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Capitulo IV (La propuesta)

Muy rápido llegó la hora de aquella cita, ella se encontraba nerviosa, no sabía de qué se trataba pero si sabía que iba a disfrutar la noche acompañada de un muy elegante caballero. Vistió un traje rosa entallado al cuerpo, resaltaba su figura y sus grandes caderas, rocío una suave fragancia y soltó su cabellera. Minutos más tarde escucho las bocinas de un carro afuera.

— Amanda creo que ha llegado tu jefe.— cuando su madre la mira se quedó con los ojos bastante grandes, ya que no había visto a su hija tan entusiasmada. — Por Dios hija dime la verdad, ¿está saliendo con este hombre? ¿ por eso tus puestos?

— No, claro que no madre, él se a vuelto muy cercano a mi, acepte esta cena solo por agradecimiento, después que yo con esfuerzo logré mis puestos en aquella empresa. Él esta noche solo quiere proponerme algo, imagino que será parecido a lo que ya hice por él y como lo hice bien está confiando en mí nuevamente. ¿Te parece malo?

— Necesito que abra los ojos, esos hombres ricos y poderosos, piensan que todo lo que quieren lo pueden obtener, y tú eres pobre, somos de bajo recurso y hemos pasado muchas dificultades pero también somos honradas.

— Madre disculpa, podemos hablar todo lo que tú quieras a mi regreso, él está fuera y espera por mí.

Ella no queda muy complacida y ve a su hija marcharse en aquel vehículo. — Dios de los cielos cuida de mi pequeña, sabes que ella es lo único que tengo, no quisiera que cayera en la mano de un depravado o de esa gente con dinero que piensa que son los absoluto dueños del mundo.

— Buenas noches bella dama. — Él la mira sorprendido porque siempre la había visto en uniforme de la empresa y ahora la ve diferente, la encuentra tan delicada y tan bella que en sus ojos se vieron deslumbrados ante su belleza en el momento que ella se acercó hasta él.

— ¡Buenas noches señor Carlos! es un placer para mí acompañarlo en esta noche.

Ella entra a su coche y parten de inmediato. Antes de ir a un restaurante él primero le da una vuelta por la ciudad. Luego que se acerca la salida, decide ir a una ciudad cercana.

— ¿Saldremos de la ciudad? — Pregunta Amanda un poco ansiosa.

— Sí, saldremos de la ciudad, necesito algo un poco discreto para los dos, pero puedes estar tranquila, no pienso aprovecharme de ti, solo quiero que hablemos. —Ella solo asiente con la cabeza.

Luego de entrar a la ciudad se dirigen a un parque y él estaciona el auto. —Necesito hacerte una propuesta, si entramos al restaurante, no quiero interrumpirte la cena, así qué me gustaría saber si me puedes apoyar.

— Recuerda que usted es mi jefe y yo sé acatar órdenes. Así que lo escucho.

Amanda estaba lejos, su mente aún era infantil, ella era muy responsable e inteligente, solo que también un tanto ingenua, y en las cosas del amor estaba bastante inocente.

— ¿Me dijiste que tú edad con 26 años? ¿Estoy en lo correcto?

— ¡Así es! esa es mi edad.

— Soltera y que tu único compromiso es tu pequeño hermano y tu madre. ¿Estoy en lo correcto? — Sigue repitiendo.

— ¡Así es señor Carlos! estás en lo correcto. — Ella en su rostro presenta un poco de curiosidad por todas las vueltas que él ha estado dando desde que la había recogido.

— Bueno, yo necesito algo, y tú también. No daré más rodeo ya que no soy un hombre de mentiras. tengo 35 años pero también la experiencia suficiente para saber las cosas, solo hace unos pocos días que te vi y después de tantos años despertaste un interés, por así decirlo.

Ella arruga sus cejas ya que la duda había llegado, y teme ser acosada, — Esto lo pudo hacer en nuestra ciudad.

— Tu compromiso es tu madre y tu hermano, yo me haré cargo de tu compromiso pero necesito algo a cambio.

Ella sigue sin emitir palabras, se queda sorprendida ante aquella propuesta. — Señor Carlos no lo entiendo. Desde los 16 años he trabajado en toda clases de lugares, he sido humillada y sido pateada, hasta escupida, solo por llevar las riendas de mi hogar, para que mi madre tenga sus medicamentos y mi pequeño hermano después que nació no le faltará nada. Tampoco le he dicho que quiero descansar de mi responsabilidades y no le he pedido ayuda.

— Yo sí necesito ayuda señorita Amanda y desde que te vi, de alguna manera te elegí. Así que no quise dejar pasar mucho tiempo y hacerte la propuesta.

— ¡Lo escucho!

— Como te dije antes, yo me haré cargo de tu hermano, que estudie en los mejores colegios, que tenga paga su educación hasta que la termine, y a tu madre no le faltará medicamentos ni atenciones médica. Yo estaré a cargo de todo.

— ¿Y qué tendría que hacer a cambio? — Aunque no lo demostró, esa propuesta la dejó deslumbrada.

— Yo necesito que me un hijo de ambos.

Ella siente como una brisa fuerte la golpea en el rostro, ni siquiera supo cómo tomar aquella propuesta, se sentía molesta y ofendida. — Creo que se está equivocando con el tipo de persona que soy, usted es casado, y yo tengo un compromiso familiar, esto me ofende mucho.

— ¡Entiendo! aunque no sabía que me ibas a despreciar tan deprisa, pero te lo voy a Explicar de esta manera. Si aceptas, buscamos un doctor y tú me alquilas tu vientre, por la propuesta que ya te he ofrecido, no tienes que intimar conmigo, simplemente seguirás tu vida diaria, solo que con un embarazo. Las única personas que sabrán que el embarazo es mío, será mi madre, mi padre, tú y yo; sí le cuentas a tu madre tendrá que guardar el secreto.

