Capítulo 29: La DecisiónDespués de una intensa conversación, Clara finalmente se dio por vencida, dando media vuelta y abandonando el café. Mariana y Alexander se quedaron en silencio, procesando lo que había sucedido.— "Lo hiciste bien," dijo Alexander, mirando a Mariana con gratitud. "No sé qué hubiera hecho sin tu apoyo."— "Estuve asustada," admitió ella. "Pero sabía que tenía que ser honesta. No quería que el pasado de Clara arruinara nuestro futuro."— "Esto significa mucho para mí," dijo Alexander, tomando su mano. "Prometo que no habrá más secretos entre nosotros. Estoy listo para dejar todo eso atrás."Mariana sintió un alivio, como si una pesada carga se hubiera levantado de sus hombros.— "Juntos, podemos enfrentar cualquier cosa," respondió ella, sonriendo.Capítulo 30: Nuevos ComienzosA medida que pasaban los días, Mariana y Alexander se sentían más unidos que nunca. Habían superado un obstáculo significativo y se dieron cuenta de que su amor era más fuerte que los fan
Capítulo 32: La Búsqueda del HogarDías después, comenzaron a buscar un nuevo hogar juntos. Explorar apartamentos en París se convirtió en una aventura, con cada lugar que visitaban alimentando su ilusión de construir una vida juntos. Disfrutaron de la emoción de encontrar un espacio que fuera un reflejo de su amor y estilo de vida.Mientras caminaban por las calles, Mariana encontró un pequeño apartamento en un barrio encantador. Era acogedor, con balcones que daban a una plaza llena de cafés y flores.— "Mira esto, Alexander," dijo Mariana, sus ojos brillando al imaginar cómo podría ser su vida allí. "Es perfecto."— "Sí, tiene un aire romántico," comentó Alexander, imaginando cómo sería tener su propio espacio.Sin embargo, mientras exploraban, Mariana no podía evitar sentirse abrumada por la idea de los compromisos que venían con la mudanza. Un día, mientras visitaban una galería de arte, su mente estaba llena de pensamientos.— "¿Estás bien?" preguntó Alexander, notando su silenc
Capítulo 35: La Fiesta de InauguraciónLa semana siguiente, organizaron la fiesta de inauguración en su nuevo hogar. Invitaron a amigos y familiares, creando un ambiente festivo. La risa y la música llenaron el aire, mientras celebraban su nuevo comienzo.Julien y Sophie fueron los primeros en llegar, llevando una botella de vino.— "¡Felicidades por el nuevo hogar!" dijo Julien, alzando su copa. "A muchas más aventuras juntos."Mientras la noche avanzaba, Mariana se sintió agradecida por el apoyo de sus amigos. Sin embargo, la llegada de Clara a la fiesta trajo consigo un aire tenso. Aunque era una invitada, Mariana sintió que la presencia de Clara provocaba un leve nudo en su estómago.Clara se acercó a Alexander con una sonrisa que no llegó a sus ojos.— "¿Qué tal el nuevo lugar?" preguntó, mirando a su alrededor. "Se ve bien."Mariana se mantuvo al margen, sintiendo que era mejor no involucrarse. Pero Alexander, notando su incomodidad, respondió con amabilidad.— "Gracias, Clara.
