[VALLE]Mi padre siempre decía que a lo bueno todo el mundo se acostumbra fácil y es verdad. La vida de Diego es buena y mucho, su familia es amable y educada. Platican sobre temas interesantes y me invitan a que participe, algo que es bastante agradable. Después de la pequeña pelea que hemos tenido en la mañana, me he refugiado un poco en la cocina de la casa horneando algo para la cena de la noche. No he traído regalos así que usaré mi talento para compensar eso. Diego jura que sigo molesta, pero no, he reflexionado y me doy cuenta que tal vez él exageró pero yo debo respetar sus decisiones así que debí haber preguntado. Más que sexo, Diego y yo debemos hablar sin que nuestros pensamientos nos traicionen. Espolvoreo un poco de azúcar sobre un pastel y lo decoró con cuidado y segundos después me percato que él se encuentra parado en el marco de la puerta. Sonrío, la ropa que lleva puesta le sienta muy bien. — Señora ¿quiere acompañarme por algunos regalos navideños?— me pregunta so
[DIEGO]Salir a comprar regalos navideños ha sido toda una nueva experiencia para mí, básicamente tengo alguien con quien conversar y consultar los regalos. La sencillez de Valle me encanta, por lo que ha abierto un nuevo panorama con respecto a los regalos que debo dar, además de que descubrí que la época favorita de ella es la Navidad y se divierte viendo las decoraciones y objetos con esa temática. Verla ilusionada de esta manera me hace pensar que Valle no es tan dura o fría como posiblemente la cataloguen y que muy dentro se divierte con los pequeños detalles que personas pasan desapercibidos. Antes de irme la lleve a una tienda especializada en todo lo que tiene que ver con cocina y enloqueció. Esa tienda la veía cada vez que pasaba por aquí pero nunca había entrado, ahora tengo un motivo para hacerlo, verla sonreír. Soy afortunado de que Valle no me pide nada porque sino ya me hubiera dejado quebrado en este momento y hubiéramos llevado sobre equipaje sólo por eso.— En San Di
[VALLE]Despertar un 25 de diciembre sabiendo que estoy embarazada es uno de los 20 mil escenarios que nunca pasaron por mi mente y que ahora estoy viviendo. Sin sentir nada aún dentro de mí, acaricio mi vientre con cuidado mientras escucho la respiración tranquila de Diego a mi lado, como una niña esperando a abrir los regalos de navidad me he despertado a las 5 am y ya no he vuelto a dormir. ¿Habrá sido en Las Vegas?, ¿cuándo Diego regresó antes del día de mi cumpleaños? Empiezo a hacer cuentas y aún no puedo averiguar en qué momento sucedió esto, pero de repente ya no importa, lo hecho, hecho está y no puedo esperar a averiguar si será niña o niño y si se parecerá a mi o a Diego; sólo sé que tengo que cuidarlo y amarlo sin condiciones como ya lo hago. Me muevo en la cama acomodándome para tratar de dormir un poco antes de que empiece el día, pero me es imposible, me levanto con cuidado y me recargo sobre la cabecera cuando de pronto siento unas nauseas increíbles y sin pensarlo
[DIEGO]De nuevo regreso a Buenos Aires, pero esta vez somos tres, no puedo creer que Valle esté embarazada y que nuestra vida haya cambiado tanto en tan sólo unos segundos, me hubiera encantado decírselo a mi familia pero creo que lo que Valle me dijo es sensato; no decir nada hasta que estemos seguros de que todo esté bien. Ambos tomamos el avión pero esta vez ella va escuchando música, mientras yo voy revisando algunos documentos que he dejado pendientes. Al parecer el malestar ya ha pasado aunque por las mañanas es cuando es más fuerte. La veo feliz, moviendo la cabeza de un lado para el otro al ritmo de la música por lo que no me concentro y mejor dejo de hacer lo mío para prestarle atención a ella. —¿Me dejas escuchar?—Le digo mientras le quito uno del oído, y de pronto escucho una canción de Tiziano Ferro , algo que me llama la atención por completo porque jamas me hablo de que le gustara su música. —¿Tiziano Ferro?, tú, Valle Sandolval, ¿escuchando Tiziano Ferro, y además
