Daniel tiene novia… Daniel tiene novia… Daniel tiene novia… repetía mentalmente mientras caminaba en estado zombi detrás de la madre de él. Me condujo hasta una habitación donde había una sala con sillones que se veían muy cómodos y amplios, en la pared una televisión enorme ni si quiera podía calcular de cuantas pulgadas era.La señora Cristina me invito a sentarme en uno de los sillones. Me miraba de manera extraña.—Judith, ¿verdad? —dijo rompiendo el silencio entre nosotras.—Si.Suspiro.—No se de donde saliste niña, pero Daniel dice que eres una buena chica, ¿Qué sabes hacer?Me removí un poco en el sillón, pensando que responder, en realidad no tenía mucha experiencia trabajando, solo había lavado y planchado ropa, además de atender el puesto de fruta los últimos dos años.—Hare lo que usted me diga —decidí dejar la respuesta abierta, no tenía muchas opciones así que estaba dispuesta a hacer lo que fuera con tal de tener un techo donde vivir.—¿Limpiar? —pregunto de pronto.—Sí
Judith LópezLos días pasaron y las visitas de Daniel a casa de su familia cada vez eran menos frecuentes. Tenía la intuición de que lo hacía para no tener que verme, eso lo pensaba por que cuando venía a ver a su madre siempre se encerraba con ella en la sala de tv. Luego se iba muy rápido, a veces sólo escuchaba el auto que arrancaba. En parte eso me tenía confundida.Descubrí que la señora Cristina a pesar de parecer estricta era una mujer amable. Los días que llevaba trabajando siempre me preguntaba como estaba. Trataba de poner mi mejor cara ante ella puesto que no sabía de toda la carga interna que tenía. El día de hoy era mi tercer pago semanal y mi “día de descanso” aunque me la pasaba encerrada en la habitación donde dormía, pero este día tenía planes. A mediodía decidí ducharme y cambiarme, tomé el sobre que la señora Cristina me había dado con la paga de esta semana y separé en dos el dinero, una parte la puse en una nueva cajita que me recordaba a la ancianita que un día m
Capítulo 18. El paseo (Parte II)Judith LópezDespués del paseo en remo Daniel me invito a caminar para ver a los animales del zoológico, todo era muy emocionante para mí. Era como volver a ser una niña de nuevo pero esta vez una niña feliz. Mire a Daniel, quede hipnotizada al ver sus cabellos castaños, sus ojos marrones y su mirada coqueta, al igual que la sonrisa que me brindaba de vez en cuando. Era extraño sentir estas ansias por estar cerca de él, era como una necesidad, pero me entristecía que este momento tuviera que terminar. Si tan sólo pudiera durar un poco más.—Daniel —un impulso en mi me hizo pensar en una locura.—Dime.Me arme de valentía y tome su mano entrelazándola a la mía. Él abrió sus ojos de par en par no esperando ese gesto de mi parte. Pero lo más impresionante es que alzo su mano con la mía para después darle un beso suave.—Yo te quiero —deje salir en un hilo cortado de voz.Me miro de manera profunda, mis ojos se humedecieron. Entonces soltó mi mano para tom
Daniel RubierMi secretaria me informa que mi madre ha venido a verme a la oficina cosa que se me hace extraño por que siempre que tenemos algo de que hablar me pide que vaya a casa.—Haz pasar a mi madre…Minutos después esta frente a mí. Me pongo de pie y camino hasta ella para saludarla con un beso en la mejilla.—Mamá que sorpresa que vengas a mi oficina.El guío para que se siente en la silla frente a mi escritorio.—He venido a hablar contigo Daniel.Entrecierro las cejas.—¿Es tan importante que no me llamaste para ir a casa?Mi madre guarda silencio.—Es sobre Judith —siento como mi cuerpo se tensa.—¿Pasa algo con ella?Mi madre niega.—Todo bien, es una buena chica, creo que me he encariñado con ella, ahora que Julieta esta haciendo sus residencias y casi no esta en casa, con Judith es con quien más convivo.Recargo mi codo sobre el escritorio de madera frotando mi barbilla con los dedos.—Entonces, no entiendo.Mi madre sonríe de manera irónica levemente.—Judith me ha conf
