Finamente habían levantado mi confinamiento y mi vigilancia estricta, sabía que si mi gente no atacaba ni daba señales de vida, Alessandro terminaría por calmarse y todo volvería a la normalidad. Ya podía salir al jardín a leer y a dejar que mis hombres me vieran, que supieran que me encontraba con bien y que mi enemigo no sospechaba aún nada con el hecho de que yo era el jefe de los Napoli.

Cuando pensaba en ello me resultaba bastante divertido. Alessandro seguía frustrado con las acciones de ese líder misterioso e intentando descubrir quién era el traidor, incluso yo pensaba que en algún momento Bruno decidiría soltar todo y exponerme pero solo daba atisbos de que yo era sospechosa, para mi suerte, Alessandro siempre lo ignoró.

Sabía el motivo por el que él se negaba a creer algo malo de mí y era porque le atraía de igual forma, resultaba chistoso como Coppola se frustraba al estar conmigo y recordaba a su fácil prometida, además que nuestras conversaciones tenían tiempo en que lleg