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2. Juegos de Seducción

Me acerco de la manera más sensual que puedo a su mesa y al llegar a dos pasos de él, sus amigos me miran sonriente. Esta con cuatros hombres más veremos cómo sale todo esto. Pienso.

—Hola. — Me limito a decirle de la manera más sensual posible.

Él voltea a mirarme y cuando sus ojos se encuentran con los míos, una media sonrisa se escapa de sus labios, pero a la ves veo su sorpresa ¡Bien, está funcionando! Celebro internamente —¿Tu? ¿No eres la cantante? Eh…Hola. — Dice algo nervioso y luego continúa mirando el resto de mi cuerpo como preguntándose si realmente soy yo.

—Si, soy yo. — Respondo de inmediato.

—Mis amigos son fans tuyos…— Explica y los mira haciendo que sonria.

—Gracias, con mucho gusto me tomaría una foto con ustedes, pero en realidad vengo por algo diferente. — Le digo provocativamente y doy otro paso hacia él. Coloco mi mano sobre su hombro y él me mira sorprendido. —Baila conmigo. — Le pido prácticamente al oído mientras me intoxico con el exquisito aroma de su perfume, el cual reconozco enseguida; L’envol de Cartier.

Noto como todos sus amigos se sonríen ante mi atrevimiento y luego lo alientan a que acepte mi propuesta. Imitando mis movimientos, esta vez es él quien se acerca a mi oído —Eres muy hermosa como para no bailar contigo, no veo por qué no debería hacerlo. — Me responde haciéndome sonreír.

Creo que voy a tener muy buenos comentarios de él para mis amigas. Pienso y tomo su mano para prácticamente arrastrarlo al área VIP del bar donde la gente que esta aquí baila. La música se presta para que él me sujete de la cintura y yo coloque mis manos sobre su hombro y la otra sujetando su mano. Vamos moviéndonos al ritmo de la música y sé que le gusto porque la manera que me mira invita a que mi vestido desaparezca, quizás termine disfrutando de esto más de lo que yo creía.

—¿Cómo te llamas? — Le pregunto mientras nos movemos.

Si bien podría responderme sin acercarse, él decide hacer todo lo contrario. —Yannick. — Me responde al oído haciendo que cada letra que pronuncie de su nombre me parezca una invitación a besarlo.

—Me gusta. ¿Francés? — Pregunto y parezco sorprenderlo.

—Sí, pero supongo que no hablaremos de mi nombre esta noche, ¿no? — Averigua sonriente.

—¿Y de que quieres que hablemos? — Consulto mientras pega mi cuerpo más al suyo. —¿Acaso de esos ojazos negros que tienes? ¿De lo guapa que eres? ¿O de tu música? — Pregunta con una media sonrisa.

—Si me preguntas a mí, preferiría no hablar esta noche. — Respondo sin apartar mis ojos de los suyos.

Él me mira sorprendido, pero luego sonríe. —No creí que fueras tan directa, pero gusta... Supongo que a ti no hay manera de decirte que no, ¿no? — Indaga.

—Me gustaría que no. — Le respondo pícaramente. —¿Qué dices, vienes conmigo a mi casa? —Le propongo sin rodeos.

—Si me lo pides así, voy hasta la luna contigo. —Informa recorriendo mi cuerpo con sus ojos.

—Vamos, solo déjame y busco mi bolso y nos vamos. — Digo tomándolo de la mano.

Sin darle tiempo a pensar voy hasta la mesa donde están mis amigas, y recojo mi bolso sin cruzar más que una simple mirada cómplice con ellas y camino por el bar de manera provocativa sabiendo que él me está mirando desde atrás y salimos del lugar.

—¿Conduces? Es que le deje el auto a mi amiga. — Le pido.

—Claro, ven— Me pide y hace que lo siga hasta su auto. Amablemente abre la puerta del este para que entre y luego él sube al lado del conductor. —Supongo que te han dicho muchas veces que eres completamente irresistible, ¿no? —  Me pregunta con una media sonrisa mientras le voy indicando por dónde ir.

—No me preguntes por lo que me han dicho otros. Concéntrate en nosotros dos nada más. — Le propongo y coloco mi mano sobre su pierna tomándolo por sorpresa.

El silencio reina en este auto, hasta que finalmente llegamos al edificio. Al entrar las miradas de seducción y sonrisas llenas de complicidad se hacen presentes hasta que al llegar al piso número 7, abro la puerta de mi piso y lo hago entrar. Cierro la puerta, dejo el bolso a un costado, y me quedo un minuto mirándolo de los pies a la cabeza este hombre es demasiado guapo Pienso y antes de que él diga o haga nada, me acerco, cuelo mis brazos por encima de sus hombros y lo comienzo a besar de la manera más apasionada que existe. Su lengua se enreda con la mía en un juego extremo de seducción, sus dedos se enredan en mi largo cabello, y la manera que me toca con su otra mano, es una mezcla explosiva.

Definitivamente esta será una gran noche.Me dice mi cabeza mientras voy bajando mis manos por su muy bien trabajada espalda y de a poco voy levantando su camisa, que, a pesar de tener botones, decido quitar como si no los tuviera. Sus manos están en mis pechos y me está volviendo loca. Los abandona por un instante para ir a mi espalda y comenzar a bajar la cremallera del vestido. Mientras él hace eso, yo voy desabrochando su cinturón y su pantalón. Finalmente, nuestras prendas desaparecen y solo queda nuestra ropa interior y de esta manera le hago caminar hasta mi habitación. 

—Eres un monumento de mujer. — Comenta cuanto me siento sobre la cama sonriéndole de manera sensual.

—Tú también eres muy guapo. — Rebato y lo tomo de las manos para que se acerque a mí.

Vuelve a besarme mientras nos vamos acomodando sobre la cama y es así como la poca ropa que quedaba desaparece. Estoy con este desconocido en mi cama, y no puedo dejar de admirar la perfección que es este hombre... todo su cuerpo es una escultura, y su rostro ni se diga Gracias chicas por haberlo escogidome grita mi cabeza mientras que sus manos van recorriéndome completamente. Ya cuando recorrió cada centímetro en mí, me besa y mientras lo hace entra en mí para de esta manera hacerme delirar. Es increíblemente bueno y aunque no sé mucho de él, esta noche no la olvidare. 

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