—Ni digas nada —le advierto a mi hermano. Hace caso omiso y cierra la puerta de la oficina, lo miro molesto.—¿Qué es eso que todos acabamos de escuchar? Este no es lugar para peleas sentimentales…—Díselo a África —me llevo la mano al cabello agitándolo con desesperación. Extraño mi cabello largo.—¿Por qué pelearon?—Cree que tengo otra.Anuar me analiza con la mirada como si estuviera buscando una respuesta.—¿Es verdad?Niego.—No… —por un momento mi mente me traiciona trayéndome el recuerdo de aquel beso con Judith en el zoológico, me siento como un miserable.—Si quieres tomate el día para hablar con ella, África es buena chica, como ella no encontrarás tan fácilmente además que ya esta trabajando en el bufete con nosotros, sería un caos tener que buscar otro abogado de confianza para el bufete.Aprieto los dientes con fuerza, ahora me arrepiento por haber dejado que Sandra insistiera en que viniera a trabajar al negocio de la familia. Me dirijo a la oficina de África para que h
Narrador Omnisciente.—Lo siento yo no quise… —suelta Judith sintiendo como la sangre se le baja hasta los talones y la mirada de todos a su alrededor se posa en ella, en especial de la novia de Daniel quien la mira con gran furia.—¡Tú Cállate! —África le ordena con desdén —¡Estoy esperando una respuesta Daniel!La mirada de Daniel pasaba de su novia a Judith en cuestión de segundos, lo que menos hubiera querido es que las cosas terminaran así, primero por que estaba metiendo en problemas a Judith y porque tenia una conversación inconclusa con África.—Vamos a hablar en privado —toma de la mano a su novia, pero ella se rehúsa.—¡Ya me cansé Daniel! Por ella es que tuvimos problemas verdad, como no lo imagine antes… —se lamenta tratando de contener las lágrimas. Para África, Daniel se había convertido en alguien especial en su vida, incluso pensaba en tener un futuro con él.—Hablemos, no aquí…Judith siente que esta demás entre ellos dos y corre hacía su habitación con la intención d
Judith LópezLimpie mis ojos con las manos.—Me voy —dije en voz baja mientras se quebraba mi voz.—Ya me peleé con mis hijos, hasta corrí a uno de ellos, no te puedes ir así, aquí estas bien, ¿A dónde iras si no tienes a nadie más?Abrí los ojos de par en par, ¿cómo que se había peleado con sus hijos? ¿por mí?—Señora Cristina, no debió…Se cruza de brazos con mirada desafiante.—Si debí —se acerca lentamente y me abraza, le abrazo fuerte, mis lagrimas vuelven a salir, es la primera vez que siento un cariño parecido al de una madre —Judith debes ser fuerte, por un malentendido no debes ponerte así, muestra firmeza, por tu hijo, por ti… por un hombre no se debe llorar por muy amor de tu vida que sea.La miro y asiento, creo que tiene razón y es lo que más me duele.—¿Qué pasará con Daniel y su novia? No quisiera tener el remordimiento de que por mi culpa hayan terminado.Ella niega con la cabeza.—Parece que tenían problemas desde antes, así que no te sorprenda si terminan, además mi
Daniel RubierHabían pasado tres días desde que hice sufrir a Judith. Ya había hablado con África y le pedí disculpas por no poder ser el hombre que ella necesitaba, la quería, pero no lo suficiente como para compartir el resto de mi vida con ella ya que podía respetarla como mujer, pero en mis pensamientos siempre se colaba ella. Así no podía vivir, no era vida vivir atormentado por un deseo prohibido. Y es que al principio mi intención nunca fue lastimarla, al contrario, la había llevado a casa de mi madre para que estuviera segura, pero fui yo quien termino hiriéndola. Soy un imbécil. Aventé la pluma desde mi escritorio que fue a parar hasta el suelo de mi oficina justo cuando alguien abría la puerta. Agudice la vista, dirigiéndole una mirada fría a mi hermana.—Lo siento —se encoje de hombros —tu secretaria no está, ¿puedo entrar?—Ya tienes medio cuerpo adentro, ¿no?Ladeé mi cabeza a ambos lados tratando de relajar mi espalda, me sentía demasiado estresado y no precisamente por