Milán.
Septiembre se ha ido por la puerta trasera y octubre entra por la puerta delantera, puedo sentir el frío del otoño y las calabazas con el naranja de las hojas de los árboles quedan bien.
No nos pongamos sentimentales, siento que me dará algún nervio al saber que me nombrarán como presidente de la empresa de mi fallecido abuelo.
Pero le cuento algo, cuando regrese de mi luna de miel en familia, tuve que reunirme con la junta directiva para hablar sobre los posibles negocios con Álvaro Duncan, el diseñador ruso y que yo no quería la junta le pareció una idea maravillosa para ser más reconocido en la industria de la moda europea y claro poder llegar a tierras americanas.
Y como vi que le gustaba eso, me vi en la obligación de aceptar el negocio y pedir un contrato exclusivo para &Aacu
Bárbara. Septiembre, el tiempo pasa rápido desde mi punto de vista, me case con el padre de mis hijos de manera falsa, nunca pensé usar un vestido blanco, menos casarme pero muchas cosas pasan cuando menos te lo imaginas y te das cuenta de eso poco a poco. Luego de la luna de miel en familia que tuvimos en parís gracias a George que nos dio ese regalo encima de pensar en los chicos le agradaba aún más el doctor, aunque en el viaje hubo uno que otro accidente o disfruto bien. Al regresar a Madrid las cosas empezaron a tomar distancia poco a poco entre Milán y yo y todo por el trabajo acumulado de una semana, mi trabajo era muy diferente al trabajo de Milán, ya que me encontraba en el área de diseño gráfico para lo que siempre estudie y la empresa en si era una de videojuegos, tenía la suerte de que tenía un don para ilustrar, algo que empecé a desarrollar luego de dar a luz a los gemelos y lograr cubrir
Bárbara.Lunes 15 de octubre, a tres días del cumple de Milán y aún no he encontrado el regalo ideal para este hombre, por suerte hoy salí temprano del trabajo y pude descansar un poco. El mayordomo toca la puerta del estudio, dejo de mirar la lista de cosas que se le pueden regalar a un hombre millonario como Milán De Luca.— Señorita, la señora Gloria la busca — lo miro empezando a recordar el nombre — La diseñadora, Señorita Bárbara — me levanto y le sonrío nerviosa.— Perdón, hoy ando perdida — rueda los ojos y me sigue hasta la primera planta en donde se encuentra Gloria, una de las mejores diseñadoras de España, sus diseños eran simplemente arte.— Gloria, es un honor recibirte aquí — se quitó los lentes de sol y me miró.— Francisco
Bárbara. Me acuesto y siento que Milán se acuesta también, no me volteo y me hago la dormida, tenía que aguantar unas horas más hasta que fuera mañana por la noche. — Llevas tres días ignorándome... — susurra a mi oído y mi piel se eriza por su cercanía, siento su brazo rodear mi cintura y unos cuantos besos en mi hombro desnudo. Trago saliva y ya no lo siento abrazarme, abro los ojos, suspiro, podía sentir que estaba triste porque no le hablaba pero tenía que hacerlo así o sino no habría ninguna sorpresa y me quedo dormida pensando todo. Jueves, 18, octubre, 2029. 6:16 a.m. Abro mis ojos y veo el sol salir por la ventana, suspiro e intento levantarme pero siento el brazo de Milán abrazarme aun, me volteo un poco y veo que está bien dormido, me volteo por completo y me abraza aún más poniendo su cabeza en mi pecho, quiero cerrar los ojos y seguir durmiendo pero mi teléfono me avisa que
