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Capítulo 6.- Conflicto Interno

 

Elena miró su reloj, el tiempo pasaba rápido mientras esperaba a Lucía en el restaurante donde habían quedado para cenar. Las velas parpadeaban suavemente en las mesas, creando una atmósfera íntima. Cuando Lucía llegó, la sonrisa de Elena se amplió.

"Te ves hermosa," dijo Elena, levantándose para abrazarla.

"Tú también," respondió Lucía, devolviendo el abrazo y sintiéndose reconfortada por la calidez de Elena. Tomaron asiento y pidieron la cena.

Elena y Lucía se acomodaron en sus sillas, disfrutando del ambiente acogedor del restaurante. La luz suave de las velas reflejaba en sus rostros, haciendo que el momento fuera aún más especial. Elena tomó el menú y comenzó a leerlo, mientras Lucía hacía lo mismo.

"Todo se ve delicioso," comentó Elena, mirando a Lucía por encima del menú. "¿Tienes alguna recomendación?"

Lucía sonrió y asintió. "Sí, definitivamente deberías probar el risotto de setas. Es uno de mis platos favoritos aquí."

Justo entonces, el camarero se acercó a su mesa con una sonrisa amable. "Buenas noches, señoritas. ¿Están listas para ordenar?"

"Sí, creo que sí," respondió Elena, dejando el menú a un lado. "Para empezar, me gustaría una ensalada Caprese, por favor."

"Y para el plato principal, me encantaría probar el risotto de setas," añadió Lucía, mirando al camarero.

"Perfecto. ¿Y para usted, señorita?" preguntó el camarero, dirigiéndose a Elena.

"Para el plato principal, me gustaría el filete de pescado con salsa de limón," dijo Elena. "Y, por favor, una copa de vino blanco para acompañar."

"Excelente elección," respondió el camarero, tomando nota. "¿Algo más por ahora?"

Lucía y Elena intercambiaron miradas y luego negaron con la cabeza. "Eso será todo por ahora, gracias," dijo Elena.

El camarero se retiró, dejándolas solas nuevamente. Elena tomó la mano de Lucía a través de la mesa y la apretó suavemente. "Estoy tan feliz de estar aquí contigo," dijo, mirándola a los ojos.

"Y yo contigo," respondió Lucía, sintiendo una cálida oleada de afecto. "Esta noche va a ser maravillosa."

Y así, con sus pedidos realizados y sus corazones conectados, Elena y Lucía se dispusieron a disfrutar de una cena que no solo prometía ser deliciosa, sino también una celebración de su amor y su conexión.

Mientras esperaban la comida, Elena comenzó a hablar sobre algo que la había estado molestando. "Lucía, hay algo que necesito contarte. He estado recibiendo mucha presión de mi familia. No entienden nuestra relación y esperan que siga un camino más tradicional."

Lucía tomó la mano de Elena, notando la tensión en su voz. "Lo siento mucho, Elena. Debe ser difícil para ti."

"Lo es," admitió Elena. "Pero quiero que sepas que estoy comprometida contigo. No voy a dejar que sus expectativas nos afecten."

Lucía suspiró, sintiendo que era el momento adecuado para compartir sus propios miedos. "Yo también tengo algo que confesarte. Últimamente, he estado luchando con inseguridades relacionadas con mi arte y mi pasado. A veces, siento que no soy lo suficientemente buena."

Elena la miró con ternura. "Lucía, eres una artista increíble. Tu trabajo tiene un impacto que no puedes imaginar. Y tu pasado no define quién eres ahora."

"Gracias, Elena," respondió Lucía, sintiéndose un poco más aliviada. "Es reconfortante saber que estás aquí para apoyarme."

"Siempre," dijo Elena, apretando su mano. "Vamos a superar esto juntas."

Mientras Elena y Lucía seguían compartiendo sus pensamientos y miedos, el camarero se acercó con sus platos, interrumpiendo suavemente la conversación.

