Leonardo llegó a la mansión Crown, guardando el móvil, no había recibido respuesta por lo que no intentaría más, pensó que de seguro su mujer estaría muy ocupada con su amiga o su hijo como para prestarle atención a otra cosa. Pero su asombro fue algo inevitable cuando vio a Keyla pasar con un vaso con jugo hacia la planta superior. Esta medio lo miró, pasando a su lado con la misma tranquilidad que le daba saber que no iba a hacerle nada. Igual a él no le interesó la chica, pues nunca congenió con nadie más y era porque nunca les prestaba atención a ninguno. Entró su despacho, rebuscando entre sus cosas para comenzar a revisar parte del trabajo, perdiéndose en esta por un rato. Solo se vió interrumpido cuando el consejero Ryan entró con una fotografía que había ido a buscar y al fin pudo encontrar. Con lo que escuchó de Sara, supo que podía ser primordial. Pero antes de que Leonardo preguntara que hacía con eso entre las manos y prohibirle mostrar eso a Aarón o Luisa, una de las
__ Sara, háblame. - pidió Joseph con los brazos extendidos para colgar del techo de la cabaña donde estaban. No escuchar un solo sonido lo alteró, se removió intentando liberarse, pero aún no era posible.__ Sara. - insistió. __ Son catorce hombres armados. - dijo Sara de repente devolviéndole la tranquilidad. - Dos vigilantes en los árboles de la derecha, uno con rifle de francotirador, dos más en la entrada y uno en la puerta. __ ¿Que estabas haciendo? - cuestionó su cuñado. __ Leonardo me enseñó que para tener ventajas sobre el contrincante, se debe tener el número de sus acompañantes. - dijo como si tener una soga en sus manos fuera nada. - Desde aquí puedo verlos. __ ¿Entonces quedarte pegada a esa pared no es porque estuvieras llorando? - consultó Joseph sin poder darse la vuelta. __ ¿Llorando? ¡Por supuesto que no! - volvió a pegar el rostro en la fisura de la pared para ver hacia afuera. - Si quisiera llorar tengo más motivos que ser secuestrada. __ ¿No te asusta ser se
No interesaba cuanto los sujetos gritaran, Leonardo estaba en modo despiadado y eso nadie podría detenerlo, no son su reina. Cada uno que se lanzaba para querer detenerlo era repelido por el hombre que con puños o balas certero les cortaba la existencia.Su único objetivo era su mujer y sin ella o se iría o dejaría de mandar al infierno a quienes estaban en el sitio. Todos estaban decididos a darle de baja, sus jefes lo demandaron, pero no sopesaron con que Leonardo jamás estaría solo. Joseph se dió cuenta del francotirador y en cuestión de segundos escaló el árbol para salir en la espalda del tipo que tenía a su hermano en la mira. De una patada lo lanzó al suelo, en donde el perro hizo su trabajo.__ ¡Sabes que hacer! - le dijo a Sara dejando caer el rifle, mientras cayó al suelo para ir por el siguiente. Sara no perdió el tiempo y para cuándo el lente de largo alcance estuvo en su ojo se aseguró de que su esposo tuviera la ventaja. Ahí estaba, un Leonardo furioso porque no veia
__No es buena idea hablar aquí. - intervino Joseph al ver que Sara iba a hablar. - Alguien nos puede escuchar y recuerda que aún no resolveremos la infiltración. Leonardo movió la cabeza y les pidió seguirlo. Más que nadie sabía sobre la depuración que debía hacer, pero aún no tenía todas las piezas y tenía que verse descuidado antes de darles una salida a quienes aún no encontraba. Los hizo caminar a la zona más alejada de la casa, una donde tuviera vista a todos lados, que no hubiera sitio donde esconderse para escuchar y sobre todo, donde supiera que no habían micrófonos como encontró en su despacho horas antes.Instó a su esposa a decirle lo que sabía, mientras su hijo le pedía cargarlo, Leonardo ni se dio cuenta cuando ya lo tenía en los brazos, moviéndose a todos lados, tomándolo como juego, en lo que la cabeza de su padre estaba centrada en las palabras de su mujer. No hizo ninguna pregunta, no mencionó nada, no hizo ningún movimiento cuando ella terminó. Joseph supo que