Judith LópezSaco unos billetes que tenía en mi bolso para pagar el taxi a la casa de los Rubier y comprar algo para almorzar en la calle. Los pongo en su mano. Pongo mis manos en sus hombros mientras pienso que puedo hacer para ayudarlos.—Por ahora sólo tengo estos billetes, ve y compra algo para Joel y para ti, no le digas a mamá que me has visto, pensaré en algo para ayudarlos, ¿está bien?Ruth asiente.He guardado lo suficiente en monedas para regresar en bus. Veo como el rostro de mi hermanita se ilumina, mis ojos se humedecen de pena al ver por todo lo que están pasando. Me despido de mi hermana con un abrazo largo y le prometo que regresaré a buscarlos. Veo como camina cuadras arriba hasta dar vuelta en una esquina y desaparecer. Muerdo mi labio pensando que podría hacer para ayudar a mis hermanos. Estoy segura de que mamá no me dejará acercarme a ellos. Decido ir a la fiscalía para pedir una asesoría sobre que es lo que puedo hacer, me dicen que tengo que hacer una demanda en
Judith LópezBajo mi rostro evitando que pueda besarme, no es que no quiera o que mi corazón no lo este pidiendo a gritos desesperado, es sólo que me he hecho una promesa a la cuál debo ser fiel.Él me entiende con la mirada.—Vamos a la fiscalía tengo un amigo que puede ayudarnos, entre más pronto actuemos tus hermanos estarán seguros.Asiento.El trayecto a la fiscalía se torna en un silencio incomodo que lleno con pensamientos sobre mis hermanos, sobre mi hijo y mi madre, no quiero que mis hermanos terminen como yo en la calle, ahora pienso que tuve mucha suerte por que alguien estuvo ahí para ayudarme, pero no todas las personas son así. Me aterra pensar en el futuro que a mis hermanos les aguarda el estar viviendo con mi madre.En la fiscalía nos recibe el comandante Victor, es amigo de Daniel. Me explica que la única manera en que mis hermanos puedan estar a salvo es que yo denuncie a mi madre por omisión de cuidados y explotación de menores, pero la procesaran y puede que vaya
No lo creo, sigo abrazando a mi pequeño. Me aferró a su cuerpecito con mis brazos. Siento que me mira asustado, esa es la única razón por la que logro apartarme un poco. Me pongo de pie, aprieto mis dientes y puños al dirigir mi vista a Adrián.—Eres un maldito —digo en voz baja para que sólo él me pueda escuchar —como se atrevieron a llevarse a mi hijo sin mi consentimiento, ¿sabes todo lo que he sufrido?Mis lagrimas corren de nuevo pero esta vez de coraje.—No fui yo, fueron mis padres, ¿podemos hablar?Cargo a mi pequeño en brazos no pienso soltarlo. Adrián frunce el ceño, ha cambiado mucho su aspecto, ahora es más alto y su espalda se ha ensanchado, su rostro ha madurado.—No vine a pelear Judith, Jorge ha estado bien cuidado, no le ha faltado nada no se compara a la manera en que mis padres dijeron que tu lo tenías —bajo a mi hijo al suelo, para acercarme a él, como tengo ganas de propinarle un golpe.—Si lo tenía así fue por tu culpa por que tú… tú me engañaste para llevarme a
Judith LópezA la mañana siguiente me desperté muy temprano, saqué mi cajita de aluminio con dos fotos que atesoraba como si fueran mi vida de mi pequeño bebé cuando apenas había nacido, había crecido demasiado, el niño que ayer veía, tanto tiempo que me perdí, comencé a lagrimear, sus primeros pasos, sus primeras palabras. No podía esperar a verlo de nuevo y tenerlo entre mis brazos.No tenía idea de lo que Adrián quería negociar, lo que si es que ya no dejaría que me separaran de mi hijo otra vez. Eso no. Salí de mi habitación aún era muy temprano, casi de madrugada, hice el desayuno para Julieta y la señora Cristina, exprimí unas naranjas para jugo, junto con unos huevos y fruta. La señora Lupita y María aún no llegaban, planeaba pedirle el día a la señora cristina para ver a mi hijo. Salí a la puerta para traer la correspondencia del buzón, había un citatorio de parte de la instancia gubernamental de los derechos de las niñas y niños en el estado era sobre la situación de mis herm
