Dani
Rose se quedó en el hospital hasta el mediodía. Le pedí que habláramos de lo que fuera, menos de Nathan. Me olvidé por un rato de su existencia, tuve una especie de escape hacia otra realidad, pues la conversación con mis amigas, por más estúpida que fuera, me ayudó a relajarme y a despejar mi mente. Almorzamos juntas y luego se fue a su casa, dijo que debía entregar currículums para conseguir algún trabajo que la ayudase a pagar la universidad.
Yo estaba en las mismas que ella. Cuando saliera de aquí y regresara a la ciudad después de recuperarme, saldría por el centro a entregar currículums. Algún trabajo debía haber en alguna parte.
Celine me ayudó a bañarme. Luego dormí rato. Ella se fue cuando mis padres llegaron a cambiar de turno. Cuando papá, mamá y yo nos quedamos solos, la
NathanHabíamos cruzado Seattle hace ya varias horas, estábamos en otra ciudad, sin camino fijo, pero con el objetivo de irnos bien lejos. Al estar fuera de la ciudad donde la policía nos buscaba, nos daba ventajas, y qué bueno que con los chicos nos hicimos esas identificaciones falsas. No teníamos que perder tiempo y seguir y seguir. El lugar más lejano era la mejor opción para nosotros. Correríamos menos riesgos.Le dije a Marco que llamara a Derek.—¿Qué pasó? —preguntó Derek, al otro lado de la línea. Su voz se notaba cansada.—¿Viste las noticias? —habló Marco.—Marco, estoy conduciendo, no tengo tiempo para escuchar las noticias —respondió.—Derek, ya han soltado nuestros nombres y nuestras fotos a la imagen pública. La policía está detrás
DaniPasaron tres días desde la discusión con mi madre. Y la tensión en el ambiente era la misma, si es que era peor. Tener que aguantar sus miradas desaprobatorias era un dolor de cabeza. Estaba decepcionada de mi madre, de sus actitudes orgullosas. Hemos hablado, pero muy poco.Una persona en el hospital esperaría tranquilidad por tener que pasar por algo difícil. Eso es lo que yo esperaba. Pero lo que yo quería no parecía importar. Para agregar más drama, también tenía algo para decir acerca de mi padre: él no quería estar en mi contra, pero tampoco estaba de mi lado. Esa fue su respuesta la otra noche. Pero cuando mi madre estaba con nosotros, él parecía darle la razón a ella. No es que necesitara a alguien que me defendiera porque para eso me tenía a mí misma, era perfectamente capaz de defenderme con argumentos, pero qué f
DaniEntreabrí la boca, indignada y sorprendida por lo que dijo.—Y tú prefieres tu tranquilidad ante que el crecimiento personal y los deseos de tu hija. ¡Mira cómo son las cosas! ¡Y yo soy la egoísta!—Cuando tengas hijos, vas a entender lo que se siente estar en mi lugar.—No voy a ir con ustedes, mamá —respondí.—Dani, toma tus cosas, nos vamos a casa. No pienso dejarte.—No quiero.—¡Hazlo! —gritó.—¡No quiero!—Dani, si vienes unos días a casa, te prometo que no volveremos a tocar el tema. Prometo que tu madre no volverá a decirte que te mudes permanentemente allá —propuso mi padre.Mamá lo miró mal.—¿Acaso tú respondes por mí? —le habló mal.Pobre Celine. Tener que
NathanEsto era lo correcto. Por más difícil que fuera para ambos, ella no tenía por qué saber dónde estaba. Podíamos limitarnos a que Dani supiera que yo estaba bien, pero nada más. Incluso, podíamos hablar y despedirnos un poco mejor en estos cinco minutos que me iba a permitir ser débil, pero después no volveríamos a hablar a no ser que ella necesitara mi ayuda por alguna verdadera urgencia. A Dani no le iba a servir de nada tener mi dirección. Además, no olvidemos que ella estaba en un país y yo en otro distinto.—¿Por qué? —preguntó con ese tono de decepción.En cierto punto no pude evitar sentirme culpable.—Porque tengo miedo que te hagan algo por saberlo —respondí—. Pero no es por otra cosa, Dani. No tiene nada que ver con la confianza. Yo sé que pudo confiar en t
