Siempre había soñado con conocer un hombre que me hiciera sentir como me siento con Andrés: atraída hasta las trancas. He tenido algunos noviecitos en mi vida, pero nada serio y nada que pueda compararse a la que experimento cuando estoy cerca de él. Mi cuerpo siente un hormigueo cada vez que lo veo, y, a pesar de no haber compartido más que varias conversaciones banales, sé que hay algo fuerte entre nosotros. Además, a eso hay que sumarle la manera en que me ayudó anoche, que eso le suma muchos puntos a su favor.
Recuerdo que estando en la universidad, me involucré con un chico llamado Jairo y salimos durante poco más de un mes, pero cada vez que me besaba, me sentía totalmente incómoda. Luego, me di cuenta que era que no me gustaba, no había química entre nosotros. Lo mismo me pasó con Pedro y Alonso. Sin embargo, con Andrés hay una especie de electricidad
Me miro en el espejo plenamente satisfecha con el resultado obtenido, porque no creí que quedaría tan bien, con tan poco tiempo para prepararme. Si bien es cierto que tenía mis dudas con relación al atuendo que usaría para esta ocasión, ahora todas se han disipado cuando me contemplo en el espejo de arriba a abajo. Tras darme un rápido baño, con lavado de cabello incluido, y secármelo muy bien, hasta dejarlo con estilizado pero con suficiente volumen, he decidido maquillarme para la ocasión. A diferencia de la rutina básica que empleo para el trabajo, esta noche he optado por aplicarme todas las técnicas que conozco y que casi nunca uso: me he puesto un poco de base, he delineado mis ojos, un toque oscuro para mis cejas, así como una combinación de sombra oscura también en mis párpados, para resaltar el color claro de mis ojos. Todo eso lo he completado con un labial rosa oscuro, que me da el aspecto divino. Una vez maquilla y peinada, l
Mi intuición no me falló: tal como predije, la fiesta de cierra de carrera laboral del señor Felipe Navarro es sencillamente exquisita. Mientras me acerco al espacio que han preparado para el evento, me doy cuenta de lo delicado de cada detalle y de que, en efecto, es un asunto de gala. Eso me da cierto grado de seguridad, porque no quería quedar fuera de lugar y mucho menos, pasar por la vergüenza de tener que preguntarle a cualquiera de ellos el código de vestimenta.En medio del enorme patio, han colocado una especie de alfombra en el piso, que permite que los invitados puedan transitar sin tener que mojar sus zapatos en el césped. Las mesas, puestas debidamente con toda la cubertería de lugar, están combinadas con unas sillas doradas y en el centro de las mesas, hermosos arreglos de flores blancas y violetas, embellecen el espacio. Cada mesa está ocupada por diez personas y en cada lugar, hay una etiqueta
—Buenas noches, damas y caballeros — la voz del maestro de ceremonias se escucha por todo el lugar, haciendo que el silencio reine — esta noche, nos encontramos reunidos para celebrar una de las más grandes victorias que ha tenido Madrid, y es la carrera de nuestro estimado Felipe Navarro.Una ronda de aplausos interrumpe el discurso y yo miro a mi padre con orgullo.—Sabemos que emprender, en cualquier área que sea, implica un alto nivel de valentía, persistencia y determinación, por eso, crear de la nada una empresa como lo es OffShore Enterprises, demuestra la gran capacidad y persistencia de ese hombre que logró su sueño y junto a él, el de muchos más que se han sumado en esta causa — otra vez los aplauden llueven y veo que mi papá está a punto de llorar— Por eso, esta noche queremos celebrar con usted, Felipe, levantamos nuestras copas a su salud, y agradecemo
—Y dime, Olivia, en caso de que no te moleste que te tutee, ¿qué te gusta hacer en tu tiempo libre?Es la segunda canción que he bailado con el señor Luis, y ya he empezado a arrepentirme. Luego de que Andrés me dejara en sus manos, otros dos señores que no conozco me han pedido una canción y yo he accedido por educación, sin embargo, este viejo ha vuelto a la carga, para mi mala suerte. Busco con la mirada a Andrés, pero no lo veo por ningún lado y Román, el esposo de mi mejor amiga, tampoco parece muy interesado en mí, sus ojos solo son para Karina y se nota que lo están pasando de lo más lindo.—Eh, disculpe, ¿qué ha dicho? — pregunto a Suarez para retomar la conversación ya que estaba distraída.—Que qué te gusta a hacer cuando no estás trabajando.—Oh, este… — ¿se
