—¿Estas seguro de que quiere hacer esto señor? Hacer enojar a la realeza de ese país no es la mejor idea que has tenido ciertamente, y puede que el tipo sea un completo bastardo, pero sigue siendo un miembro activo de esa familia — decía uno de los hombres de Héctor intentando persuadirlo de lo que estaba a punto de hacer.Héctor dio una calada a su cigarrillo antes de responder, estaba cansado, había sido un largo viaje después de todo, uno que parecía no tener final.—La familia real ¿Eh? Sabes mi amigo, al final de día, esas personas y cualquier otra que tenga mas dinero o estatus que tú, siguen siendo simples seres humanos, realmente no hay nada extraordinario en personas como nosotros, tenemos dinero, poder conferido por que lo tenemos, pero, en el final de todo, sufrimos, lloramos…morimos…eso no cambia aunque seas un aristócrata o un multimillonario, igualmente, los gusanos se van a comer nuestros cuerpos, en el pozo no hay diferencia entre los gobernantes de un país o un simple
El rostro lleno de indignación se llenaba de pequeñas arrugas en la frente provocadas por el enfado evidente que iba creciendo a medida de que la mujer del noticiero iba hablando. Las personas a su alrededor lo miraban de manera claramente juiciosa, juzgando su proceder como si ellos jamás hubieran hecho nada malo. Aquella mujer del noticiero parecía hablar de manera mecánica, cómo leyendo un guión mientras exponía cada cosa que había hecho en su vida y resultaba lógico pensar que había sido pagada para revelar aquello. Pero, ¿Quién querría perjudicar su imagen sin importar consecuencias? ¿Quién sería tan estúpido para hacerlo aún sabiendo quién era el y el tipo de protección que poseía? Por supuesto que conocía la respuesta. No podía ser nadie más que ese miserable de Altamira. Había arribado a España en búsqueda de Adara, sin embargo, luego de solo un par de horas, quedaba más que claro que la mujer no se hallaba allí. No tenía idea de en donde era que Héctor Altamira la había
El cielo nublado y la lluvia cada vez más intensa eran presagios de una poderosa tormenta, una que podría desatar mucho más caos del que había presente. Adara miraba los cielos tormentosos desde la ventana de su habitación mientras sostenía a su pequeño hijo entre sus brazos. Elevaba una oración al cielo, rogando por el regreso de Héctor, el padre de su hijo y el único hombre al que ella había amado en realidad. Deseaba con toda su fuerza que aquello al fin terminará, y poder dejar aquella negra tormenta finalmente muy atrás. En España, las cosas tampoco iban bien para Omara, quien había tenido bastante tiempo para reflexionar sobre sus acciones pasadas. Estaba como una prisionera en una preciosa jaula de oro. Sebastián le tenía todos los lujos y comodidades que siempre soño tener, pero aquel sentimiento de opresión solo le daba infelicidad. Había visto el noticiero, y todas aquellas cosas horribles que se habían dicho sobre Noah Lennox. Omara no podía evitar preguntarse por el de
—Se reportan disparos dentro y fuera del hotel Atlantis Resort en donde se ha dado a conocer que la policía de Barcelona a ubicado al delincuente Noah Lennox quien aparentemente no se encontraba solo si no con escoltas que atacaron a las autoridades…—Se reporta al menos a un hombre herido y dos oficiales muertos en el cumplimiento de su deber…—Se ha logrado arrestar al sospechoso quien ha solicitado la presencia de su abogado para…—De manera extraoficial se ha dicho que el civil lesionado estaba acompañando a la policía de Barcelona…Los nervios que sentía Adara a flor de piel estaban a punto de volverla loca. No tenia noticias de Héctor, por más que había intentado marcar su número, su ex esposo simplemente no había respondido. Aquel civil herido del que hablaban en el noticiero, estaba casi segura de que era el, ¿Quién mas si no? Quería viajar a España, saber que se encontraba a salvo.Noah y sus hombres, habían sido arrestado en aquel tiroteo que se había desatado en aquel edifi