po
Treinta minutos más tarde Leonardo tenía en su ordenador lo que había pedido. Su hermano estaba a su lado queriendo ver las grabaciones que este reprodujo. Podía verse a un chico llegando al lugar, el rostro era difícil distinguirlo por la calidad, pero supieron que se trataba de él. __ ¿Como sabes que esto funcionará? - consultó su esposa dándole comida a su hijo en una silla frente a los dos. __ Porque así te encontré a tí cuando descubrí que Anthony era mío. - dijo haciendo que los ojos de la chica se fijaran en él. __ Y tú mejor idea de llevarme contigo fue cerrando el aeropuerto. - le reprochó.__ ¿Por eso me pediste que te diera el número del dueño de esa aerolínea? - Leonardo no contestó a su hermano, escondiendo la risa por sentir a su reina verlo con detenimiento. __ Si quiero algo, lo voy a lograr. Así deba poner el mundo cabeza abajo. __ Me siento como un mal tercio. - exclamó Joseph al ver las miradas que ambos se dieron. Uno de ver lo radical que era su esposo, el o
__ Él está muerto. - enfatizó Lorenzo guardando la calma. Rachel atrás suyo no escuchó ninguna palabra por estar maldiciendo mentalmente a Sara por estar en ese sitio. Ante sus ojos no era digna como ella. Pero por muy interesada que estuviera en su odio y envidia a la esposa de Leonardo, nadie la reparó siquiera. __ No somos milagrosos para devolverle la vida a nadie. - exclamó Lorenzo con una risa divertida. __ ¿Quien maneja las posesiones de Angelo? - cuestionó Leonardo ignorando su risa. Su estupidez no iba a desconcentrarlo.__ Eso no es parte de tus responsabilidades saberlo. - respondió Lorenzo.__ Bien. El concejo no funciona más. - todos contuvieron la respiración al verse afectados.__ ¿Que tiene que ver Adrián en todo esto? - habló Aarón dejando saber su presencia.__ Nada, solo son ensoñaciones de tu hijo. Richard fue el primero en responder. __ De seguro estuviste borracho cuando lo...__ Nadie pidió tu opinión, Rachel. - soltó Sara. __ Tu no...__ ¡Cierra la jodida
__ ¿Como es? - la pregunta estuvo en la punta de su lengua mucho antes que Aarón se atrevería a hacerla. Sara notó el parecido de su esposo con el de su suegro en ese sentido. Ambos no les gustaba mostrar vulnerabilidad en ningún caso, como si aquello fuera algo que tuviera programado.__ No sé si me equivoco, pero vi a un Leonardo mezclado con Joseph. Con esa sonrisa brillante, con esa mirada llena de...algo que no se logra describir. - dijo Sara con su hijo pidiendo que lo bajara al entrar al elevador. - No quiero equivocarme, Aarón. Me odias de por sí, esto sería mucho peor y además yo...__ No te odio. - exclamó el hombre a su lado. Ella giró a verlo.__ Dijiste que no era digna de ser la esposa de Leonardo.__ No eres la clase de mujer que hubiera buscado para él, eso jamás dejaré de decirlo. - Sara aclaró su garganta. - En los lideratos, siempre hay una mujer que desde su niñez se prepara para ser la esposa del máximo poder, se le dan habilidades de defensa, de protección para
__ No fui yo. - alcanzó a decir el tipo que era arrastrado por Leonardo fuera del avión. Las cadenas en sus piernas no le permitían soltarse, además de tener el rostro desecho y los dientes casi arrancados de tantos puñetazos. Su verdugo apenas y lo vió, abrió la cajuela y con facilidad lo metió adentro.__ ¡Te juro que no lo hice! - no le tomaron importancia a su súplicas.__ Sé que no fuiste tú. No tienes cerebro para orquestar algo tan planeado. - le dijo Leonardo cerrando la cajuela. Tecleó el mensaje de confirmación que calmó a Richard, seguro de que su hijo estaba a salvo. El que hayan disuelto el concejo lo dejaba con poco poder y con Leonardo en modo sanguinario tenían mucho de que escapar. Mientras tanto Aarón repasó en su mente de las propiedades que tanto presumía Angelo. Este era poseedor de grandes proporciones de terreno que podían ser usadas para crear comunidades enteras, pero las usaba para escavar deseando encontrar las minas como las de los Crown. Se detuvo fren