Capítulo139
Las interminables y susurrantes copos de nieve blancos le dieron a Aurelia un manto blanco y puro.

En las calles, los vehículos eran escasos. Manuel conducía pisando a fondo el acelerador, el coche voló locamente por las despejadas calles.

Sus rasgos faciales afilados llevaban un frío penetrante, sus oscuros ojos estaban tranquilos como las aguas, pero su ser emanaba una fuerte y opresiva oscuridad, sin mostrar ninguna emoción aparente. Sus largos dedos se dirigieron hacia un botón negro, girándolo. A pesar de poner el calentador del coche al máximo, aún sentía un frío que se le clavaba en los huesos.

Esos desagradables eventos del pasado… En este momento, en su mente, eran como larvas que se aferraban a sus pensamientos, persistentes y difíciles de erradicar.

Aunque la mente de Manuel estaba en un caos, en lo más profundo de su ser, tenía un pensamiento sorprendentemente claro: solo quería regresar rápidamente a su apartamento, abrazar a esa mujer limpia y clara como el agua. Nunca ha
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