Está en el hospital

Liz se encontraba insegura y sin saber que hacer, por lo que decide llamar a Anya, ya que ella es la que siempre ha planificado todo de una forma eficiente.

— Aló, Anya —dijo Liz cuando le respondieron el teléfono—, la muerta de hambre reconoció al mocoso, no sé qué hacer. No tomaron muy en cuenta sus palabras, puesto que está loca, de lo contrario, ya estuviéramos presas.

— ¿Cómo que reconoció al mocoso?, ¿cuándo lo vio?, ¿cómo puedes ser tan inútil?, ¿por qué dejaste ver al mocoso con la muerta de hambre? —grito Anya molesta—. Es que si yo no estoy allá todo se cae, no puede ser. Liz, en estos momentos no puedo ir, ya que tengo problemas con mi esposo, y todo gracias al tiempo que estuve en la ciudad, es por ellos que, no puedo volver en estos momentos, pero piensa bien las cosas antes de actuar, y no permitas que la muerta de hambre se vuelva acercar al infante —expresa la mujer con disgusto.

— No sé qué hacer, Anya, tienes que ayudarme. Recuerda que en esto nos encontramos envuel
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