El sol había salido hacía tan solo unos minutos cuando el timbre de los Tindergar se hace escuchar.
Margareth y Robert se encuentran desayunando entre olor a café y tostadas recién hechas, ambos con cara de preocupación y cansancio. Quien atina a levantarse es ella, pero su esposo la detiene.
—Abro yo y voy saliendo —se levanta, le da un beso y pide, mientras camina hacia la puerta, que le avise si llega a pasar algo con Thomas.
—Buen día señor Tindergar —escucha ni bien abre. Adrián lo saluda.
—Fuera del colegio soy solo Robert —le aclara después de devolverle el saludo y sigue su camino, dejando la puerta abierta como invitándolo a pasar.
Adrián ingresa sin dudarlo, anunciándose e interrumpiendo un sorbo de café a Margareth.
—Buen día hijo —le responde&mdas
En Calm River, Elizabeth y Adrián llegan apurados donde Thomas, quien todavía se encuentra reposando en su habitación, haciendo caso al pedido del doctor Parker.Pasan apurados por el comedor ignorando completamente a Margareth que está en la cocina y por lo que el aroma indica, con la comida ya casi lista.Al pasar arrojan sus mochilas en el sillón que hay frente a la tele y suben corriendo las escaleras que lleva a los cuartos. Se detienen frente a la puerta de Thomas.—Esperemos que no esté del otro lado —dice Adrián, temiendo que lo que planearon con Eli no se pueda llevar a cabo.Ella golpea la puerta, pero no va a insistir. Al no escuchar respuesta ingresan directamente en la habitación. Lo que tienen frente a sus ojos es a Thomas, tendido en su cama y dormido. Al verlo se lanzan rápidamente sobre él, tratan de despertarlo, pero en vano. Luego de unos intentos
Ya han pasado seis horas desde el desmayo de Adrián, quien aún no despierta. Su cuerpo se encuentra recostado sobre una camilla, en el hospital de Galuar. A su lado, el mismo doctor Parker le realiza los mismos estudios que le hizo en su momento a Thomas.Fuera, en la sala de espera, Margareth junto a Robert acompañan a una angustiada Sophia.—No aguanto más, ¿Cuándo nos van a decir algo? —la madre de Adrián está exhausta y fastidiada. En todo este tiempo, no hubo nadie que sepa decirle qué es lo que sucede con su hijo.El doctor Parker se asoma justo cuando Sophia está a punto de perder la compostura. A tiempo sale a pedirles que ingresen a la habitación. Los padres de Thomas caminan rápidamente, comandados por la exhausta y fastidiada. Al ingresar, se ubican a los pies del dormido, quien tiene esos cables aún conectados a la máquina.
Tanto movimiento y euforia, por un lado, contrapuesto por una quietud abrumadora y acompañada por una gran tristeza que descolora el lugar. La situación es totalmente diferente en Calm River.El cuerpo de Thomas junto con el de Adrián se encuentran tendidos en sus respectivas camillas, con una sonda saliendo de sus brazos y nuevamente en envueltos por el silencio del hospital.Se encuentran dormidos, inmóviles. El pitido de una maquina interrumpe intermitentemente.Fuera de la sala, pegados a la puerta, está el doctor Parker hablando con los acongojados padres.—Todavía no estamos seguros de qué está sucediendo —admite dolorosamente Parker, mientras coloca su carpeta bajo el brazo.Sophia es quien se muestra más inquieta, dando pasos de un lado al otro, pero los tres tienen caras de no haber dormido en días.—Pero, doctor —dice Rob
Thomas y Adrián se encuentran cabalgando a toda velocidad, sin un rumbo aparente y montados en los lomos de Tankian y Davis. Se dirigen a algún lugar alejado con el fin de encontrar algo o por lo menos no ser descubiertos por alguien. No iba a pasar mucho tiempo hasta que la comandante Elizabeth se dé cuenta que su hermano la desobedeció.No obstante, ninguno de los dos se priva de disfrutar el momento. Hasta hace muy poco lo único que hacían era ir de la escuela a encerrarse en sus cuartos para estar horas jugando a los videojuegos. En cambio, ahora se encuentran cabalgando sobre una verde pradera, con el sol sobre ellos y el gélido viento chocando con sus caras.Todo parece demostrar que el ser humano actúa totalmente condicionado por su entorno. Los muchachos ya no están encerrados en sus jaulas de cemento, abstraídos de lo natural. Ahora se encuentran inmersos en un mundo que al parecer est&aacut
