Capítulo 33

Ella cayó junto con su arma, aunque esta última rodó unos metros lejos por el golpe, de inmediato la tomé entre mis brazos, comenzó a toser, la sangre salpicaba mi ropa a medida que ella tosía mientras sus prendas seguían tiñéndose de rojo por la hemorragia, mis manos sintieron al instante aquel líquido viscoso y tibio apenas la sostuve. No pude evitar comenzar a llorar y a casi gritar desesperadamente al tiempo que una ola de disparos se escuchaba afuera, justo al frente del edificio, el lugar desde donde le habían disparado a Laura.

La bala la había atravesado por completo, me revisé y claro, yo también resulté herido, sin embargo, no sentía dolor alguno más que el ver a la mujer que amaba tendida en el suelo luchando por seguir viviendo. La pregunta de Laura sobre Bruno cobraba sentido en ese instante. Él había ido dispuesto a acabar con ella, sus hombres lo vieron pero maldigo el tiempo en que se tardaron en dar con Bruno y atraparle antes de que hiciera aquel acto tan patético de
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