"El supuesto perfecto matrimonio de la familia Ferrucho está en la cuerda floja" "Luca Ferrucho se divorcia para casarse con otra mujer" El escándalo del evento de arte finalmente salió a la luz. Durante años, Luca había usado su matrimonio con Clarissa como una herramienta de marketing, vendiendo la imagen de una pareja perfecta. Ahora, todas esas mentiras se le habían vuelto en contra. Los comentarios en línea no tardaron en llegar: —Siempre supe que este tipo nunca quiso a su esposa. Si realmente la amara, no la usaría como escudo cada vez que su empresa necesita limpiar su imagen. —La última vez que se metió en un lío, ¿no fue su esposa la que salió a aclararlo? ¿Quién sabe si la mujer en ese carro realmente era Clarissa? Existen los tatuajes temporales, ¿creen que no sabemos eso? —En ese evento descubrimos la verdad. Defendiendo a otra mujer mientras humillaba a su esposa. ¿Eso es lo que llaman amor? —Lo de siempre, ¿no? Ahora seguro veremos a Clarissa salir a discul
—Thiago está dispuesto a dar oportunidades a los nuevos talentos en su exposición de arte. Así de generoso es. Cualquier diseñador principiante que sea seleccionado para exponer junto a él tendrá su carrera casi que asegurada. —¿Crees pues que Giulia lo hace solo para cumplir el sueño de Sofía? O quizás solo lo hace para aumentar su propio prestigio. Después de esta exposición, podrá venderse como una diseñadora emergente que participó en la exhibición de Thiago. Está usando su nombre para ascender. —Y si hablamos de Sofía, ella ya murió. Aunque haya soñado con ser diseñadora, si Giulia quería cumplirle ese deseo, bien podría haber organizado una exposición en su honor. ¿Por qué tenía que ser en esta? ¡Y justo al lado de los diseños de Clarissa y Vittoria! Luca, si aún no entiendes lo que está pasando, eres un completo idiota. ¿Por qué incluir los diseños de Giulia en esta exhibición? Sus trabajos son de hace años, con trazos simples, lo que haría resaltar aún más la calidad de
—Thiago ha trabajado con su empresa en varias ocasiones, y ambos vienen de familias reconocidas. Aunque no vivan en la misma ciudad, sin duda pueden considerarse amigos cercanos. —Si lo que dijiste es cierto y Giovanni mencionó que planea invitar a Thiago como asesor de diseño para Varandés, entonces es probable que hoy mismo hayan hablado del tema en la exposición. —Thiago ha sido tan bueno contigo y te ha defendido, seguramente porque respeta a Giovanni. Vittoria, como alguien con un ojo bendito en este tipo de cosas, lo entendía todo mejor. Agarró el celular y suspiro. —Además, si Giovanni de verdad quiere darte el derecho a diseñar, ¿por qué invitaría a Thiago como asesor? ¿Todo esto no te parece nada sospechoso? No le dio la respuesta de inmediato, dejando que Clarissa tuviera tiempo para pensar. Si de verdad conseguía el proyecto y Thiago era el asesor de diseño… ¿Y qué significaba eso? Significaba que trabajaría junto a Thiago. Su primera colaboración en diseño
Vittoria casi empezaba a sentir pena por Giovanni. Clarissa tomó su celular y, sin darle dos vueltas, escribió un mensaje: Clarissa: —Giovanni, ¿Qué somos, me quieres invitar a salir? Vittoria tecleó rápido y lo envió antes de que su amiga pudiera reaccionar. Los ojos de Clarissa se abrieron de golpe. —¡¿Oye, pero que haces?! ¡¿Cómo se te ocurre mandar eso?! —¡Vittoria, bórralo ahora mismo! ¡No digas tonterías! Avergonzada, Clarissa le quitó el celular y presionó ansiosamente para eliminar el mensaje. Pero, justo cuando lo hizo, apareció la notificación de que Giovanni estaba escribiendo. Giovanni: —Lo vi. Giovanni: —Sí, quiero salir contigo. Giovanni: —¿Por fin te diste cuenta? La cara de Clarissa ardía. Su celular de repente parecía tan caliente que no sabía si soltarlo. Su mente se nubló, y en su cabeza apareció la imagen de Giovanni, con su camisa mojada por la leche derramada, mostrando su torso marcado, y esos ojos oscuros detrás de sus lentes. Solo con leer s
