¡Ring, Ring, Ring!
— ¡Hello!— ¡Amanda! ¿cómo estás? he conseguido tu número gracias a tu amiga Yuli. Necesito contar con su apoyo y con su firma para poder continuar.— Sofía, ya no estoy más a cargo de la empresa, ahora a quién tienes que dirigirte y a quien debes pedirle dirección es al señor Ferrari.— Hace unos 15 días lo he intentado señora Castro, más él se niega, dice que esta empresa pertenece a usted.— No puedo ayudarte Sofía, estoy fuera del país y he decidido olvidarme de todo.— ¿Qué pasará en esta empresa sin nadie que quiera liderar? ¡Amanda, este es tu sueño! Yo entiendo que hayan pasado cosas malas, pero muchas veces simplemente son cosas que están escritas para nosotros. Te voy a pedir disculpas por meterme en los asuntos que no me competen, más por que soy una simple empleada, pero considero que tienes un talento hermoso y has triunfado en tu primer intento, no dejes que esto caiga.— Mi ánimo no me a— ¿Cómo sigue Ada? me ha afectado mucho todo lo que me dijiste.— He tratado de darle todo el amor y el cariño que ella necesita en este momento. Las doctoras encuentran mejoría y dicen que su evolución es positiva, más yo la veo igual.— ¡Es un proceso muy doloroso! espero que mejore, muy pronto todo estará bien ya lo verás.— ¿No me vas a contar qué sucedió contigo y con Ferrari? te fuiste de aquel lugar y viniste a la mansión que te regaló mi padre, todo es muy confuso ¿acaso están separados?Amanda le cuenta todo el repertorio de lo que había sucedido. Como están atravesando una situación difícil cada uno por su lado, se han hecho amigos y uno ha encontrado refugio en el otro.— Debes darle tiempo, no sea tan radical con él, ha sido cruelmente víctima de una persona que le hizo daño. Él quizás tiene esa fobia o ese miedo. Aunque me dolió al principio, debo admitir que se ven bastante bien juntos.— También es injusto que
Esa noche se atrevió y marcó el número de Amanda. Mientras sonaba aquel teléfono él cerró los ojos bastante fuertes.— ¡Hello! — Escuchó a través del teléfono. Él solo suspiró — Soy... — Él hace el intento de hablar, pero luego coloca su mano en la boca y es cuando nuevamente escucha su voz. — ¡Sí buenas noches! — Cuanto necesitaba escucharla y tenerla cerca. Amanda al no escuchar que nadie le respondía solo cerró la llamada.Dos semanas después Amanda dio a luz a dos preciosos bebés, una niña y un niño. Nacieron hermosos, los doctores y demás enfermeras estaban enamorados de la belleza que tenían. Los niños nacieron en un peso y salud excelente, Amanda estaba muy feliz de tenerlo en sus brazos. Al conocerlos se sorprendió bastante, por el parecido que tenían con su padre, ambos pelirrojos en su cabello y cejas, todos sus rasgos idénticos a Jhon . Ella fue a casa y en todo momento fue atendida por su madre, aunque en su casa carecían de algunas cosas, estaban acostumbradas, los lujos
Amanda como pudo llegó a casa bastante cargada, ya que tenía a su cargo los niños, más todo el supermercado que había comprado el señor Ferrari.— ¿Qué es todo esto Amanda? ¿te has sacado la lotería? — Le pregunta Charo sorprendida, al ver todos los paquetes que venía cargando su hija.— Mejor ayúdame, tengo un carro lleno allá afuera.Ambas entraron toda aquella comida y utensilios necesarios para el hogar, mientras conversaron organizando la despensa.— Me encontré con los padres de John. Después del gran susto, no sé si fue buena o mala suerte, ya que de verdad estábamos necesitando de estos alimentos. Los niños están comiendo demasiado.— Elijo la opción de buena suerte. El día de hoy por recorte de personal, me detuvieron en el trabajo. — Le comunica a Charo con su rostro cabizbajo.— Por ahora no hará falta, la señora Ferrari me entregó esta tarjeta, más este dinero en efectivo. — Ella le muestra mientras va conversando.— ¡Por fin decidiste tomar algo de esa familia! Al final e
Después de John terminar la conversación con su madre, sale conduciendo su auto a encontrarse con sus pequeños. Él estaba muy nervioso y ansioso, ya que no sabías con que podia encontrarse. Llega frente a ese lugar y desde su auto observa la puerta con muchos nervios, su corazón latía de prisa, él se decide, sale del auto y toca el timbre. En un momento se encuentra con la señora Charo muy sorprendida al verle.— ¡Buenas noches señor Ferrari, puede pasar!Él quedó bastante sorprendido al encontrarse con la amabilidad de la señora Charo. — ¡Gracias, muchas gracias! — ¿Como se encuentra en esta noche? — Le pregunta tratando de disimular los nervios. — ¡Echando ganas para seguir adelante, ¡así es la vida de nosotras la persona humilde! Desde que sus padres conocieron los niños, estábamos seguras que vendría. Están en su habitación, los acabo de alimentar. ¡Me puede seguir y lo dirijo hasta donde ellos se encuentran!— Amanda ¿no está en casa? — Pregunta en un instinto desesperado.— Ell
