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Encuentro afortunado parte II

Por más que se había imaginado frente a Menzies, la hermosa joven nunca sospechó que su ánimo se fuera a descontrolar de esa manera. Sin embargo, ella sabía que esa reacción no le favorecería en nada si quería enfrentarse a ese hombre, así que por su bien debía estar calmada en todo momento.

_ Increíble, se supone que no debería toparme con él hoy -se dijo a sí misma con enojo- ¿Ese imbécil no tenía que estar en otro lado haciendo negocios con unos árabes? - se preguntó con frustración mientras se mordía la uña del pulgar- ver a ese sujeto de forma inesperada me exacerbó los ánimos -pensó mientras se cruzaba de brazos.

Mientras Deborah se encontraba entretenida con sus pensamientos, no se percató de que estaba siendo observada por alguien y mucho menos de que esa persona se estaba acercando cada vez más hacia donde ella se encontraba.

_ De cualquier modo tengo que ser cuidadosa, gracias a la presencia de Ivonne, ese hombre infiel no se puso a ver para los lados, ni siquiera notó mi presencia, pero ahora con el asunto del Licenciado Villalobos, debo esperar quién sabe cuántos días para firmar contrato y eso no me agrada nada -pensó- Ah, debo calmar mis emociones, no debería atormentarme ni impacientarme -dijo pasando sus manos por su cabeza y respirando profundo una vez más.

_ ¿Por qué tan tensa? - dijo una voz tan masculina como coqueta, que sobresaltó a Deborah y con el ceño fruncido la hizo voltear de inmediato.

_ ¿Roderick?

_ El mismo.

_ Increíble, si hay alguien a quien definitivamente no esperaba ver en este lugar, es Roderick Friedrich Dietrich -pensó.

_ ¿No te alegras de verme, mi querida amiga? -le preguntó algo nervioso, pero la fémina lo ignoró mientras analizaba la situación mirándolo en silencio.

_ ¿Qué asuntos lo traen a este lugar? Hasta donde sé, MASAYF y AFYA no se llevan nada bien. Solo se reúnen en grandes eventos, pero mantienen tanta distancia como pueden uno del otro y si llegan a socializar, es por guardar las apariencias o para lanzarse indirectas, esas dos empresas no congenian en lo más mínimo -reflexionó.

_ Vamos Debbie, han pasado 5 años desde la última vez que nos vimos ¿En serio tu mejor forma de saludarme es frunciendo el ceño mientras me miras en silencio? Eso me duele, me siento como un completo desconocido - se quejó.

_ Lo siento -se excusó- estaba sumergida en mis pensamientos. Eh… ¿Cómo has estado?

_ Trabajando duro, pero me ha ido bastante bien. Gracias a los esfuerzos invertidos, me convertí en el actual presidente de AFYA - dijo con orgullo.

_ Sí, cuando vi los titulares en las noticias me alegré mucho - le sonrió. Además, mientras mejor le vaya a AFYA, peor le irá a Menzies, así que ¿Por qué no sentirme feliz por eso? -pensó con malicia.

_ ¿Y a ti cómo te ha ido?

_Muy bien, al igual que tú he trabajado duro para conseguir mis objetivos y hasta ahora voy bien encaminada -le dijo de forma resuelta y con una sonrisa.

_ Ya veo -le dijo con media sonrisa.

A los ojos de Deborah, el empresario no lucía muy diferente a como era antes, salvo que estaba más guapo; pero sin lugar a dudas sí había algo distinto en su forma de ser. La joven recordaba perfectamente que hace cinco años atrás, Roderick se caracterizaba por ser un chico tímido; no obstante, en ese momento él parecía expresar todo lo contrario.

_ ¿Sucede algo? Te quedaste viéndome en silencio de nuevo -le preguntó extrañado a su amiga.

_No es nada, no te preocupes.

_ Entonces, ¿viniste de visita a esta ciudad lejana o planeas quedarte?

_ Por ahora planeo quedarme.

_ ¡Ah, esas son buenas noticias! -exclamó con mucho entusiasmo, como si se tratara de un niño al que le van a comprar su juguete anhelado.

_ ¿Por qué estás tan feliz? -preguntó con una ceja levantada y media sonrisa por su actitud repentina.

_ ¿Qué no es obvio? Me alegra mucho verte -le sonrió de forma inocente.

_ Ya veo -se avergonzó un poco.

_ ¿Y tú también te alegras de verme? -preguntó entusiasta.

_ Sí, así es -le sonrió- pero no esperaba verte tan cerca de MASAYF- continuó.

_ No es como si amara estar aquí, pero vine de todos modos.

_ ¿Tan importantes son los asuntos que debes atender aquí?

_ En efecto son importantes; pero mis asuntos de hoy no son con esta empresa -le sonrió con picardía.

_ ¿Si no vas a entrar, qué te trajo hasta acá? -preguntó muy confundida.

_Te lo diré, si vienes conmigo -respondió con con osadía.

_¿Disculpa? -cuestionó sorprendida.

_ Hazme compañía un rato, algo me dice que necesitas despejar tu mente - le sonrió.

_¿Cómo lo supo? ¿Acaso estaba observándome? Y si es así, ¿desde cuándo? -se preguntó algo ansiosa.

_ Vamos ¿MASAYF es tu siguiente paso, cierto?

_ ¿Cómo sabes qué...?

_ No te preocupes, te lo explicaré todo -interrumpió.

_ No me vengas con eso, ¿has estado espiándome, Roderick? -le dijo con tono de reclamo e indignación.

_ En absoluto- negó de inmediato.

_ ¿Entonces cómo sabes esas cosas? -indagó con cierta desconfianza.

_ ¿En serio me estás preguntando eso, Debbie? Tú dejaste bien en claro cuáles eran tus intenciones desde el día que te marchaste, no hace falta ser un espía para saber lo que se - dijo con honestidad.

_ Ya entiendo… Oye. ¿Tú sabías que yo iba a venir aquí hoy? -le pregunto viéndolo fijamente.

_ Sí -respondió sin romper el contacto visual.

_ ¿Cómo lo sabías? -preguntó con seriedad.

_ Responderé a todo eso si me acompañas a comer -dijo cruzándose de brazos.

_ ¿Qué harás si me niego? -le pregunto mirándolo de forma desafiante.

_ Me voy a entristecer, tú no sabrás lo que querías saber y te perderás de una importante conversación que de seguro te va a interesar porque tiene que ver con lo que planeas -le dijo encogiéndose de hombros.

_ ¿A qué te refieres? -preguntó curiosa.

_ No lo se, ¿vas a venir conmigo? -le sonrió con picardía nuevamente. 

_ ¡Ah, está bien!

_ ¡Excelente!

Para sorpresa de Deborah, el apuesto hombre la tomó con delicadeza de la mano e hizo que lo acompañara un par de cuadras hasta su auto, pero mientras caminaba a su lado, notó que el empresario estaba más que feliz por andar de la mano con ella.

_ Hay que ver... ¿Será posible que él amor en su corazón no se haya desvanecido? -pensó.

Roderick abrió la puerta del copiloto para su acompañante, galantemente la invitó a sentarse y una vez que ella lo hizo, el joven cerró la puerta con suavidad, subió al auto y comenzó a manejar a su próximo destino.

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