—Familiares de Héctor Altamira —Tan solo un hombre se había puesto de píe en aquella sala. Los nervios tan terribles y las palpitaciones habían comenzado.—Soy yo…bien, vera, Héctor no tiene familia, pero yo soy su amigo, viaje desde Italia después de recibir la llamada, se que Altamira les ha dejado mi número para comunicarse, soy Giancarlo Visconti, seré la persona a cargo — dijo el hombre de cabello negro y ojos grises.El médico reviso el expediente y encontró que efectivamente Giancarlo había sido designado por el propio señor Altamira como quien debía de estar a cargo.—Muy bien señor Visconti, sígame por aquí — indico el médico.Todo el personal del hospital estaba enterado de que el multimillonario empresario estaba allí en estado crítico, aunque nadie entendía realmente como era que había terminado involucrado en aquel intercambio de disparos que ocurrió entre las autoridades y los criminales londinenses.Luego de entrar en la oficina del médico en jefe, Giancarlo aun estaba
Aquella mañana hacia frio, mucho mas del que Adara había sentido jamás. Los cielos grises nuevamente anunciaban una tormenta, aunque quizás, esta no era tan devastadora como la que en esos momentos estaba sintiendo. Las noticias sobre Héctor habían finalmente llegado, su ex esposo estaba grave, muy grave. Había recibido un disparo que perforo uno de sus pulmones y aunque cuando la cirugía había salido bien, el hombre continuaba debatiéndose entre la vida y la muerte. ¿Cómo le daba aquella noticia a su hijo? Decirle a Nicolás que posiblemente su padre no volvería…era devastador. La mano de Gianina le acariciaba la espalda en un intento fallido por brindarle un poco de consuelo a la rubia, el panorama no era alentador, sin embargo, aún se mantenía la esperanza, y ella esperaba con toda sinceridad que aquella historia tuviera un buen desenlace, conocía bien a Héctor, estaba segura de que el hombre no se dejaría morir tan fácilmente, menos aun ahora que tenia grandes motivos para sobrev
Las nubes comenzaban a desaparecer poco a poco a medida que el avión comenzaba su descenso. Adara había viajado de regreso a España junto a su pequeño Nicolás y la amable Gianina, el hermano de ella les había pedido aquello como parte de la recuperación que Héctor estaba necesitando. La rubia se sentía triste, demasiado melancólica, toda su vida parecía estarse desmoronando…a Héctor le daban pocas esperanzas de llegar a sobrevivir. A su lado estaba durmiendo Nicolás, le había tenido que decir la verdad a su pequeño hijo, y, como era de esperarse, el niño había pasado gran parte del vuelo sollozando y aferrado a ella. Si Héctor moría…ella moriría con el…al menos en alma. Eran ya tantos los sufrimientos que estaba cargando que se sentía agotada, aun no terminaba tampoco de procesar la noticia de su inusual embarazo. Al menos por esos momentos tan solo quería concentrarse en Héctor, conservaba arraigada la esperanza a su corazón de que el iba a sobrevivir, nada iba a pasarle…nada debía
El sol se sentía cálido sobre su piel, calentado además de esta a su propia alma.Había sido una tragedia lo que había ocurrido, una que parecía en su momento no tener final, sin embargo, después del horror que sobrevivió, las nubes comenzaban a despejar el cielo y la tormenta parecía haber quedado demasiado lejos ya.Héctor sentía la mano de Adara sobre la suya, y los rayos del sol iluminaban sus cabellos rubios haciéndolos brillar como el oro. Los hermosos ojos de la mujer aún guardaban mucho dolor en ellos, reflejando el sufrimiento tan terrible al que había estado sometida y sus labios trémulos le narraban el horror del que había logrado escapar con vida. Sin embargo, no solo era lo que ya había ocurrido, si no, lo que estaba aun por ocurrir lo que lo mantenía al borde de las lágrimas.“Superfetación” “El me violo” “Estoy esperando a un hijo tuyo…y a uno de él”El sol calentaba su alma, haciéndole entender el miedo de Adara, miedo a su reacción, a ser culpada de estar esperando a