MARSHALLMiré el reloj de pared por tercera vez. 9:37 y todavía tengo un montón de papeles que leer y firmar antes de irme a dormir.Se supone que Peter debe hacer este tipo de trabajo, pero está decidido a no dejar a su ser humana, no es tan malo, me funciona despejar mi mente.—Salir a estirar las piernas también funcionaría—, se quejó Mi lobo interior, pero ignoré cómo lo he estado haciendo durante los últimos días, él es lo último con lo que quiero lidiar en este momento.Sabía que con Gaby aquí algunas cosas serían complicadas con Piper, pero no pensé tanto. Es tan caprichosa y es imposible hacerle entender algo en el buen sentido.¿Es tan difícil entender que todo esto es para su bien? Gaby es una cazadora experimentada, mucho más que cualquier cachorro aquí, incluso mejor que Peter. Puede sentir el olor de Max o de cualquiera de sus especies a millas de distancia.Además, no puedo hacer que María le lance un hechizo protector porque “eso afectará a su valiosa libertad”.Un
Al despertar por la mañana Marshall ya no estaba a mi lado. Rodé en la cama abrazando la almohada que aún tenía el olor de él impregnado.Odié no poder verlo al despertar pero estoy de buen humor y no dejaré que eso me dañe el día.Me mire en el espejo del armario, la camiseta es grande, cubre mi trasero a la perfección, sonreí ante la imagen.¡Me quedaré con su camiseta!Tomé mi ropa y salí de su habitación aún con su camiseta puesta, me arrepentí al cruzar el pasillo que había olvidado está lleno de lobos que aunque evitaron mirarme sé que lo hicieron al darles la espalda.Me apresure a llegar a mi habitación, una vez ahí me di una ducha. Dejé la camiseta de Marshall sobre la cama con la intención de utilizarla como pijama al llegar la noche, escogí una falda short negra y una camisa corta de botones al frente, dejé mi cabello húmedo suelto y baje al comedor para desayunar.—Buenos días— saludé con una enorme sonrisa en el rostro, incluso le sonreí a Gabi quien ya estaba sentada des
Efectivamente, nadie estaba feliz: Ben tiembla que una gelatina, Ian no deja su sermón y por lo que vi desde la camioneta cuando cruzamos las rejas, el pulgoso tampoco lo está.Antes de que Ian se estacionara pude ver en el umbral de la puerta a Marshall parado con los brazos cruzados.— Va a degollarme— balbuceó por cuarta vez Ben.Abrí la puerta sin molestarme en tomar la sombrilla que Ian me ofreció.Estoy empapada ¿Para qué sombrilla? Charlie le indico a Ben que bajara del auto y este aún con miedo lo hizo.Conforme me fui acercando note que tras Marshall, apoyada en las escaleras estaba Gaby con mala cara y a la izquierda está María con la misma cara.La expresión furiosa de Marshall me puso nerviosa así que sonreí en un intento por calmarme o calmarlo, lo que funcione.— Pensé que no volverías para el almuerzo.— dije intentando sonar relajada.No presto atención a mis palabras, iba por media oración cuando él camino en mi dirección, con la diferencia que su atención no estaba
Furiosa y con la presión a mil, volví a entrar hablando mierda y media con toda la intención del mundo de que ella me escuché. De Marshall lo he aprendido, no importa que bajito hablé si está cerca va a escucharme. Ya es bastante malo lo que Marshall le hizo, entiendo su preocupación, pero eso no era excusa, fui yo quién lo saco así que fue mi culpa y si algo me hubiera pasado también habría sido por mi culpa. Por desobediente, no tenía por qué desquitarse con Ben.Pero que ella que no pinta nada aquí, apenas lleva tres días y ya se cree con el derecho de venir a golpear a quien se le pegue la gana solo porque si, eso sí que no. Entre a la cocina donde estaba María, como ya lo esperaba, ahí encontré a la pelirroja sentada muy Tranquila.Reía hablando con María, cuando me vio me barrió con la mirada de forma despectiva y continúo riendo alegremente. Mi autocontrol se fue a la mierda al verla como si nada, sin mostrar el más mínimo interés a lo que había hecho.— Ve y discúlpate con