—¿Qué fue exactamente lo que dijo Clarissa para que Giovanni esté de tan buen ánimo?Salvatore no lo entendía. Maxence se tapó la cara y escribió en un papel: —Clarissa le preguntó a Giovanni si él estaba ligando con ella. Salvatore lo leyó, confundido y sorprendido. —¿"¿Ligando" es una palabra rara, no es lo mismo que salir con alguien? No tiene nada de especial. ¿Giovanni seguía siendo una persona normal? Al ver la expresión incrédula de Salvatore, Maxence lo miró, serio. —Caso cerrado. Mi querido compañero Salvatore, tú también eres un diamante de primera. En el hotel, Clarissa seguía con la cara roja por las palabras de Giovanni. Se tapó la cara con las manos, sintiendo el calor subir por su cuello. Si Giovanni admitía que, en muchos momentos, había estado intentando atraerla, entonces todo cobraba sentido. No era que ella estuviera imaginando cosas. Sus clavículas apenas visibles, su pecho firme, su voz baja y grave cerca de su oído… cada detalle parecía haber s
La voz del hombre era grave y profunda, como el sonido de un instrumento de cuerdas, con un toque delicado. Con cada pregunta, parecía acercarse más a ella. Cuando habló del beso, sus labios ya estaban cerca de su oído, y su voz, con un tono seductor, pronunció su nombre con una ternura que resultaba irresistible. Clarissa se despertó de golpe, sentándose en la cama. Su cara ardía, sus oídos estaban calientes y su cuerpo se sentía débil. No le sorprendía la idea de que, si intentaba pararse, probablemente se caería al instante. —¿Me estoy volviendo loca…? ¿Por qué había tenido un sueño así por unas simples palabras? Avergonzada, mordió el cojín entre sus manos, golpeándola un par de veces con su cabeza. A su lado, Vittoria, medio dormida, se frotó los ojos con pereza. Los movimientos de Clarissa la habían despertado, y con voz medio dormida, murmuró: —Clarissa, no importa cuántas veces lo intentes, golpear la almohada no te va a hacer ningún cariñito. Clarissa se puso a
Esta vez, Clarissa ni siquiera se molestó en llamarla "mamá". Lo que Caterina había hecho dejaba claro que nunca la había respetado. Si le tuviera un mínimo de consideración, no habría contactado a los periodistas sin consultarle antes ni la habría engañado para que viniera a la mansión solo para informarle después de su decisión. Pero así era como actuaba la familia Ferrucho. Cuando Luca fue fotografiado con Giulia en el auto, en lugar de enfrentar la situación, su reacción inmediata fue presionarla para que diera explicaciones públicas y limpiara el escándalo. El ambiente en la sala se volvió tenso. Enrico y Caterina se miraron. Ambos sabían que la situación se había complicado. Si Clarissa no cooperaba, toda la preparación que habían hecho sería en vano. Mientras tanto, Luca, sentado en la mesa, miraba su celular de vez en cuando. Ni siquiera estaba prestando atención a la conversación. De repente, se puso de pie y dijo con un tono despreocupado: —Salgo un momento,
Caterina ni siquiera creía en sus propias palabras. Enrico comía en silencio, como si todo esto fuera un asunto entre Caterina y Clarissa, como si no tuviera nada que ver con él. Sin embargo, su mirada, aunque discreta, se posaba en Clarissa constantemente, lo que dejaba claro que él también valoraba su presencia. Clarissa bajó la mirada, sacó un montón de fotos de su bolso y las tiró sobre la mesa. Había tantas que se dispersaron al instante. Las imágenes daban vergüenza: En algunas, solo puro y literal porno, una pareja desnuda se besaba calientemente en la ducha. En otras, se abrazaban en una mesa de billar. Había fotos en oficinas, en distintos lugares, follando o abrazándose. Las mujeres cambiaban, pero el hombre siempre era el mismo: Luca. Un montón de fotos explícitas, una pequeña montaña de pruebas innegables. Clarissa habló con calma, su mirada perdida hacia la nada.—Enrico, Caterina. Se detuvo un segundo antes de continuar. —Estas son algunas de las “