Perspectiva de DaniEstaba en la ducha cuando escuché el sonido de un celular sonando. Lo primero que pensé fue que era el celular de Celine, pues yo no tenía muchas llamadas que atender después de lo que pasó con mi madre hace unos días. Mamá no iba a llamarme pronto, y mi padre igual, pues estaba bajo las influencias de mi madre. Pero Celine me gritó desde la cocina para avisarme de llamada. Fue ahí cuando pensé otra vez en mi madre y tuve la ilusión y la esperanza de que fuera ella quien llamaba para pedirme perdón e intentar solucionar las cosas conmigo para que pudiésemos estar en paz, como debía ser, pues éramos madre e hija.Me envolví el cuerpo con una toalla y tomé el celular de mi mesa de luz, decepcionada porque no era mi madre, era un número desconocido. Pensé en Nathan, pero él había sido claro
Perspectiva de Dani —Lamento eso, Dani. Pero sigo pensando en que debes ir a casa un tiempo. Para que las aguas se calmen más y puedas estar más segura. Después puedes regresar a Seattle. Eso no sería lo adecuado. Mamá y yo no estábamos en nuestro mejor momento. No quería ir allí y sentarme a cenar con la mirada llena de prejuicios de mi madre sobre mí. ¿Volver a casa con mi madre? Eso implicaba una guerra entre nosotras. —Es que estoy peleada con mi madre, Nathan. Me siento más segura y cómoda aquí que en mi propia casa con mi familia. Además, las últimas palabras de mi madre fueron: “Haz lo que quieres. No me meteré más en tu vida. No me llames cuando estés en problemas. Si te pasa algo, pues te jodes. Es tu problema a partir de ahora.” Ha sido muy hiriente. Le faltó decir que renunciaba a ser mi madre. —Sí, es fuerte lo que te ha dicho. Pero, por experiencia propia, no te detengas tanto en sus palabras, no las pienses mucho. Puedes
NathanExistían miles de formas en las que podía sobrellevar esta situación con Dani, pero por lo menos de mi lado decidía llevarlo desde el lado de la madurez y no seguir generando el dolor que una vez ocasioné. Estaba decidido a hacer las cosas bien de ahora en adelante, a no atarme con ninguna persona en mi futuro en Canadá y a dejar ir a Dani, como tenía que ser. Dani y yo éramos personas jóvenes, con vidas por delante y con la vitalidad para hacer miles de cosas, para ser felices y vivir bien. El mundo es jodidamente inesperado, pero entre ella y yo, era Dani quien tenía la más alta probabilidad a seguir respirando y disfrutando de la vida dentro de un año, pues ella no tenía los problemas que yo sí. Y está bien, la quería tanto, que prefería mil veces seguir siendo yo quien fuese perseguido. Cualquier otra persona esperaría darle
NathanLa muchacha me miró con paciencia. Algo me decía que yo no era el primer borracho que había decido entrar esa noche al bar a ahogar sus penas amorosas. Solo de pensarlo me resultaba muy patético. No me gustaba estar en este lugar, ser yo quien se pusiese melancólico y sintiese ganas de llorar por una chica a la que tuve que dejar atrás. ¿Qué era esto? ¿Cómo era posible? Jamás me había enamorado tanto de una persona. De hecho, jamás me había enamorado de nadie. Y ahora que había perdido a Dani por todos estos asuntos, es cuando más la quería a mi lado.Dicen que solo sabes lo que tienes cuando lo pierdes. ¿Así iba a ser siempre? ¿Hasta cuándo iba a dolerme el haberla dejado? Sé que apenas habían ocurrido los hechos, pero los días, aunque pasaran con normalidad, parecían ser