho de mi padre a la fuerza mientras íbamos discutiendo por ese camino. Flashback Entre al despacho con ella… Ignacio y Bradley también ellos se sentaron en el sofá, el rubio de ojos azules a revisar su teléfono y el tigre a jugar con una consola de videojuegos que había dejado hace días en mi mansión, es de color azul y Camila tiene una de color rosado él se la regalo porque ellos son pareja en un videojuegos. Me concentro en mirar a la chica de ojos azul cielo, que viste con ropa anticuada