*—Antonella:Max no había aparecido en una semana, y Antonella no necesitaba más señales para entender lo que estaba ocurriendo. Su ausencia era su manera de decirle que tenía que irse, que recogiera sus cosas y no volviera. Soltó un largo suspiro y miró hacia la puerta cerrada de la oficina de Max. El acceso a aquel lugar había sido un misterio desde hacía días, pues no se había abierto ni una sola vez. Incluso ella, como su asistente, no se atrevía a entrar ni a dejarle mensajes, porque nadie llamaba para preguntar por él. Todas las reuniones que habían estado programas habían sido canceladas, y las que se colocaban, Max las cancelaba al instante. Nadie decía nada. Parecía que todos en la empresa sabían algo que ella no. ¿Qué estaba haciendo Max? ¿Por qué desapareció de la oficina sin una explicación? La pregunta ardía en su mente como una brasa, cada vez más insoportable.La gala benéfica. Esa noche...El pensamiento le erizó la piel. ¿Acaso lo que pasó entre ellos lo habí
*—Antonella:Estaba sorprendida de ver a Max allí después de desaparecer por varios días y antes de que pudiera reaccionar, Max acortó la distancia entre ellos con pasos rápidos. Su rostro se endureció al verla, y sin previo aviso, sus manos firmes se posaron en sus mejillas, sosteniéndola como si temiera que se desvaneciera.—Ellie… —murmuró su nombre como un suspiro, pero su voz cambió al instante, teñida de preocupación y enfado—. ¿Dónde diablos estabas?Antonella se quedó paralizada, atrapada entre el calor de sus manos y el peso de sus palabras. Durante un breve instante, su mirada se perdió en la de él, pero los recuerdos de los días pasados la golpearon como un balde de agua fría. ¿Qué derecho tenía él de exigir explicaciones?Con un movimiento brusco, apartó su mano de su rostro y retrocedió un paso.—¿Yo? ¿Dónde estaba usted, señor Bryant? —preguntó con tono afilado, manteniendo las formalidades para no mostrar lo mucho que le dolía su actitud.Max parpadeó, sorprendid
*—Antonella:Dos semanas. Dos semanas era el tiempo que Max llevaba fuera en su “viaje de negocios”. Para Antonella, cada día era una tortura lenta, un recordatorio constante de lo rota que estaba. No se sentía solo agotada; estaba al borde de un colapso. Se sentía como una sombra de sí misma, luchando contra un dolor que parecía no tener fin. Solo esperaba su regreso para poder cerrar este capítulo de su vida de una vez por todas.Debió haber renunciado cuando tuvo la oportunidad, cuando sus sentimientos por Max eran solo un atisbo de atracción, una chispa fácil de ignorar, pero ahora… Ahora todo era un caos.Un violento retortijón en su estómago la sacó de sus pensamientos, obligándola a levantarse de su asiento con torpeza. Corrió al baño del piso presidencial, sintiendo cómo el nudo en su garganta se transformaba en náuseas implacables. Se encerró en el primer cubículo que encontró, levantó la tapa del váter y expulsó su desayuno entre fuertes arcadas que hicieron que su e
*—Antonella:Aún estaba en shock luego de su confesión, porque fue tan repentina que para ella era difícil aceptarla. Salió de sus pensamientos cuando escuchó una suave risa y Max le acarició su mejilla con el pulgar.—Te he dejado muda, ¿eh? —murmuró Max riéndose—. También sé que te hice dudar demasiado —admitió con un atisbo de dolor en su voz—, pero créeme cuando te digo que te amo. Y, Ellie, lucharé contra quien sea por ti.Los ojos de Antonella se llenaron de lágrimas, pero no las dejó escapar. Todavía había cosas en el aire.—¿Qué es lo que ocultas? ¿Qué está pasando, Max? —preguntó Antonella finalmente, su voz temblando por la confusión y la emoción. Sabía que también lo amaba, pero las sombras de las mentiras y los secretos que él cargaba le impedían dar un paso hacia adelante.Max la miró con tristeza, como si cada palabra que ocultaba le pesara en el alma.—Por ahora no puedo decirte todo, pero quiero que sepas que todo lo que hago es por ti —susurró con una sonrisa d