"Disculpen, señoritas, aquí tienen sus pedidos," dijo el camarero con una sonrisa amable mientras colocaba los platos frente a ellas. "Ensalada Caprese para la señorita, risotto de setas para la señorita, y filete de pescado con salsa de limón para usted." Hizo una pequeña pausa antes de añadir, "Si necesitan algo más, no duden en llamarme."

"Gracias," respondieron Elena y Lucía al unísono, sonriendo al camarero antes de volver a centrarse en sus platos.

Elena tomó su tenedor y probó su filete de pescado. "Esto está delicioso," comentó, disfrutando del primer bocado. "Elegiste bien con el risotto, Lucía."

"Gracias," respondió Lucía, sonriendo mientras tomaba su primer bocado. "Este lugar nunca decepciona."

Mientras disfrutaban de la cena, la conversación fluyó de manera más ligera, tocando temas de arte, arquitectura y futuros proyectos. Cada bocado de comida parecía reforzar el vínculo entre ellas, haciendo que la noche fuera aún más especial.

Elena levantó su copa de vino y miró a Lucía con ternura. "Por nosotras y por superar cualquier obstáculo juntas," dijo, brindando.

"Por nosotras," repitió Lucía, chocando su copa con la de Elena antes de tomar un sorbo. "Siempre."

Con la cena avanzando, cada momento compartido fortalecía su compromiso mutuo, haciéndoles sentir que, a pesar de los desafíos, tenían la fuerza y el amor necesarios para seguir adelante. Mientras los sabores deliciosos de sus platos se mezclaban con la calidez de su conversación, Elena y Lucía sabían que esta noche sería un recuerdo preciado que atesorarían en los días venideros.

La cena continuó, y a medida que compartían sus miedos, también encontraron consuelo y fuerza en el amor que sentían la una por la otra. Hablar abiertamente sobre sus luchas les permitió comprenderse mejor y reforzar su compromiso mutuo.

Después de la cena, caminaron de regreso al apartamento de Elena, disfrutando de la brisa nocturna y del sonido tranquilo de la ciudad. Cuando llegaron, se sentaron en el balcón, mirando las luces de Barcelona.

"Prométeme que siempre seremos honestas la una con la otra," dijo Lucía suavemente.

"Lo prometo," respondió Elena, acariciándole el cabello. "No hay nada que no podamos superar juntas."

Ambas se quedaron en silencio por un momento, reflexionando sobre todo lo que habían compartido esa noche. Lucía se dio cuenta de lo mucho que había crecido desde que conoció a Elena. Y Elena, por su parte, entendió que el amor verdadero significaba apoyarse mutuamente en los momentos difíciles.

"Sabes, cada vez que hablo contigo sobre mis miedos, siento que soy más fuerte," dijo Lucía.

"Y yo siento lo mismo," respondió Elena. "Tenerte a mi lado me da el valor para enfrentar cualquier cosa."

Esa noche, mientras se abrazaban bajo las estrellas, Elena y Lucía hicieron un nuevo compromiso. Decidieron que, sin importar los obstáculos que enfrentaran, siempre se apoyaría y se amarían mutuamente. Entendieron que sus miedos y desafíos eran parte de su viaje juntos y que cada problema superado solo fortalecería su relación.

"Te amo, Lucía," susurró Elena.

"Yo también te amo, Elena," respondió Lucía.

Con estas palabras, sellaron su promesa de enfrentarse juntas al futuro, seguras de que el amor que compartían era lo suficientemente fuerte como para superar cualquier desafío. A medida que avanzaban en su relación, sabían que cada día sería una nueva oportunidad para crecer y amarse más profundamente.

Y así, Elena y Lucía continuaron su viaje, fortalecidas por la honestidad y el amor que compartían, enfrentando cada conflicto interno con el apoyo y la confianza mutua, dispuestas a construir un futuro juntos lleno de amor y comprensión.

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