Bárbara.— ¿Por qué me dejaste? — le pregunto de la nada, me mira queriendo buscar algo, la canción termina y me alejo para ir al baño, ya dentro del baño me miro frente al espejo y me observo preguntándome si debería hablar sobre lo que pasó hace 10 años o simplemente vivir el momento y dejar todo en el pasado.No, no podía dejar las cosas así, sin resolver, no podía, quería respuestas y sé que no soy la única que quiere respuestas.Suspiro y salgo del baño pero algo me detiene, camino al final del pasillo y me encuentro con David y Álvaro, ambos besándose en un rincón, podía jurar que eran ellos los que se besaban, me acerque un poco porque chismosa siempre, pero al dar un mal paso que hizo que por poco el jarrón a mi lado se cayera al piso y tuviera que dar un riñón
Milán.Martes, 30, octubre, 2029.Puedo jurar que soñé que Bar me decía que aún me amaba, que no todo era fingido, que era pura atracción sexual sino que si me amaba, que si había sentimientos encontrados.Pero los sueños son diferentes a la vida real.Miro el estudio, el antiguo estudio de mis padres, Bar piensa que es mi estudio, pero todo lo que miraban mis ojos eran creación de mi padre y mi madre, ellos eran la cabeza de todo lo que hay dentro.Desde telas a bocetos, trajes que nunca se terminaron y papeles tejados, intenté ordenar todo, pero solo me quedo sentado en un rincón observando el lugar con la luz infiltrándose por la gran ventana.Mi teléfono suena y respondo.— Necesito una colección nueva, Viviana es buena en lo que hace, yo también, cielo, pero necesito que tú te una
Miranda.Me levanto de mi escritorio cuando veo a mi jefe salir con mi hermano David de su oficina, ambos me miran.— ¿A dónde vas, Mirandita?— pregunta mi hermano con cierta curiosidad.— El viernes es el cumple de George, tengo que comprarle un regalo— camino y los pierdo, una vez en recepción salgo del edificio y tomo un taxi para que me deje en una librería de segunda mano en donde espero encontrar el libro que tanto ha querido George.Era un libro viejo del 2022 de una escritora italiana pero era imposible encontrarlo ya que era de última edición y eso me estresaba demasiado.Baje del taxi y corro al edificio, llego a la recepción y pregunto por ese libro llamado "Ángeles Revolucionarios" de Agatha Di Blasi, el chico que me atiende niega que no lo tiene en el lugar y suspiro ya harta.Salgo e intento llamar a mi he
Bárbara.Miércoles, 14, noviembre, 2029.Me encontraba organizando unas cosas de unas cajas que había traído de mi antiguo departamento pero no había revisado del todo y necesitaba botar, por suerte hoy tenia día libre de mi trabajo, trabajo conseguido por Milán sino fuera por Gloria no me hubiera dado cuenta de aquello.Pero, aun no le decía a Milán de que ya yo sabía de eso, no logre quejarme como quería porque nos pusimos a hablar esa noche y se me olvidó todo lo que quería decirle.Suspiro y meto las cosas que no necesito en una bolsa negra, apenas iba por la caja número 3 y me faltaba 5 más, miraba y miraba cada cosa que tomaban mis manos hasta tener algo que no recordaba que tenía, era el contrato.El contrato que firme cuando Milán me propuso casarme con él, comienzo a pensar en que e
Bárbara.Domingo, 18, noviembre, 2029.Me siento frustrada, estresada y ahogándome en un vaso de agua, ya llevábamos 3 días peleados, si, su enojo sobrepasó las 24 horas como lo pensé y estaba vez es en serio, todo por no querer decirle la verdad que me tiene en desesperación.Bajo las escaleras y entro al comedor donde están los gemelos, Richell y él, me siento a lado de Milán que revisa en su tablet las noticias mientras toma café, empiezo a servirme y Florencia me trae unas frutas, el apetito se me cierra y solo logro tomar jugo, Richell me observa por un momento dudando de algo y niega tomando un pan, los gemelos solo comen en silencio.— ¿No tienes hambre? — pregunta Richell.— No tengo, es raro, debe ser un resfriado — toco mi cuello pero no tengo fiebre, siento la mano de Milán en mi frente, lo