Judith López—¿Pero estás pensando en su bienestar? A mi lado tendrá todo, una casa, una familia estable, jardín, paseos, juguetes, no lo prives de eso, piénsalo, ven, vamos por él pasa el día con él, por la noche lo recogeré.Me quedo en silencio todo el camino, ya no llegamos a la casa que era de sus padres puesto que la habían vendido, pero vamos a una muy cercana de donde queda la casa de los Rubier.—Es la casa de los padres de mi novia, pasa un rato.Bajo del auto. Camino detrás de él. En la puerta nos recibe una joven muy bonita, cabello castaño con maquillaje y peinado con un moño azul. Me siento algo incomoda, ya que yo nunca uso maquillaje, ni tengo ese tipo de ropa linda. Trae a Jorge en sus brazos.—Hola debes ser Judith, soy Claudia, novia de Adrián —me saluda, le brindo una sonrisa forzada y me entrega a mi hijo en brazos —¿quieres un té o un refresco?Niego.—Judith pensará lo que le ofrecemos —dice Adrián mientras me mantengo en silencio.Ella se acerca a mí.—Judith,
Judith López.No se ni como he llegado aquí. He venido con Daniel a su departamento, quería algo de compañía para no volverme loca con tantos pensamientos. Ahora mismo estoy abrazada a él como niña pequeña, los dos recostados en un sofá.—En casa no podríamos estar así, mi madre me echaría —ríe. Asiento divertida.—Por un momento siento que tengo todo, a mi hijo cerca, mis hermanos y a ti, pero todo como si dependiera de un hilo tan delgado, que puedo perderlos en cualquier instante.Daniel me besa en los labios.—A mi no me perderás Judith, quiero estar contigo por que te amo.Lo beso de nuevo.—También te amo, pero mis pensamientos están sumergidos en Jorge, ¿Cómo podré tenerlo cerca si ni si quiera cumplo con lo que se requiere?Daniel frunce los labios.—Veré que puedo hacer, pero es algo difícil mi amor por que no puedes hacerte cargo de tu hijo sola, la ley no permitirá que lo tengas viviendo en la habitación en casa de mamá, hay requisitos hasta de espacios, hay algo que se me
Judith López Mi cuerpo cae sobre el colchón de la cama con suavidad. Elevo la pelvis, Daniel me saca el pantalón y mis bragas. Me dice que me recueste en medio de la cama, me deslizo hasta el respaldo. Veo como se quita los pantalones, mientras recorre mis desnudes con su mirada. Se despoja de su ropa interior dejándome ver el enorme miembro endurecido y erecto, “todo eso entrará en mí” ¡era enorme! Paso saliva. Sube su rodilla a la cama, luego la otra y a horcajadas se inclina hacia mis pies. Besa suave, despacio desde mi tobillo hasta la rodilla, cuando llega a la parte inferior de mis piernas todo mi cuerpo se estremece que tengo que ver fijamente el techo exhalando un suspiro que se me escapa. Con sus manos separa mis rodillas. —Daniel… —Quiero probarte… si sientes demasiado, jadea, gime, me encanta eso. Mi cuerpo entero se tensa. Mi espalda se arquea al sentir un cumulo de vibraciones eléctricas y placenteras, jamás había sentido algo así. Una especie de jadeo sale de manera i
Judith LópezNo deseaba ver a la señora Cristina después de lo de ayer. Me sentía apenada por lo sucedido, como no pensé en la carga que seria para Daniel ser padre de mi hijo. Sé que me quiere, por que siempre está para ayudarme, pero no puedo permitir que se comprometa con algo si no lo siente. Me gustaría que quisiera a mi hijo, que se encariñara con él, pero eso toma tiempo.Camino al comedor donde mi jefa ya esta desayunando, le dejo el café como le gusta que se lo preparen. Me dirige una mirada.—Judith, siéntate —me dice.—Estoy bien así —le digo frunciendo los labios.Une sus manos apoyando los codos en la mesa.—Siento lo de ayer, pero era necesario, quiero a mi hijo tanto como te aprecio a ti, pero tantos años huyendo del compromiso como para querer ser padre de un día para otro, no creo que mi hijo este preparado para eso, lo conozco y no quisiera que tomaran decisiones precipitadas que después puedan apagar el amor que sienten el uno por el otro, tal vez haya otra manera…