Son las cuatro de la mañana. En Calm River transcurre una noche tan fría como oscura, ya que los nubarrones negros no dejan pasar los rayos de luna.Elizabeth se encuentra en la cama de su hermano, debido a que su habitación se ha transformado, momentáneamente, en el cuarto de huéspedes con Sophia durmiendo allí.En la habitación de Thomas no ingresa ni un haz de luz y lo único que se alcanza a ver en la negrura son esos redondos y bellos ojos que tanto le adula Mathew, que últimamente, lo único que hacen es que suelten lágrimas.No puede dormir. Tiene los ojos abiertos a mas no poder y en su mirada se hay tonos de preocupación por lo que acontece.Al momento había dormido tan solo unos momentos, pero hace unas horas que no puede conciliar el sueño.En su cabeza hay un gran desorden. Demasiadas preocupaciones. Una niña de tan solo quince a&ntild
Ya donde los Tindergar, Robert se encuentra junto a los muchachos sentados en la gran mesa. Margareth y Sophia están en la cocina preparando una infusión caliente de hiervas.—No sé en qué estaban pensando estos dos —dice Sophia mientras acomoda unas tazas sobre una bandeja de hierro.—No lo sé, pero debemos ser mucho más cautelosos —agrega Margareth—. No podemos permitir que se nos vaya de las manos —le susurra al oído.—¿No te parece raro que estén los dos juntos como si se conocieran? —cuestiona Sophia.—¿Después de todas las cosas que hemos vivido en el reino, hay cosas que te siguen pareciendo extrañas? Sin dudas Margareth ya está curada de espanto o eso es lo que cree.El tiempo transcurre velozmente y en Galuar ya está cayendo el sol.<
Desde una ventana, puede verse a Elizabeth transitar la calle principal de Calm River.Recién sale del colegio y como ya es habitual se dirige al hospital del pueblo.En ella, habitan las mismas ganas de ver mejor a su hermano, como en los diez días que quedaron atrás.Con paso apurado y bastante abrigada avanza. Hoy se la ve diferente. Una sonrisa en su rostro y a ritmo de sus auriculares, denotan que hoy tiene más ánimo. Sin contar que se ha puesto uno de sus abrigos favoritos, un Montgomery largo hasta las rodillas de color azul marino, con gorro y guantes de lana a tono.Si hay algo que la motiva a esperar el invierno no es precisamente el frío. Siendo tan friolenta como es, prefiere mil veces el calor, pero estas temperaturas tan bajas le permitían lucir sus prendas favoritas.Como buena adolescente, en realidad gran parte de la humanidad se siente indefensa frente a un mundo lleno de prejuicios
Largo rato tuvieron que esperar para que los dejen solos, igualmente lo aprovecharon para llenar sus estómagos. Ya los han dejado tranquilos, con el televisor sobre una mesita ubicada entre ellos a los pies de la camilla, los cables desenredados y conectados, cuando por fin encienden la consola. —Tenemos que prestar mucha atención a todo —la adrenalina brota por los poros de ambos cuando comienza la presentación del juego. Nunca la habían visto, ya que cuando jugaron juntos la saltaron debido a la ansiedad por jugar. Las imágenes transcurren a una velocidad frenética, aquella presentación no es más que pantallazos de diferentes imágenes, al ritmo de una música épica. Las pupilas de los dos están dilatadas a mas no poder, sus ojos tratan de captar con detalle todo lo que pueden. Algunas de las imágenes son guerreros peleando, vestidos con ropas similares a las que vieron en Galuar, mientras que otras son paisajes en donde abunda la naturaleza.