Capítulo136
—¡Joder, ¿dónde dejaron los cuerpos? No pueden haberse convertido en polvo, ¿verdad? —Santiago golpeó la pared con fuerza, haciendo que el polvo del techo cayera rápidamente. Pronto, la habitación quedó impregnada con un olor asfixiante a polvo.

Manuel no parpadeó, sus labios se curvaron fríamente: —Debería haber una puerta trasera o un pasadizo secreto.

El fuerte olor a sangre indicaba que los cadáveres no fueron retirados después de la muerte. Otra posibilidad era que los hombres de Santiago estaban vigilando tan de cerca que no tuvieron la oportunidad de llevarse los cuerpos.

Esto dejó a Santiago atónito.

Después de todo el trabajo de seguir las pistas y encontrar el escondite de los dos criminales, antes de poder presentarse ante Manuel para recibir elogios, un pequeño descuido permitió que alguien se aprovechara de la situación. Los delincuentes fueron eliminados sin piedad.

Santiago frunció el ceño y olfateó, percibiendo débilmente el olor a sangre. Bajó la cabeza desanimado y di
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