— ¡Pero no entiendo! — Responde ella un poco curiosa. — Su esposa, ella podría darle hijos, es joven aún.

— Por eso estoy aquí contigo ahora, mi esposa no puede darme hijos y aparte últimamente siento como si ya no quieres estar a mi lado. Por eso lo estoy haciendo de esta manera Amanda, necesito un hijo para asegurar mi futuro.

Ella piensa en la propuesta ya que está algo descabellada, aunque era una esperanza para la salud de su madre y su pronta recuperación, ya que podría llevar su tratamiento que hace años no se había iniciado por la parte financiera. Y su pequeño hermano ya ha cumplido los 7 años y aún no ha podido Ingresar a ninguna escuela, cosa que también a ella le perturba la mente y solo podía mirarlo. — La propuesta me tiene un poco confusa ya que es repentina ¿debo responder ahora?

— Tengo un año para tener un embarazo o mostrarle un nieto a mi padre, he hablado con él antes de tomar esta decisión y él me apoya.

— ¿Y me has elegido a mí? te lo digo porque en estos casos para el alquiler de un vientre. Se solicita una persona que no sé conozca ¿Me está diciendo que luego que nazca mi hijo lo cuidarán usted y su esposa?

— Te elegí a ti porque eres una mujer hermosa, te elegí a ti porque llamaste mi atención, te elegí a ti porque me diste confianza. ¡Y no! por eso no está mi esposa aquí con nosotros, ese bebé será solo nuestro.

Amanda cada vez se sentía más confundida, era como un tobogán de emociones, jamás había imaginado una propuesta como esa, pero se pone a pensar y no se escuchaba tan mal.

— ¿De verdad no me traería problema?

— No te traerá problemas, te daré un lugar más cómodo para vivir, tendrán más espacio donde tú y tu familia podrán estar tranquilos y puedas tener un embarazo pleno, en paz y tranquilidad.

— Solo algo más, no sé qué dirá el doctor cuando me revise, ¡en caso de que acepte claro! porque aún no lo doy por hecho, ya que continúo confundida y necesito asimilar un poco.

— ¡Te escucho!

— Yo nunca he estado con un hombre, aún soy virgen, en ese caso no sé si le podría servir para lo que usted me ha solicitado.

— ¿Eres virgen? — Le pregunta él con su cabeza nublada de curiosidad. Ya que de alguna manera escuchar esas palabras fue interesante. Amanda desde el primer momento fue de su agrado y al parecer venía con una sorpresa incluida. — Tú tranquila, mañana me pondré en contacto con un doctor, él es de Colombia, yo le daré a conocer lo que me acabas de decir, en cuanto me responda, iniciare con mi parte del trato.

— Carlos, mi madre tiene problema severo en los huesos, su tratamiento es muy costoso, aunque me he matado trabajando, nunca he podido comprar su tratamiento completo y quizás por eso es que no le está haciendo efecto. Yo sí necesito la propuesta que me estás haciendo, ¿que me confirma que tú vas a cumplir?

— Yo soy un hombre de palabra Amanda, si quieres ahora mismo llamo mi abogado para que redacte un contrato dónde este escrito todo lo que te acabo de prometer. Yo de alguna manera quiero ayudarte porque ya lo has hecho conmigo.

— ¿Y sí acepto cuándo iniciamos?

— Esta misma noche, contactaría al doctor porque no tengo información exacta de que tiempo se llevaría todo el proceso. Y solo tengo un año, el tiempo ya está corriendo y lo necesito.

— Tengo más preguntas. ¿si es una niña, si no cumplo? Esto ha sido inesperado y tengo mucha preguntas, quisiera irme o cerrar el tema pero es algo un poco complejo. Carlos yo también necesito lo que me acabas de proponer sería mi sueño logrado.

Él con su mano, acaricia su pelo y lo coloca detrás de la oreja. — Me encanta que sea una mujer de mente abierta y que conozca los negocios, "los buenos negocios" pero esta propuesta no la veo simplemente como negocio, un contrato o un acuerdo; Lo veo como una oportunidad de conocernos. Puedes estar tranquila, una vez que yo comience a tener familia puedo pedirle más tiempo a mi padre, te digo en caso que sea una niña.

— ¿Y eso quiere decir?

— Que lo tendríamos que seguir intentando, me encanta la persona que eres, has llamado mucho mi atención

— ¡Pues acepto! Solo que hoy toca hablar con mi madre y explicarle todo. Pero por el bien de ellos llegaría a un pacto con el mismo diablo.

— ¡Perfecto! No estás haciendo un pacto, estás haciendo un contrato para mejorar tu vida. Desde mañana te enviaré algunas casas a tu correo, allí podrás elegir la que gustes para qué inicie nuestro contrato, teniendo un lugar más cómodo.

— ¿Y el contrato cuando lo firmaría?

— ¡Mujer de negocio, me gusta! mañana mismo comenzaré a redactar aquel contrato, cuándo elijas la casa y vayamos a conocerla lo firmas y cerramos el acuerdo.

Ella le tiende la mano para cerrar el acuerdo, pero él al sentirla tan cerca y su aroma lo había hipnotizado desde que ella subió aquel auto, aunque peleó con sus ansias perdió ante ellas y robó sus labios en un beso suave y cautivador. Sus labios parecían nubes, se complementaron tan bien en un solo beso, que ni siquiera se dieron cuenta el largo rato que duraron envueltos. Con aquel beso, se había sellado un inicio favorable para ambos.

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