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Entre dos mundos
Entre dos mundos
Por: melodi
Capítulo 1.- Encuentro en la Exposición

El sol comenzaba a ocultarse en el horizonte de Barcelona, tiñendo el cielo de un suave tono anaranjado. Elena, una arquitecta de renombre, había terminado otro día agotador en su oficina y se dirigía a una exposición de arte que había llamado su atención. Sus colegas le habían insistido en que se tomara un respiro y disfrutara de un poco de inspiración artística.

Al llegar a la galería, fue recibida por un ambiente vibrante lleno de colores, formas y personas de diversas procedencias. Elena se sumergió en la atmósfera, observando cada pieza con una curiosidad profesional que siempre la había caracterizado. Su mirada se detuvo en una obra que destacaba entre todas: un mural lleno de vida, con figuras abstractas y trazos enérgicos que parecían bailar en la superficie del lienzo.

"Es increíble, ¿verdad?" dijo una voz a su lado. Elena se giró y se encontró con una joven de mirada intensa y sonrisa traviesa. "Soy Lucía, la autora de esa obra."

Elena se sintió intrigada por la presencia de Lucía. "Es realmente fascinante. Soy Elena, arquitecta. Me encanta cómo capturas el movimiento y la emoción en tu trabajo."

Lucía sonrió ampliamente. "Gracias, Elena. Para mí, el arte es una forma de liberar mi alma y compartir mis emociones con el mundo."

La conversación fluyó con naturalidad, pasando de temas superficiales a discusiones más profundas sobre la vida y el arte. Elena descubrió que Lucía vivía de su arte callejero, inspirándose en cada rincón de la ciudad. Lucía, por su parte, quedó impresionada por la pasión y la dedicación de Elena a su carrera.

"¿Te gustaría ver más de mis obras?" preguntó Lucía. "Tengo un pequeño estudio no muy lejos de aquí."

Elena aceptó encantada. Caminaron juntas por las calles adoquinadas de Barcelona, hablando sobre sus sueños y aspiraciones. Al llegar al estudio de Lucía, Elena quedó asombrada por la cantidad de arte que llenaba el espacio. Cada pared, cada rincón estaba impregnado de la energía creativa de Lucía.

"Es impresionante," dijo Elena, mirando a su alrededor. "Nunca había visto algo así."

"Gracias," respondió Lucía. "Para mí, este lugar es mi refugio, mi escape del mundo exterior."

Pasaron horas hablando y compartiendo sus visiones del mundo. Elena sintió una conexión especial con Lucía, una sensación de complicidad que nunca había experimentado antes. Al despedirse, ambas sabían que ese encuentro había sido el inicio de algo significativo.

"Gracias por esta noche, Lucía," dijo Elena mientras se preparaba para irse. "Realmente necesitaba esto."

"Gracias a ti, Elena. Ha sido un placer conocerte. Espero que podamos vernos de nuevo pronto."

Mientras Elena caminaba de regreso a su apartamento, no pudo evitar sonreír. Había encontrado una fuente inesperada de inspiración y, quizás, algo más.

Lucía, por su parte, observó cómo Elena se alejaba, sintiendo una chispa de emoción en su interior. La vida, pensó, siempre encuentra la manera de sorprenderte cuando menos lo esperas.

Elena llegó a su apartamento, todavía sintiendo el eco de su conversación con Lucía. Sentía una mezcla de emociones: intriga, entusiasmo y una chispa de algo que no había experimentado en mucho tiempo. Se dirigió a la ventana y miró hacia la ciudad iluminada, pensando en cómo un encuentro casual podía cambiar la dirección de su vida.

A la mañana siguiente, Elena se levantó con una energía renovada. En lugar de sentir la habitual pesadez de la rutina diaria, se sentía inspirada y ansiosa por enfrentar el día. Después de una ducha rápida, se preparó un café y revisó sus correos electrónicos, pero su mente seguía volviendo a la conversación con Lucía.

En su oficina, sus colegas notaron el cambio en su actitud. "Alguien tuvo una buena noche," comentó Clara, su amiga y compañera de trabajo.

Elena sonrió. "Sí, fui a una exposición de arte y conocí a alguien realmente interesante. Una artista callejera llamada Lucía."

"Eso suena intrigante," dijo Clara. "¿Vas a verla de nuevo?"

"Espero que sí," respondió Elena. "Realmente conectamos."

Durante los próximos días, Elena y Lucía intercambiaron mensajes y llamadas. Decidieron encontrarse nuevamente, esta vez para un paseo por el barrio gótico de Barcelona. A medida que exploraban las estrechas calles y plazas históricas, la conexión entre ellas se profundizaba.

Lucía llevó a Elena a uno de sus lugares favoritos, una pequeña plaza escondida con una fuente en el centro. "Vengo aquí a menudo para inspirarme," dijo Lucía. "Es un lugar tranquilo en medio del bullicio de la ciudad."

Elena se sentó junto a la fuente, sintiendo la paz del lugar. "Es hermoso. Puedo ver por qué te gusta."

Lucía se sentó a su lado y sacó un cuaderno de bocetos. "¿Te importa si dibujo un poco?"

"Para nada," respondió Elena, observando con fascinación cómo Lucía trazaba líneas y formas en el papel. La concentración y la pasión de Lucía eran contagiosas.

Mientras Lucía dibujaba, Elena se encontró compartiendo aspectos de su vida que rara vez discutía con otros. Habló sobre la presión de su trabajo, las expectativas de su familia y sus propios sueños y miedos. Lucía escuchaba atentamente, ofreciendo palabras de aliento y comprensión.

"Es increíble lo fácil que es hablar contigo," dijo Elena. "Me siento como si pudiera decirte cualquier cosa."

"Eso es porque estamos conectadas en un nivel más profundo," respondió Lucía. "A veces, simplemente encuentras a alguien con quien puedes ser completamente tú misma."

El tiempo pasó volando y antes de que se dieran cuenta, el sol comenzaba a ponerse. "Deberíamos hacer esto más a menudo," dijo Elena.

"Definitivamente," asintió Lucía. "Hay muchos más lugares que quiero mostrarte."

En las semanas siguientes, Elena y Lucía se volvieron inseparables. Pasaban juntas sus fines de semana explorando la ciudad, asistiendo a exposiciones y compartiendo cenas largas y conversaciones profundas. Su relación crecía y evolucionaba, convirtiéndose en algo más que una simple amistad.

Sin embargo, no todo era fácil. Elena todavía lidiaba con la presión de su familia y su entorno profesional, mientras que Lucía enfrentaba sus propios desafíos, incluyendo la inestabilidad económica y los recuerdos de un pasado doloroso. Pero juntas, encontraban la fuerza para enfrentar estos obstáculos.

Una noche, mientras descansaban en el sofá de Elena después de un largo día, Lucía dijo: "Elena, quiero que sepas que significas mucho para mí. He pasado por muchas cosas en mi vida, pero contigo siento que todo es posible."

Elena la miró a los ojos, sintiendo lo mismo. "Lucía, tú también has cambiado mi vida. Contigo, siento que puedo ser yo misma y que todo lo que he soñado es alcanzable."

Se abrazaron, sintiendo la calidez y la seguridad del amor que habían encontrado. Sabían que su viaje juntas recién comenzaba, y estaban listas para enfrentar cualquier cosa que la vida les deparara.

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