Al día siguiente, ya estoy en la universidad, no sé que me esperes hoy, solo sé que voy a continuar con mi plan, me voy graduar y compraré una linda casa para mi madre. Quiero alejarla de la familia Besnier y también mantenerme alejada de ellos ¿Para que buscarme un problema sin necesidad? Es que creo que la presidenta es peligrosa, no le tembló la mano para matar al padre de Ignacio, entonces que quedará para mi madre y para mí. Durante el día vi tres materias y fui a la biblioteca con Miguel, ahora tenemos muchas tareas que hacer creo que lo poco que tenga libre en mi trabajo me la pasaré con mi cabeza metida en un libro estudiando. Al medio día voy con Miguel a la cafetería, no está ni Bradley ni Elior. Solo los veo tres días a la semana, porque nuestros horarios de clase son muy diferentes. Cuando llegó a la cafetería pido en el mostrador mi almuerzo, uno de cuatro dólares, si aquí los almuerzos van de cuatro a cincuenta dólares Miguel y yo compramos el más económico. Nos sent
Camila No termine de comer, es que se me quito el hambre unos diez minutos después que se fue el cretino, recogí mi morral y me dirigí hacia la salida… Lucas y Miguel están afuera me preguntaron que me dijo él y les mentí diciéndole que puras tonterías no les quise decir que él me invitó a salir, bueno yo a eso no le llamaría una invitación sino cumplir con una obligación. Si no les dije porque seguro van a decir que no, que ellos aceptaran ser las mascotas de ese cretino. …. En la noche cuando ya estoy en mi habitación llamé a Bradley, pero su teléfono salía apagado, luego llamé a Elior, pero me contestó Amelia y me dijo que no ha llegado y que olvidó su móvil en el apartamento de ella y que lo llamarás más tarde. Lo hice porque quería decirle que German me está acosando pero eso implica decirle también que hace días nos besamos. Y la verdad me da vergüenza contar esa parte porque ellos lo odian y no sé qué van pensar de mí. Ni siquiera creo que se lo pueda decir a Ignacio si yo sé
Camila—Bueno vamos a comer indigente —responde con ironía, me siento, le doy mi copa de vino.—Pruébalo —le digo.—¿Qué? —pregunta de una manera ofendido.—No confío en ti, pruébalo que se yo y le echaste algo.—Sí, claro te quiero drogar, muero por tocarte y besarte las tetas esas que ni se te ven, eres tan plana que parece que tuviera el pecho de un hombre ¿Seguro que eres mujer?—Eres un cretino —respondo molesta mientras hundo el tenedor fuertemente en la langosta.—Él se ríe —prueba un sorbo de mi vino y dice: —Indigente quieres que también pruebe tu comida debe haber kilos de droga ahí también —responde sin borrar su linda y estúpida sonrisa.Lo ignoro, pico un pedazo de langosta y me lo llevo a la boca, dandole una mirada asesina.Un rato después, me comí la mitad de la comida y me tomé dos copas de vino yo siempre como mucho, pero no lo haré delante de él para que no piense que soy una muerta de hambre. Cuando salía a comer con Ignacio era diferente él se comía la mitad de s
IgnacioMe coloco mi chaleco negro encima de mí camisa blanca de botones, rocío mi perfume y me miro al espejo mientras peino mi cabello con las manos, no me gusta que se me vea tan acomodado.Hace días me llamó el especialista que ve a mí abuela para darme la buena noticia de que me aprobaron el traslado de ella a los Estados Unidos, eso era lo que estaba esperando para poder volver.Salgo de mi habitación y Franco me estaba esperando afuera con seis hombres de seguridad, —¿Dime qué ya se fueron por favor?—No joven ellos insisten en entrevistarlo —aprieto mis labios porque eso me cabrea, tengo cosas que hacer como ir a ver a la abogada y pasar por la clínica para visitar a mi abuela.—Tengo una idea joven ¿me permite compartirla? —dice Franco lentamente.—Cuéntame —respondo en un tono seco y serio, porque lo último que quiero, es a la prensa encima de mí como si fuera una celebridad, lo miró atentamente.—Rogelio es él más joven de los de seguridad y además es rubio, si lo vestimos
