Capítulo103
—¿Qué… qué estás haciendo? —María miró nerviosamente hacia él, murmurando con una confianza insuficiente—. Me invitaste a comer, y es reciproco, te invito la salsa picante...

Estaban demasiado cerca, tan cerca que María podía oler la fresca fragancia en su cuerpo. Sus respiraciones se enredaban mutuamente, creando una atmósfera ambigua que la hacía sentir todo su cuerpo ardiendo.

Ella bajó tímidamente la cabeza.

De repente, su mentón fue levantado por un dedo inusualmente cálido, y al mismo tiempo, sus labios fueron cubiertos de manera implacable.

María seguía atónita, pero su lengua de repente experimentó un sabor picante que le hizo sentir la nariz irritada y casi le arrancó lágrimas.

—Mmm…

María intentó empujar a este hombre travieso, ¡finalmente comprendiendo lo que significaba meterse en problemas por uno mismo!

Manuel, al ver que ya había tenido suficiente, retiró bruscamente sus labios maliciosos. Enganchó sus dedos y agarró suavemente la mano suave de María, llevándola hacia ad
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