Matt

Aparco el coche en la entrada. Estaba en las putas nubes. Jules era...Dios, solo podía seguir pensando en su cuerpo, sus besos...no ns habiamos acostado, hicimos un acuerdo tácito, no era el momento, pero maldito sea si no quiero que lo sea. Es malditamente genial, pero aún así nos quedamos el uno junto al otro, besandonos y acariciandonos, hasta que se hizo demasiado tarde y tenía que regresar a casa.

Son más de las diez cuando aparco el coche en la entrada, junto a los demás autos, me sorprendo al ver que la luz de la cocina está encendida, pero en una casa con tanta gente, no era raro.

— ¿donde eatabas? — doy un salto al escuchar la voz de Natasha en cuanto abro la puerta, la pelirroja tiene su pijama y una bata atada a la cintura, el cabello recogido en un moño suelto y una mirada extraña en su rosteo

— No te importa — me quejo, estoy contento y lo ultimoque

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