Capitulo 29. Todo lo que había escuchado sobre esa bruja resultó ser totalmente cierto. No fue precisa con la ubicación de Abi pero si me dijo que un troll era su captor, me habló de una isla y pocos detalles me pudo dar más. Sobre el pago no hablaré ya que es sin lugar a dudas la cosa más humillante a la que he tenido que someterme jamás. Aunque efectiva esa bruja es un verdadero dolor de cabeza. Tan solo esperaba no necesitar de sus servicios jamás. La busque por todos lados y en todos los lugares donde habitan esos seres. Pero no lograba dar con ella y ñ con ello pasaron los días y con ellos los meses sin tener ninguna noticia sobre mi compañera. Cada día que pasaba mi furia y desesperación aumentaban. En el último lugar en el que busque me indicaron que tan solo hacía un par de meses una mujer lobo entregó a una humana a Mingo el troll que habita en la pequeña isla de Mahoa. Ahora ya sabía dónde estaba, solo tenía que investigar un poco más como tratar y matar a esos sere
Capitulo 30. Empezar de nuevo Me despierto en el frío suelo, completamente llena de arena. Levanto mi cabeza y puedo ver que me encuentro en una playa. Me levanto con mucha dificultad, estoy golpeada y mi mano no está en buen estado, aunque ha pasado un tiempo desde que logré liberarme siento que los huesos no están soldando bien. Además estoy empapada. Camino con dificultad y dolor, recorro toda la playa y cuando ya me estoy empezando a rendir veo un pequeño pueblo justo al final. Se trata de un pueblo de pescadores, todos parecen asombrados por mi llegada. Pero mi asombro llegará tan solo unos minutos después. Se trata de un pueblo humano, todos aquí se dedican a la pesca y a los cultivos. Apenas si cuentan con una población de cincuenta personas. No hay luz eléctrica y menos internet. Tampoco hay una red de aguas como tal. Aquí la gente cuando necesita agua camina hasta una pequeña laguna que se encuentra en el interior de la isla. Y aquí viene lo peor de todo, aquí solo
Capitulo 31. Alguien creciendo dentro de mi. Hoy me han traído varios baldes de agua. Y lo mejor de todo es que tengo una bañera. Todo el mundo aquí está tan agradecido por mis servicios que han hecho algo por mí. No me lo puedo creer, caliento el agua y poco a poco voy llenando la bañera. Esto parece sacado de otra época, calentar cubos de agua para llenar la bañera con lo sencillo que es cuando estas en tu casa. Abres el grifo y ploff. Magia, el agua caliente sale al instante. Cuando ya la tengo lista me quito toda la ropa y me introduzco en ella. No puedo describir las sensaciones que esto me aporta. Como algo tan pequeño puede producir en mi tanta alegría. Me lavo rápidamente y después decido cerrar mis ojos y relajarme con la sensación que hace vibrar el agua caliente sobre mi piel. Cuando el agua comienza a estar fría es el momento de salir. Mi pequeño paraíso se acabo por hoy. Cojo un par de toallas y me seco. Por un momento mi mirada se queda fija en el espejo.
