M A X I M I L I A NO
Despierto bruscamente cuando siento un dolor en la rodilla, mis ojos están sobre el techo pálido de la habitación, giro mi rostro a mi lado, solo hay una almohada acomodada en su lugar, luego veo el reloj de la mesa de noche, marcan las 10:45 de la noche, mi corazón se agita sin sentido, mi mano se va a mi rostro e intento despabilarme.Pienso en Mila, ¿Dónde está? ¿Estará con mi hermana? algo en mi me estremece. Intento sentarme con cuidado, luego estira la mano para encender la lámpara de noche de mi lado, la habitación se ilumina en su mayoría, suelto un suspiro, ahora los pensamientos que me habían dado tregua, empiezan a rondar dentro de mi cabeza, se abre la puerta y veo a Lauren con una bandeja de té.—Venía a despertarte, necesitas tomar las pastillas. —ella sonríe a mediaM I L A—¿Y qué piensas hacer? —me pregunta Kath cuando toma un trago a su bebida.Estoy cubierta por una manta de lana, con mis piernas dobladas, mi cabeza recargada en el respaldo alto del sillón, su sala es grande, cómoda, cálida, me siento por un momento, algo tranquila, a como he llegado después de lo que descubrí en la oficina de mi padre, su guardaespaldas en una camioneta avanzando con velocidad hacia a mí, una luz contra mi rostro y entonces se esfuma, deduzco que es lo que me ha contado Maximiliano, la noche del accidente.—No sé, solo salí de esa oficina sin decir más, estaba demasiado en shock, solo veía a mi padre preocupado porque me fuera así, pero muchas cosas pasaron por mi cabeza, no quería pensar que él podría…—detengo mis palabras, no me at
M A X I M I L I A NOHan pasado dos días desde que Mila se ha ido de la casa de campo de mi hermana, mis padres se han mudado temporalmente a este lugar para estar más cerca de mí, mi hermano va y viene, intentando ayudarme en lo que pueda, Lauren tenía que seguir trabajando para no levantar sospechas.— ¿Qué piensas?—pregunta mi madre a mi espalda, estoy sentado en el jardín, con mi pierna en lo alto amortiguando con un cojín de tejido, suelto un largo y cansado suspiro, ella se sienta a mi lado, da un sorbo a su taza de café.—En ella.—digo sincero, ella suaviza su rostro, baja la mirada a su taza con caricaturas, típico de Lauren, era una obsesión coleccionar tazas, miro a mi madre.—Temo de que no regrese a mí.—Ella regresará, ella...—su voz se quiebra.&m
M I L AEl toque de la puerta me saca de mis pensamientos, mis tripas gruñen y es un recordatorio que es el servicio a la habitación, me levanto con el pijama y las calcetas de figuras de colores, llego al mueble que está cerca de la entrada y busco en mi bolso propina para el mesero, era demasiado tarde y la cocina ya estaba cerrada, así que un extra por el gesto de hacerme cena no estaba de más.Vuelven a tocar.—Voy...—abro la puerta y abro los ojos con sorpresa. —Maximiliano…Es él.Está en una silla de ruedas con la pierna levantada.—Hola, Mila, —me da un repaso discretamente. —¿Estabas dormida? —arruga su ceño, luego niego a toda prisa, le abro más la puerta para que pueda entrar con la silla de ruedas, presiona un botón y esta se mueve según &
M A X I M I L I A NOMarco y el resto del equipo de seguridad me ayudan a subir al catamarán, Mila carga su pequeña maleta, noto que está temblando.—Espera…—le hago señas a Marco para que me entregue la frazada de hilo que está en uno de los sillones, estaba empezando a sentirme frustrado por no poder hacer las cosas por mí solo, le señalo a Mila discretamente, Marco le entrega la frazada y Mila se sorprende.—Gracias, hace frío…—sonríe.Me había puesto de mal humor, pero no lo mostraba, no quería hacer que Mila se arrepintiera en haber venido.—¿Es todo señor? —pregunta Marco con tres personas más, asiento, —Buenas noches. —el personal se retira, no los necesitaba si íbamos a regresar por la mañana para desayunar en el mu
M I L AUn escalofrío me recorre de pies a cabeza cuando mis labios caen sobre los de Maximiliano, mi piel se eriza a un grado que me consterna, me separo un poco de nuestros labios y sus ojos aún siguen cerrados, sus labios enrojecidos, los entreabre para tomar aire.Un destello de recuerdo llega a mí en ese momento, es su rostro, no tiene barba, su cabello se pega a su piel por el sudor, mientras se mueve sobre mí, es un recuerdo muy caliente, sus labios están húmedos, se inclina hacia a mí y deja un beso, pero es un beso posesivo, de esos que no quieres que terminen, tira de mi labio y acelera más su embestida, el destello se evapora en la nada, cuando reacciono, Maximiliano me está observando.― ¿Estás bien?―mi cuerpo reacciona como un imán con su cuerpo, mis labios regresan a los suyos y poco a poco lo intensifico, él i
M A X I M I L I A NOMis dedos acarian la piel desnuda de Mila, quien está dormida a mi lado, con su rostro recargado cerca de mi corazón, su mano descansa sobre mi estómago. Suben y bajan lentamente como un arrullo. El dolor de la rodilla había cesado después de tomar el medicamento, con cuidado, hicimos el amor, no nos había detenido el que mi rodilla estuviese alzada, una sonrisa escapa de mis labios, el catamarán se mueve en un arrullo constante por el mar, por un momento peleo para evitar cerrar mis ojos, no quería dormir, dentro de mí tenía temor de que todo lo que habíamos hecho, que su presencia, sus besos, sus caricias, solo fueran un sueño demasiado bueno, había pasado por tantas situaciones que por un momento había perdido la esperanza de tenerla a mi lado.―No quiero dormir...―susurro para mi mismo.―No quiero despertar
M I L AHabíamos regresado a la cama, en silencio, lo necesitábamos, no recuerdo en que momento de la madrugada me quedé dormida; la luz ya entraba por las ventanas del camarote, se escuchaba a lo lejos las gaviotas y el movimiento del catamarán se mueve arrullando a cualquiera, siento el frío de la cama, abro mis ojos y veo que Maximiliano no está a mi lado, recuerdo lo de hace horas atrás, el corazón se me estruja. Yo llevaba a nuestro hijo y el accidente nos lo había arrebatado, aunque aún faltaban recuerdos, tenía esperanza de poder recordar y algo en mi interior, reclama justicia.― ¿Maximiliano?―me despierto por completo, me levanto y busco en el cuarto del baño, pero no está, se ve que se ha bañado, no veo la silla de ruedas, señal de que está en algún lugar del catamarán. Me pongo un cambio, de
M A X I M I L I A NOMila dobla su ropa cuidadosamente en su maleta, al ver que la estoy viendo, sonríe.―Ya solo falta lo del baño y listo, podemos irnos.―asiento, el personal ya estaban alistando todo para regresar a la ciudad, después del susto de anoche, necesitaba revisar que Mila estuviese realmente bien y yo mi rodilla, no había podido bajar la hinchazón, y eso me tiene preocupado. Tenía que estar bien para ella, para mí, para nosotros.―Me gustaría hacer algo. Solo tú y yo...―Dime...―ella se acerca, repasa mi rodilla y veo su frente arrugarse.―Sigue más hinchada, lo bueno que regresamos a la ciudad...―luego me mira, recordando que me estaba diciendo algo.―Quisiera hacer algo, mostrarte mi mundo, lo que he hecho en estos dos años... ¿Qué te parece?―No quiero sonar que quiero arr