28. Te quiero

Escuchó que sonaba el timbre, no estaba segura de si formaba parte de su sueño o no, seguía durmiendo y el sonido del timbre se hacía más intenso que al final se vio obligada a abrir los ojos y despertarse. Se había despertado y el timbre seguía sonando, ¿Será que Nicolás se había olvidado de la llave? Se sentó sobre la cama y miró la hora en su móvil, daban las seis de la mañana, ¿quién sería a esa hora? Se puso sus pantuflas y se levantó de la cama. Pasó por el pasillo y bajó las escaleras al salón. Corrió a abrir la puerta un poco molesta por cómo estaban llamando hasta que lo vio, era Daniel. Tuvo que frotarse los ojos para asegurarse de que no estaba alucinando. Estaba desaliñado y tenía aspecto de no haber dormido en toda la noche. La estaba mirando con ojos vidriosos, estaba triste.

—Da
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