Giovanni, llegó a la habitación maldiciendo a gran voz después de tirar la puerta con fuerza. Su noche había sido buena, su mañana comenzaba de la manera más espantosa. Lo último que hubiese querido hacer, era quitarle la vida a Elysa, no la amaba, ni siquiera tenía sentimientos por ella, pero era muy buena en la cama, le encantaba torturarla, azotarla con fuerza hasta que su piel se abría, luego podía lamerla y besarla para consolarla.—Pero no. . . la palomita quería abandonar el nido— dijo furioso al saber que desde ese momento estaba privado de su cuerpo, pero de todo aquello lo más importante era que sobre ella descargaba su frustración, dolor, indignación por no tener a Lara, y ahora resultaba que no tenía a Lara, y tampoco tenía a Elysa, para desahogarse.Caminó hasta el pequeño bar, se sirvió un trago
Lara y Angelo, tomaron un larga ducha, seguido de un merecido descanso, cuando despertaron comenzaba a caer la tarde y el estómago les crujía de hambre, se alistaron y fueron en busca de María, quién les aseguró que no había querido llamarlos porque suponía que estarían descansando.—Imagino que han tenido un viaje largo y agotador, por eso he querido dejarlo descansar un poco.—Te lo agradecemos mucho, María. La verdad es que hemos dormido como reyes, la cama es muy cómoda y deliciosa.—Le dije que es una de nuestras mejores habitaciones— dijo orgullosa— ahora, vamos para que puedan comer un poco.Comieron esa deliciosa comida hecha por ella, la alabaron por la sazón y lo delicioso que estaba todo.—Oh, María, que buenas y prodigiosas manos tiene— dijo Lara— cocina usted muy bien.—E
Miranda, amaneció muy animada, despertó primero que Iker y decidió organizarlo todo para tener un desayuno en los jardines y compartir un poco antes de que él se marchara.—Iré a visitar a tu madre hoy— le dijo ella llevándose un poco de fruta a la boca.—Eso le hará bien, ya sabes que ellas te adoran, nada como pasar un buen rato contigo. Sobretodo Irina, me tiene agotado mentalmente con su insistencia por venir todos los días, nunca han querido venir tanto desde que te mudaste conmigo. Y lo que es peor, me acusa de querer acaparar tu atención— rió— lo cual no es falso. —¿Ah no?— preguntó burlona.—Por supuesto que no— sonrió— de hecho estoy pensando en que deberíamos hacer un viaje o algo así, al menos una semana o quince días en otro país, quizás algún país caribeño, para broncearnos a la orilla del mar, solo para tenerte única y exclusivamente para ti. —Eso suena realmente tentador, me encargaré de que no lo olvides.— le dedicò una enorme sonrisa.Media hora más tarde, Iker se m
—No te muevas muñeca, esto es un secuestro, daremos un paseo— el Guardaespaldas apuntó al hombre, el hombre la apuntó a ella y Violeta contuvo la respiración.—¿A dónde se supone que me llevarás?— le respondió, intentando que su voz sonara firme, y sin rastro de miedo. —¡Déjala, bala el arma!— dijo el guardaespaldas— No saldrás de aquí con vida— decía, pero el hombre luchaba por arrastrarla para subirla al auto, mientras los hombres en vehículo, apuntaban al Guardaespaldas.—¡Nos la llevaremos, dará un paseo con nosotros! Afortunadamente el resto de la seguridad llegó, disparando e hiriendo a los del auto, Miranda golpeó con fuerza las partes íntimas del hombre quién gimió de dolor, ella se giró y lo golpeó de nuevo, está vez en la cara, así pronto el hombre estuvo en el suelo sosteniendo sus testículos, se escucharon algunos disparos, uno de los guardaespaldas parecía estar muerto, uno de los hombres desconocido también, los otros estaban heridos y desarmados. —¡Sokolov, va asesi
