Cobarde

Rania agachó la cabeza con los ojos cerrados. Su respiración se escuchó pesada, triste y molesta mezcladas en una sola.

Sus ojos se veían rojos, haciendo que Edrick se sintiera culpable, pero ¿qué podía hacer?, las palabras que ya había dicho no podían ser retiradas.

Sin decir una sola palabra, la chica se fue, dejando a Edrick mirándola con una mirada plana, pero en su corazón estaba ocupado maldiciendo su estupidez.

No muy lejos de donde Edrick estaba parado, un empleado con gafas gruesas pasó por casualidad. Rania lo detuvo y le entregó su fiambrera.

"¿Eh, qué es esto?", preguntó confundido.

De la nada, una hermosa chica le entregó una fiambrera que se sentía pesada.

"Para ti, come", respondió Rania mientras se iba.

Los dos dedos de Edrick se apretaron con fuerza, su respiración se escuchó acelerada. Con pasos apresurados se acercó al hombre que estaba paralizado en su lugar, fascinado mirando a Rania que ya se había alejado.

De repente, Edrick le arrebató la fiambrera, haciendo qu
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