Cuando llegue de mi súper y agotadas vacaciones lo primero que hice al entrar a casa era subir a la habitación que seria de mi hijo. Estaba súper híper emocionada por ver la obra maestra, abrí la puerta de la habitación y un color verde esmeralda relució con esplendor, las franjas amarillas lo hacían ver lindo, la cortina era hermosa su diseño y la cunita, me acerqué a la cuna y me enternecí mis ojos se anegaron, toque esa cunita blanca y sus almohaditas del costado, era bellísima, estaba sin palabras, era una ocasión que no sabría describir, era propia de la felicidad. Cristopher apareció abrazándome y besando mi cabeza, era el lugar perfecto con la persona perfecta. El abrazaba mi barrigota y se movió a un ritmo improvisado que el tarareaba, di la vuelta y lo bese, había cambiado de pensamientos, de parecer hacia este hombre, la historia hubiera sido diferente sino hubiera ido a esa empresa a decirle que estaba embarazada o si me hubiera negado a recibirlo después de nuestros enfren