Ignacio—Los socios, no lo quieren como presidente de las empresas Besnier, incluso ya hasta tienen su propio candidato para proponerlo como presidente.Me quedo estupefacto pero no entiendo porque no me quieren que le he hecho, estudió administración, soy un excelente estudiante hablo tres idiomas. Desde niños me he preparado para esto porque es mi sueño ser el presidente del grupo Besnier y mi otro sueño es pasar el resto de mi vida con mi pecosa.—¿Por qué no me quieren? —preguntó lentamente frunciendo el ceño.—Tengo entendido que es porque usted permaneció mucho años en los Estados Unidos al punto de que ellos lo ven como un estadounidense y no aceptan que un extranjero venga de tan lejos para ocupar la presidencia y darle órdenes.—Eso es ridículo yo soy francés aunque allá pasado la mayor parte de mi vida en Nueva York y esas empresas las fundó mi abuelo Antoni Besnier, luego pasaron a manos de mi padre y ahora a las de mi madre, si ellos no me aceptan yo pelearé la mitad de la
Llegué a empresas Besnier, está vez dejo mi auto en el estacionamiento, y me dirijo al edificio donde queda la presidencia, los de seguridad me dejaron entrar sin pedirme la identificación, es que uno de los que estaba en la puerta era el mismo de la última vez que vine.No paso por recepción si no que entro al elevador y marcó el cuarto piso, cuando el elevador se abre me dirijo a la oficina de presidencia.Hay muchos empleados, vestidos con su uniforme gris, pero están muy concentrados en su computador como para mirarme y es mejor porque no vine aquí a ser el centro de atención de nadie.Cuando llegó, la secretaria de la presidenta se levanta, de su silla y me mira con una sonrisa —Joven, Buenos días su madre y su prometida lo están esperando.—Buenos días —respondo sin ninguna expresión de alegría.Abro la puerta y entro Isabel y Carlota están sentadas en el sofá tomando el té, observó su oficina y veo que hay una licorera nueva, otra mesa de vidrio con adornos de cristales.Carl
Atención, capítulo más de 18 para adultos.CamilaUn ruido hace que me despierte abro los ojos y siento cómo colocan una mano en mi boca para que no grite, y cuando levanto la mirada me topo con esos ojos verdes y esa sonrisa que me cautivo desde que era una niña, lleva un dedo índice al centro de sus labios como señal de que no haga bulla y después quita la mano lentamente de mi boca me siento impactada, es que no puedo creer que él este aquí, frente a mí ¿Pero cómo? ¿cuándo? Si él estaba en París, lo miró unos segundos sin saber si es realidad o producto de mi imaginación por lo mucho que lo extraño.—¿Cómo entraste en mi habitación? —preguntó en voz baja y él señaló hacia mi ventana.—Tú no tienes porque estar aquí vete. —respondo con amargura, pero la voz de mi conciencia grita dentro de mí Nooo que por favor se quede y para siempre… No, así que mejor se callan neuronas, es una batalla entre mi corazón y mi cerebro.—Tenía que venir porque tú eres mía y lo sabes pecosa. —expreso
Nooo esto no me puede estar pasando a mí, ¿será que entonces me gustan los dos? Llevó mis dos manos a mi cuello y lo aprieto suavemente por favor que alguien venga y me estrangule. Después que termino mis cinco minutos de dramatismo me levanto, voy a darme una ducha me lavo el cabello con mi shampoo de fresa, salgo y me cepillo los dientes, ya terminé me dirijo a mi closet a buscar lo que voy a usar hoy, me coloco un short jean azul corto, una franela blanca y encima un chaleco rojo y mis tenis blanco, pinto mis labios de rojo, me eche bastante corrector de ojeras y un poquito de polvo. Me hago unas ondas en las puntas de mi cabello, me aplico un poco de perfume, me miro al espejo y ya estoy lista, recojo mi morral que está encima de la mesa donde hago mis tareas. Bajo voy a la cocina a preparar mi desayuno, sacó de la nevera tres naranja, las cortó y las colocó una por una en el exprimidor me hice un jugo de naranja, luego me preparo un sándwich de jamón, queso y tomate me como mi des