*—Antonella:Cuando el beso terminó, Max la envolvió en sus brazos, sosteniéndola con una fuerza que hablaba de todo lo que sentía por ella.—Te amo, Ellie —murmuró de nuevo, con una seriedad que la dejó sin palabras—. Sé que ha sido difícil, que nuestro camino ha estado lleno de baches, pero te prometo que resolveré todo. No importa cuánto tiempo me tome, voy a hacerlo. Y cuando lo haga, podremos ser felices, ¿sí?Antonella cerró los ojos y apoyó la cabeza contra su pecho, dejando que las palabras de Max la reconfortaran. Por primera vez, decidió dejar de pensar en todo lo que podría salir mal y darle el beneficio de la duda. Max había demostrado que, a pesar de sus defectos, estaba dispuesto a luchar por ella.—Está bien y no te preocupes, Max —susurró.Permanecieron abrazados, compartiendo un momento de paz en medio del caos que los rodeaba. Antonella sabía que las últimas semanas habían sido un verdadero infierno, pero en ese instante parecía que todo estaba en calma. Sin e
*—Max:Un suspiro pesado escapó de Max mientras se pasaba una mano por el rostro, visiblemente cansado. La noche anterior había llegado a la ciudad, y lo primero que había deseado era correr hacia Antonella, hablar con ella, asegurarle que estaba de vuelta. Sin embargo, al ser tarde, decidió que lo mejor sería verla al día siguiente en la oficina. Habían pasado muchas cosas entre ellos, y Max estaba ansioso por aclarar lo que aún quedaba pendiente.Sin embargo, cuando fue a trabajar a la oficina esa mañana, al no encontrarla en su lugar habitual, un frío temor le recorrió el cuerpo. Recordó sus últimas palabras antes de marcharse: Antonella había expresado su deseo de renunciar y ser libre. Aunque en ese momento Max había rechazado la idea con vehemencia, después de dos semanas lejos, empezó a creer que quizás lo mejor para ella era, en efecto, dejar atrás todo lo relacionado con los Bryant y era posible que la misma hubiera tomado la decisión sin consultarle.Luego de pensar
*—Antonella:Después de un ajetreado día que comenzó con ella sintiéndose horrible y terminó con una sonrisa en el rostro, Antonella suspiró aliviada mientras se acomodaba en el asiento del coche de Max.Había pasado toda la jornada laboral asegurándose de dejar todo listo para que Tiffany, la asistente de Chris, tuviera a la mano lo que necesitara. El único inconveniente había sido interactuar con Tiffany, quien, como era costumbre, había mostrado su desagrado de forma poco sutil. A pesar de eso, las órdenes venían directamente de Max, y Tiffany no tuvo más remedio que acatarlas, aunque su rostro reflejaba molestia.Ahora, con el día finalizado, Antonella se dirigía a casa acompañada por Max, quien había insistido en llevarla. Había aceptado con una mezcla de sorpresa y esperanza, ya que en el fondo anhelaba que él la invitara a cenar, aunque sabía que probablemente no lo haría. Además, su timidez le impedía ser ella quien tomara la iniciativa. Sin embargo, disfrutaba este mom
*—Antonella:Después de que Max la dejó en la entrada de su casa, Antonella se acercó a la puerta, preparada para abrirla, pero antes de que pudiera insertar la llave, la puerta se abrió de golpe.—¡Ellie! —exclamó una de las gemelas, mirándola con curiosidad y una sonrisa traviesa que dejaba claro que había visto algo.Antonella se detuvo, sorprendida y algo nerviosa, mientras se preguntaba cuánto habría presenciado su hermana.—¡Brianna! —exclamó Antonella, sorprendida al ver a su hermana en la puerta. Brianna soltó una risa ligera, sabiendo que había captado la atención de Antonella.—Te vi besándote con él, Ellie —dijo Brianna, tal vez un poco más alto de lo que Antonella hubiera deseado. Inmediatamente, Antonella se lanzó hacia ella, cubriéndole la boca con la mano.—¡Shhh! —susurró, mirando rápidamente hacia la sala para asegurarse de que nadie más hubiera escuchado. Afortunadamente, no había nadie cerca. Solo un coche estaba estacionado afuera, el de su madre, quien probablemen