Capitulo 32. Un milagro bajo la tormenta. Por mucho que me lo negué a mí misma mi barriga siguió creciendo y lo que antes fueron hormigueos y burbujitas ahora se habían convertido en patadas, unas patadas que me hacían recordar que alguien tan chiquitito estaba creciendo dentro de mí. Nunca había llegado a pensar y ni siquiera a imaginar que yo pudiera ser madre tan joven. Hasta hace no mucho tiempo ni siquiera me habían besado y menos algún hombre me había dirigido la palabra. Pero las vueltas del destino hacen que todo cambie de un día para otro. Y ahora estoy aquí embarazada de unos ocho meses y medio. Tampoco puedo saber con seguridad si es de un poco más o un poco menos ya que hay ciertas partes de mi vida que están en mi mente nubladas. Me he intentado explicar a mí misma que es por los traumas sufridos. Así que mi pequeño bebé no debe de tardar mucho en llegar a este mundo. Lo único que me preocupa es que el barco llega en unos días, y ojalá me diese tiempo para pod
Capitulo 33. Regreso a casa. Escucho voces a mi alrededor pero estoy tan cansada que soy incapaz de abrir los ojos. Noto como alguien me quita a mi hija, quiero levantarme, quejarme, gritar pero no puedo estoy agotada. ....... Escucho como alguien habla, se trata de la voz de una mujer. Intentó abrir los ojos y logro hacerlo con cierta dificultad. Estoy en mi cama y la señora que habla es María, ella tiene en brazos a mí pequeña. Aun no le he puesto un nombre, esperaba hacerlo junto a Alam. Quizás fui un poco ilusa pensando que podría estar en el nacimiento de nuestra hija. María me cuenta que intuyó que algo me estaba pasando, en cuanto arrecio un poco la tormenta. Salió de su casa acompañada por su marido y lograron encontrarme. También me dice que he estado muy malita, si hubiesen tardado un poco más no lo hubiese logrado. Dice que ha conseguido parar la hemorragia, que la pequeña está sana y hambrienta. Me la pone en el pecho y yo no sé qué hacer. Ella me dice que n
capitulo 34. No te puedes esconder de él. —¿Abi, estás viva? Me alegra tanto de saber que estás bien...—mi pequeña bebé comienza a llorar y ella la mira extrañada. —No me digas que ella es...— —Ella es tu nieta —sonrío y asiento con la cabeza. La señora Margarita me entrega a mi bebé, y yo se lo muestro a mamá. —No me lo puedo creer, mi pequeña ha crecido y ahora es madre también—. Mientras habla no puede dejar de llorar, se acerca hasta mí de nuevo y esta vez extiendo mis brazos para que coja su nieta. Pasamos todo el día en casa de la señora Margarita y el señor José, ya tengo a otras tres personas más para agradecer. Hace poco más de un año no tenía ni una sola amiga, nadie me miraba, nadie me hablaba y ahora he dejado a un pueblo entero echándome de menos. Y voy a volver a dejar a estas tres buenas personas. Después de haber dormido y haber descansado bien. Mamá y yo nos dirigimos hasta la embajada, mamá ha traído todos los papeles que ha encontrado. Esperamos que co
Capitulo 35. Reencuentro No sé si nerviosa es la palabra más adecuada para expresar como me siento en estos instantes. Porqué me siento morir por dentro una y otra vez. Alam debe de estar por llegar y no sé si me asusta más la idea de verlo después de un año o de decirle que hemos tenido un bebé. Estoy sentada junto a mi hija cuando escucho como un coche estaciona en la puerta. Estoy tentada a levantarme y dejar a mi bebé, pero no, debo de ser fuerte y aunque le impacte lo que vea, cuanto antes pase mejor será. Segundos después tocan a la puerta, es mi madre la que se acerca hasta ella y abre la puerta. Puedo ver cómo Alam ingresa en el interior de la casa. No avanza se queda parado muy quieto mirándome fijamente. El ambiente está demasiado cargado, mi madre ha abandonado la estancia y nos ha dejado solos. Ninguno de los dos articulamos palabra, los segundos pasan y la tensión no deja de ser visible. Saco valor de dónde puedo y soy la primera en hablar. —Alam ven aquí ha
Capitulo 36. Sueños húmedos Extrañaba a Alam, extrañaba juntarnos y reírnos, mirarlo a los ojos y sentir ese algo; sentir en mi piel el deseo de acercarme más a él.No recuerdo el momento en el que me dormí. Estábamos los dos en el pórtico de la casa, era de noche, una noche de verano, la luna resplandecía y teñía nuestros rostros de un color pálido.Recuerdo mirarlo fijamente a esos ojos claros, y sentir un escalofrío recorrer mi espalda. En mi mente quería escapar, lo tenía muy cerca, moví mis manos y toqué la pared detrás de mí, de pronto mi espalda dio contra esa pared y él se acercó más, sin dejar de mirarme ni un solo segundo, sus ojos eran como un fuego intenso. El ambiente comenzó a tornarse pesado, y me repetí “algo va a pasar”. Nos inundó un silencio incómodo.Intenté apartar esos pensamientos de mi cabeza y miré al cielo estrellado. Lentamente volví mi vista hacia el, y sentí como mis piernas se juntaban, entre tanto él entreabría sus labios, remojándolos con su lengua. Yo