Amanda se había acostumbrado a recibir su rosa cada día, esto de alguna manera la hacía revivir viejos momentos que ya estaba necesitando. Aunque Jhon se había marchado a su empresa de regreso, él había dejado el mandato de seguir enviando aquel detalle a la madre de sus hijos. Cosa que se lo hacía un poco más difícil a ella.¡Tock Tock Tock!— !Buenas noches! — Amanda recibe a Carlos después de algún tiempo sin verlo.— Ya te estaba echando de menos. Aarón ha estado preguntando por ti en varias ocasiones.— Ha sido difícil con Ada, aunque ha podido entrar en razón ya que ha puesto de su parte, aún sentimos que es muy reciente todo esto. Solo pasaron 8 meses de la perdida.— Deberías adoptar un bebé pequeño Carlos, eso les ayudará.Él sostiene las manos de Amanda en un instinto de desesperación. — ¡Por favor Amanda, tengamos otro hijo! Necesito un segundo hijo para estar en tranquilidad. Si no quieres estar íntimamente conmigo, t
Llegó el viernes. Amanda tenía todo preparado para viajar, no le había confirmado a Jhon, que sería ella misma que llevaría a los niños, pero desde aquella llamada tenía una gran inquietud y quería encontrarse con él ya que también lo extrañaba.— No sabía que estabas tan decidida a regresar, como me habías dicho que debía ir yo, ya me estaba preparando.— Pues he decidido ir. Ya que tengo que pasar por la empresa de textil a llevar unos dibujos que he hecho en mis tiempos libres. he diseñado una línea nueva, también tengo que recoger algunos cheques, quizás no regrese hasta la próxima semana.— Quizás te quede con el papá de tus hijos y con tus hijos, pasando el fin de semana. No tienes por qué ocultarlo Amanda.— Sí no es de ti sola que me oculto madre, hasta de mí misma lo hago, no sé cómo voy a reaccionar cuando este frente a él. Aún no decido si acompañarlos todo el fin de semana, aunque estoy lista para hacer el viaje, yo misma no controlo l
Ellos abordan el avión y Amanda iba muy seria, ni siquiera saludó a las personas de su alrededor, solo subió con su actitud bastante pesada mientras que Jhon iba con una sonrisa muy marcada y pronunciada. Ella se acomoda en el asiento que sabe que le pertenece a John pero a él todo le causa risa.— ¿Puedo amamantar a mis bebés en este lugar o espero a que lleguemos?— Desde este avión hasta este hombre que está aquí sentado, todo le pertenece a esos bebés, así que no debes pedir permiso.— ¡Bien muchas gracias señor Ferrari!— ¿Por qué tanta actitud? se supone que vamos de paseo, debemos ir feliz.Ella no dice nada y solo amamanta a los niños, después de terminar le enseña a John cómo colocarlos para sacarle los gases. Cosa que es nuevo para él y lo está disfrutando bastante. Después que llegaron al aeropuerto Paúl lo recogió y se sorprendió bastante al ver que Amanda lo acompañaba, pero más le sorprendido la actitud que mostraba.— ¡Buen día señora Castro! es un placer verle después d
Esas palabras tranquilizaron Amanda durante todo el trayecto del camino, hasta se durmió en el avión. Jhon solo la contempla y se ríe, no había conocido esa parte de su amada, pero sí que sabe ser bien terca.¡Ring, Ring, Ring!Resuena el celular de Jhon, pero él no tiene pensado tomar la llamada. Al segundo sonido, Amanda despertó y solo lo observó, mientras él miraba aquella pantalla muy decidido a no tomarla. Él apaga el celular y sigue contemplando a su pequeño hijo que lleva en brazos. Unos minutos más adelante llegaron a la finca donde son recibidos con mucho amor, todos quedaron sorprendidos, al ver a los gemelos se enamoraron de ellos.— ¡Hola mi Tita! ¿todo el amor que había depositado en mí, ahora tendré que compartirlo? ¡lo acepto! — dice Jhon un poco trágico, después de la gran bienvenida que ofrece Tita a los gemelos.— Pues es que son tan hermosos, además debes de excusarnos a todos, aquí no se sabe cuántos años habían pasado sin que viniera un pequeño bebé, serán más que