Ni el dolor en mi labio pudo quitarme la sonrisa de la Cara.¡Estoy de camino a mi casa!A Marshall no le hace la misma ilusión que a mí, no ha cambiado su mala expresión todo el camino y tampoco ha dejado de quejarse, pero eso no me arruinara mi buen humor. Veré a mi padre y a los mellizos ¡Cómo extraño sus tonterías!Pude ver la entrada al pueblo, sentí ganas de llorar, había olvidado como se veía un pueblo normal lleno de gente normal, había olvidó como se sentía un día normal siendo una adolescente sin preocupaciones.Conforme nos adentrabamos en el pueblo fuimos acaparando la atención de todos, no me sorprendió, las camionetas son completamente negras y los vidrios polarizados hasta más no poder, sin contar que son más de seis camionetas las que nos siguen.Un par de minutos más tarde nos detuvimos frente a mi Casa.—Será mejor que entré sola, ya puedes irte— dije.Intenté abrir la puerta, pero él no me lo permitió.— Estoy haciendo lo que pediste, poniendo en peligro a la tercer
MARSHALLNo me hizo ni una gracia tener que dejarla en ese lugar inmundo, pero ella es necia y caprichosa y lo menos que quiero es que esté de mal humor y menos ser la causa de este, y aunque le duela a mí orgullo también debo aceptar que, conociendo a Gabriela, Piper ya no estaría muy segura que digamos.A pesar de que puse a la mitad de mis guerreros en ese lugar para protegerla sigo sin sentirme del todo tranquilo.Aleje a Piper de mi mente por un momento y me centre en las personas frente a mí, me obligó por simple hipocresía a sonreír y aceptar el abrazo de la mujer que me dio la vida.—¡Mi pequeño cachorro, ¡cuánto te he extrañado! — exclamó apretándome entre sus brazos obligándome a mantenerme agachado a su altura.Solo por cierta castaña me gusta soportar los dolores de Espalda.— No lo dudo madre— respondí y me solté de su abrazo intentando no ser brusco.— Hace cuánto que no te tomas el tiempo de visitar a tus padres —reprochó mi padre.—Soy un alfa, tengo una manada que man
PIPERDesperté sonriente, radiante, feliz, al menos me sentí así hasta que sentí un peso sobre mi pecho y suave piel en mi mejilla.—¡América maldita sea quítate de encima! — chillé intentando apartar su pie de mi mejilla.Tiene su otra puerta encima de mi estómago y ella está profundamente dormida, estirada cabeza abajo y con el pelo hecho un desastre.Por más que la removí no logré sacármela de encima y menos despertarla, tuve que escribirme lentamente hasta lograr salir de la cama.Bajé las escaleras intentando arreglar mi cabello enredado, no voy a negar que se sintió raro no poder despertar en mi habitación en la mansión y al bajar encontrar a Maria en la cocina, pero encontré algo mucho mejor.—¡Buenos días papá! —salude sonriendo.El devolvió la sonrisa, me tendió una taza de café con leche y luego un beso en la frente, agradecía cada vez que él hacía ese gesto, desde hace mucho tiempo no sentía sus labios en mi frente y la verdad estaba extrañándolo mucho.—Esta vez te tocará
El reloj seguía avanzando hasta que dio las ocho, seguía dando vueltas en la cama intentando conciliar el sueño, pero no estaba funcionando para nada. Mis compañeros ya se han ido y papá está muy cansado, nunca pensé que la soledad en mi propia casa me haría mucho daño.Salí de la cama muy aburrida, tomé el celular y salí por la ventana escalando hasta el tejado como los viejos tiempo. Había olvidado cómo se sentía la sensación de estar sentada acá, mira el oscuridad del bosque hasta donde la luna no podía seguir iluminando.Recordé perfectamente ese día, ahora el pueblo está totalmente tranquilo, todo lo contrario a lo de esa fatídica noche, me sorprendió ver un par de lobos echados a la fuerza del pueblo, su pelaje tan hermoso claro sobresale entre la poca luz de la casa cercana. Ni siquiera había prestado atención a eso, no me tome el tiempo para pensar en cómo los habitantes tomaron la repentina aparición de tantas personas diferente aquí, pero parece que no les molesta pues hay g