En cada latido, mi corazón susurra tu nombre, recordándome que el amor perdura

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Desconocido:

Mientras estaba sentado en una pequeña silla de madera junto a una pequeña fogata, estando con mi manada, mis padres hablaban de sus casas y guerras de manadas que habían tenido antes. Era una conversación interesante y emocionante. Me contaban cómo habían luchado y ganado contra otras manadas que querían invadir nuestro territorio. Me contaban cómo habían construido y defendido nuestra casa. Me contaban cómo habían formado y mantenido nuestra manada, que era una familia unida y feliz. Yo los escuchaba con atención y admiración. Eran mis héroes y mis ejemplos.

Pero también pensaba en mi mate. (¿Dónde estaría? ¿Qué estaría haciendo?) la sentía. La sentía en mi corazón y en mi alma. Era mi otra mitad, mi complemento, mi destino. La quería más que a nada en el mundo. Y la buscaba más que a nada en el mundo. Pero no la encontraba. Era como buscar una aguja en un pajar. Había tantas