[DIEGO](Enero)Ya había estado lejos de mi país y mi casa varias veces, pero regresaba, ahora el hecho de saber que pasarán algunos meses para regresar me está afectando. Valle y yo llegamos a San Diego y de pronto todo se aceleró . Entramos a un piso nuevo semi-amueblado, con un bebé secretamente guardado en su vientre y miles de preguntas que debíamos de responder y bueno, ha sido bastante abrumador. El piso donde vivimos, no está en una de las lujosas zonas de San Diego pero sí en una zona residencial bastante linda, nuestros vecinos son amigables y podemos ir caminando al mar las veces que queramos. Aquí me siento más libre, como pocos o nadie me conocen, puedo salir a correr perfectamente por las mañanas. Nuestro departamento queda a buena distancia del restaurante de Valle, ya que puede tomar la autopista, y lejos de la casa de sus padres en San Diego, que no es que me desagradan pero, quiero evitar que estén al pendiente de nosotros todo el tiempo, sobre todo ahora que Va
Cuando Valle se va del piso todo se vuelve bastante silencioso. Mi pequeña oficina, la cual quiero armar aún, no está lista por lo que paso la mayoría del tiempo en la sala con mi computadora resolviendo asuntos de la empresa y de vez en cuando, leyendo sobre el embarazo y viendo videos que nunca pensé que vería, videos sobre partos. Lo hago porque quiero estar completamente preparado para lo que viene, quiero que mi bebé y Valle estén bien y que en el momento de que llegue a este mundo yo pueda ayudarla en todo. De verdad, hay mucha información al respecto de bebés, nombres, comida, vacunas, ropa, pañales ecológicos etc.., que se me ha ido el tiempo leyendo y a puntando algunas cosas, principalmente como aliviarle las náuseas que la traen loca. El sonido del móvil me interrumpe y al ver quién me llama sonrío, por fin tendré a alguien con quien conversar sobre cosas que no sean de negocios. — Cuñado — le respondo amable.Es Valente quién me llama. Valle le ha dado mi número de m
[Valle] Dos meses de embarazo y contando. Estoy tan feliz de que el bebé esté bien que creo que las náuseas matutinas ya no me molestan tanto. Cómo siempre éstas me despertaron haciéndome correr al baño para que, segundos después, Diego entrara y me ayudara con el cabello y con palabras tiernas me consuela diciendo que pronto se acabará. A mi se me hace eterno, sobre todo porque ahora hay muchas cosas que no puedo cocinar, como la carne asada o en todo caso las cosas que lleven aceite - no lo soporto. Por otro lado, Diego parece pasarla genial, entre waffles, pollo a la plancha y palomitas -entre otros antojos- puede pasarsela comiendo sin ningún problema y al menos alejándome de ciertas tentaciones, como el bendito chocolate que de verdad muero por comer pero que el doctor pidió que no lo hiciera en exceso. — ¿Cuántas cajas de palomitas para microondas pretendes llevarte?— le pregunto mientras caminamos por el Costco. — Tres o cuatro, en verdad no sé — responden travieso.
[DIEGO](Al siguiente día) Valle y yo hemos pasado toda la mañana tratando de idear cómo diremos a mis padres que estamos esperando al pequeño o la pequeña "Ups". Entre poner una foto del sonograma, una grabación del corazón, hacer un video o, hasta hornear un pastel que dijera con glaseado "Felicidades serán abuelos", nos fuimos por lo más sencillo... simplemente decirles. Sólo prendimos el ordenador, hicimos la llamada y después de preguntar cómo estaba todo en Mendoza, Valle se paró del asiento y les mostró esa pequeña pancita que ya tiene. Saltaron de emoción, y hubo muchos consejos y felicitaciones. En el caso de los padres de Valle, invitamos en la misma noche a sus padres a que conocieran oficialmente el piso donde vivimos brindándoles una cena para después comunicarles que "ups" venía en camino. Debo admitir que eso me tenía más nervioso que el hecho de que iba a ser papá. No sabía cómo iba a reaccionar mi suegro, si se alegraría o empezaría a cuestionar ahogándonos en preg