—¡Lucy, cuánto tiempo sin verte! — la recién llegada saluda con una voz estridente a la esposa del señor Navarro y madre de Andrés y Mary Jane. Yo me quedo tan fría como un bloque de hielo viendo la escena. No es que Andrés y yo tengamos algo como para que me sienta celosa, pero después de haberme confirmado que estaba soltero, deja mucho que decir el hecho de que esté ahora con semejante mujer prendida de su brazo. —¡Fátima, querida! Pero qué guapa estás — la señora Navarro se levanta de la silla para besarla en ambas mejillas, pero sin tocarse. —Ya sabes — le responde con una sonrisa mientras se agita el pelo rubio y largo de manera exagerada. —Qué modales los míos, por favor, siéntate — señala el espacio junto a Andrés que, sorprendentemente, no había sido ocupado en toda la noche. Todos los presentes nos quedamos viendo cómo la recién llegada ocupa su lugar y de inmediato un camarero viene a servirles a ella y a Andrés, la cena que l
El resto de la fiesta me la paso bailando a todo dar en la pista. Si ese descarado de Andrés piensa que me va a arruinar la noche por aparecerse con la Barbie de farmacia, está muy equivocado. —Y cuéntame, Joshua, aparte de maestro de ceremonias, ¿a qué más te dedicas? —Pues también soy entrenador en un gimnasio en el centro. —¡Wow! — confieso asombrada, aunque su cuerpo dice que es cierto — tus trabajos son muy diferentes. —Eso me han dicho — concede sonriendo — quizás algún día puedas pasarte por el gimnasio, ejercitarse nunca está demás. Me guiña un ojo y yo sonrío. —Quizás me anime, antes solía ser más atlética. Es un hombre muy agradable y excelente bailarín. Sus pasos de salsa son exquisitos. Cuando la canción de Celia Cruz termina, me hace una reverencia de lo más elegante y se disculpa. —Lo siento, Olivia, pero he de irme a anunciar el discurso del señor Felipe, pero he estado encantado de bailar contigo. <
—¡Olivia, ábreme, sé que estás ahí! — con su voz grave me ordena a través de la puerta. M****a. Siento que el pulso me acelera. ¿Qué rayos estará haciendo aquí? Es casi la una de la mañana. Se supone que él se quedó con su mega modelo en la fiesta, pero ahora está frente a mi puerta, apoyado del marco. Se ha quitado el moño y se ha desabrochado los dos primeros botones de la camisa blanca. ¡Qué guapo está! No le he abierto, pero muero de ganas de hacerlo. ¿No que no ibas a tener nada con el jefe? Una voz me recrimina mordazmente. Hace media hora estaba decidida a que no quería saber nada de él. Según yo, las cosas entre nosotros se iban a dar estrictamente laborales, pero ahora, las dudas han comenzado a visitar. ¿Y si Mary tenía razón y todo esto no ha sido más que un mal entendido? —Por favor, quiero hablar contigo — vuelve a rogar otra vez — ¿Sabes que puedo escuché tus pasos cuando te acercaste a la puerta? Me sonrojo como una tonta
El lunes en la mañana me despierto mucho antes de que la alarma empiece a sonar. Le emoción por lo que me espera el día de hoy, casi no me ha dejado dormir y ha hecho que me levante mucho antes de lo usual. Estoy pletórica por mi nuevo puesto y lo que eso conlleva. Por eso, tras darme un muy buen baño, me visto con mi mejor traje de falta y chaqueta color gris claro, junto a una blusa color lila de fondo. El atuendo lo combino con mis tacones negros y mi bolso. Me miro en el espejo aprobando mi aspecto y voy a la cocina a prepararme algo de desayunar. A diferencia del viernes pasado, que llegué tarde, con resaca y con hambre, hoy voy lista para la pelea, pienso estar preparada para todo. Pongo la cafetera y, como apenas son las ocho y cuatro, decido servirme una taza de cereales con yogurt. Nada como la fibra para empezar la mañana. Con mi teléfono en la mano, leo algo de noticias en las redes sociales mientras me bebo el café y me tomo los cereales. A parte, en una jarra, p