Iker, pronunció aquellas palabras y los hombres comenzaron a pedir perdón, suplicar por un poco de compasión.—No hay piedad para quién toca a mi familia— y acercándose al hombre que poco antes había apuntado a Miranda, descargó contra él una fuerte patada directa a su rostro, el hombre cayó al suelo escupiendo sangre, entonces él se inclinó y lo tomó con fuerza del cabello, elevándolo, haciendo que el hombre gritara de dolor—desaten sus pies— Obedecieron— dime quién te envío— Iker, acercó su rostro de forma intimidante.—No lo sé— dijo con la sangre brotando de su boca, bajando por su mandíbula y su cuello— no lo sé— furioso descargó muchos golpes en él.—¡Dime quién te envío!— dijo furioso.—Estoy diciendo la verdad— sollozó— no lo sabemos. . . un hombre nos contrato pero no dijo su nombre, nos entregó un foto de su mujer, nos dijo dónde localizarla, y no pidió que la secuestraramos. . . solo dijo que nuestro trabajo consistia en trasladarla.—¡QUIERO UN NOMBRE, MALDITA SEA!— comenz
Giovanni, tenía dos días sin salir de la casa, estaba tomando mucho, sentía como si estuviese atravesando una crisis emocional o algo por el estilo, no lo sabía con exactitud, porque nunca antes lo había vivido, a menos no con tanta intensidad, lo cierto era que no podía recordar la última vez que se sintió así. ¿Fue cuándo su madre murió?, no podía afirmarlo pero estaba seguro de que fue por esas fechas. Después de desayunar, llegó a verle uno de los cuatro investigadores que tenía trabajando en busca de Lara y Angelo, rogaba por buenas noticias, pero no las obtuvo.—Bienvenido, Jhon— le saludó estrechándo su mano, el hombre correspondió al saludo. —Señor Di Luca, es un placer saludarle. —Lo mismo digo— señaló la silla— tome asiento— el hombre obedeció y agradeció—¿Quiere tomar un Whiskey?, ¿Ron?—Un whiskey, es perfecto— le dijo, entonces, Giovanni, sirvió dos le entregó uno y con el suyo en mano se sentó frente a él. —¿Y bien?, Dame buenas noticias, no me vendría mal en este
Tres semanas tenían en la nueva isla, disfrutando del ambiente de aquel maravilloso lugar, ese trozo de paraíso en la tierra. La posada de María había sido maravillosa, ella los había apoyado mucho en todo, así como en las sugerencias para encontrar una casa, en el transcurso de esas semanas visitaron algunas que estaban a la venta, afortunadamente ya habían escogido una, era pequeña, pero se ajustaba perfectamente a lo que ellos necesitaban, una sola habitación, un cuarto de baño, una pequeña sala, un pasillo que conducía a la parte trasera, una hermosa cocina y junto a ese espacio, una mesa que servía de comedor. Habían comprado la casa con algunos muebles ya que el antiguo dueño abandonaba la isla, afortunadamente para ellos, eso le ayudó a que todo fuese más fácil.María estaba particularmente triste por perder tan buenos clientes, pero a la vez dichosa de que ellos hubiesen podido encontrar su lugar en la isla.—Buenos días— dijo ella girándose en la cama y abrazándose a él, qui
Miranda e Iker, decidieron que aquel era un buen día para visitar la mansión de Annika Sokolova, después de disfrutar de una agradable y tranquilo trayecto llegaron a casa de Annika, se sorprendieron gratamente al ver que la matriarca tenía visitas, pero no eran cualquier visita, un par de mujeres elegantes, hermosas, educadas y sonriente. —¡Iker Sokolov!— dijo una de las mujeres poniéndose en pie— ¡Hasta que mis ojos se gozan se verte, pequeño ingrato! —Tia Tasia, que alegría verte— dijo en una expresión de afecto muy sincera. —Qué extraña manera de expresarlo, considerándo que tienes meses sin visitarme — se acercó a él y lo besó en la mejilla— de no ser así, no te hubiese visto. —Sabes que soy un hombre ocupado, tía, que los negocios me dejan poco tiempo libre de socializar, pero siempre es bueno verte. —¿Y a mí?— la otra mujer sonrió poniéndose en pie— ¿También te alegra verme?, ¿ o es que acaso soy la tía menos querida para los Sokolov? —¡Bien sabes que no, tía Deniska!— s