Capítulo 38: La Conversación NecesariaEsa noche, Mariana y Alexander estaban viendo una película, pero Mariana no podía concentrarse. La preocupación la consumía.— "¿Mariana? ¿Estás bien?" preguntó Alexander, notando su distracción.— "No lo sé. He estado recibiendo mensajes de Clara, y no puedo dejar de pensar en lo que dijo," admitió Mariana, sintiendo su voz quebrarse.— "No le des poder a eso," respondió Alexander, su tono firme. "Lo nuestro es real. Clara no puede cambiar lo que sentimos."— "Lo sé, pero ¿cómo puedo estar segura de que no hay más entre ustedes?" preguntó Mariana, sintiendo que su inseguridad salía a la superficie.Alexander suspiró, comprendiendo su angustia.— "Te prometo que no hay nada más. El pasado es solo eso, pasado. Estoy aquí, contigo," dijo, mirando a los ojos de Mariana con sinceridad. "Pero entiendo que esto te afecta. Hablemos de ello."Mariana se sintió aliviada al escuchar su disposición a abrirse. Comenzaron a hablar sobre sus miedos y esperanza
El sonido constante de los autos y la mezcla de idiomas en las calles inundaron los sentidos de Mariana mientras salía del aeropuerto Charles de Gaulle. París, la ciudad que siempre había soñado conocer, se extendía ante sus ojos con una mezcla de encanto y vértigo. Para una joven de 25 años que había crecido en un pequeño pueblo, la idea de estar en la capital mundial del arte y la moda se sentía irreal.Con una maleta en mano y su portafolio de diseño de interiores al hombro, Mariana se repetía una y otra vez que debía mantenerse tranquila. Había trabajado duro para obtener esta oportunidad, un proyecto internacional en el que nunca imaginó que participaría tan pronto en su carrera. La empresa constructora de lujo "La Vie Élite" la había contratado como parte de un equipo joven para la renovación de una mansión histórica en los suburbios parisinos.Pero su emoción estaba teñida de nerviosismo. Ser la única latina, joven y sin grandes contactos, la hacía sentir fuera de lugar en un m
Al llegar a la enorme entrada de hierro forjado, se detuvo por un momento para admirar el edificio. La mansión era impresionante, con detalles arquitectónicos que reflejaban siglos de historia. Mientras avanzaba, una figura apareció en la entrada: Alexander.Era más alto de lo que había imaginado, vestido impecablemente en un traje gris oscuro, con el porte de alguien que está acostumbrado a dominar la situación. Su rostro mostraba una seriedad imperturbable, y sus ojos oscuros parecían observarlo todo sin realmente permitir que nadie lo viera a él. Había algo magnético en su presencia, una mezcla de misterio y poder que intimidaba a todos a su alrededor.— "Señorita García, bienvenido a París." —dijo Alexander con una voz baja y controlada.Mariana se tensó, sorprendida de que supiera su nombre. Su tono era educado pero distante, como si cada palabra estuviera cuidadosamente calculada.— "Gracias, señor Moreau." —respondió ella, intentando sonar más confiada de lo que realmente se se
Esa noche, mientras Mariana caminaba por las calles iluminadas de París, su mente no dejaba de darle vueltas al breve momento compartido con Alexander. Sentía que había algo más en él, algo más allá del hombre frío y distante que todos describían. ¿Sería posible que, detrás de su máscara, hubiera alguien con quien pudiera conectar? ¿O solo estaba viendo lo que quería ver?De regreso en su pequeño estudio, se sentó junto a la ventana que daba al bullicio de la ciudad. La vida nocturna parisina brillaba bajo sus ojos, pero en su mente solo estaba él. Alexander Moreau. Su nombre resonaba una y otra vez. ¿Por qué la afectaba tanto un simple intercambio de palabras?Sabía que estaba jugando con fuego. No solo por las diferencias evidentes entre ellos —su edad, su posición social, su riqueza—, sino porque él no parecía el tipo de hombre que dejara entrar a alguien fácilmente. Y aun así, había algo en su mirada, en esos segundos en los que había dejado de lado su profesionalismo, que la inqu
A medida que avanzaba el proyecto, la cercanía entre Mariana y Alexander se volvía más evidente para el equipo. Aunque sus conversaciones eran pocas y siempre en el contexto del trabajo, había algo en la manera en que se miraban que no pasaba desapercibido.Sin embargo, a pesar de los pequeños momentos de conexión, Alexander mantenía su distancia emocional. Cada vez que Mariana pensaba que estaban avanzando, él volvía a levantar una barrera invisible, como si temiera dejarla entrar en su mundo. En más de una ocasión, Mariana se preguntó si valía la pena intentar entenderlo, pero algo en su interior le decía que había mucho más detrás de su comportamiento.Un viernes por la tarde, después de una larga reunión, Alexander la detuvo justo cuando ella estaba por salir de la mansión.— "Mariana, me gustaría hablar contigo un momento."El tono de su voz era suave, pero firme, lo suficiente como para que ella sintiera un nudo en el estómago. ¿Había cometido algún error? ¿Había algo que no le