Narra Olivia: Siempre tuve miedo de enamorarme porque sabía el riesgo que corría al hacerlo. Desde mi juventud, aprendí a crear murallas, porque la gente generalmente, lo único que sabe hacer es herir y lastimar. Cuando se ha perdido tanto, como lo he hecho yo, lo mejor sería mantener bien altas las barreras y no dejar a nadie pasar, porque, una vez dentro, pueden hacer con tu corazón como les venga en gana.—Lo sabías, lo sabías, Olivia, pero no hiciste caso a tu cerebro —me recrimino a mí misma en el espejo, mientras cepillo mi cabello el pelo en un mar de lágrimas que no puedo contener.Sabía que debía no enamorarme, que lo mejor era mantener las cosas casuales y dejar que el agua corriera, pero no. Tuve que caer en sus redes para terminar como estoy ahora: enamorada y con el corazón roto. Todavía las palabras me duelen en lo más profundo de mi alma y aunque quiera, no las puedo olvidar. Andrés, el mismo sujeto que me ha hecho cientos de promesas de amor, no ha dudado ni un segund
Narra Olivia: Infinity Diamonds es una de las empresas de hotelerías más grandes y prestigiosas de España. Obviamente no se puede comparar con OffShore Enterprises, puesto que esta tiene más hoteles que ninguna otra, sin embargo, dentro del mercado, tiene muy buenos hoteles en la costa que atraen a cientos de turistas todo el año. Este era uno de mis destinos cuando era pasante, pero me negaron la oportunidad porque la plantilla se llenó dos días antes de que enviar mi currículo.Asumo que ahora que tengo mucha más experiencia que en ese entonces, y tras mi reciente ascenso, estarán dispuestos a darme la oportunidad, tanto así que no puedo creer que tan pronto me dieran una entrevista.A mi alrededor, las oficinas son exquisitas y, mis ojos no logran apartarse de la preciosa orquídea que adorna la mesita de la sala de espera. No le he dicho nada a nadie, ni siquiera a Karina, sobre esta entrevista. Después de todo, nada es seguro y no quiero compartir nada sin saber cómo terminarán l
Narra Olivia: Un enorme temblor se apodera de mis manos y de todo mi cuerpo, sacudiéndome levemente. Siento otra vez ese malestar general que me ha asediado desde ayer y me dejo caer en unos de los asientes del laboratorio. La chica de recepción me mira preocupada y sale corriendo de su cubículo para socorrerme, alarmada por mi debilidad. —Señorita Báez, ¿se siente bien? —pregunta, tomando mi mano. —pero si tiene las manos heladas. Ya le traigo un vaso con agua —ofrece servicial y me deja sola. Yo trato de calmarme, pero mi cuerpo ha perdido todas las energías y siento unas terribles ganas de echarme a llorar. ¿Cómo pudo pasarme esto? ¡Tú sabes muy bien cómo! Una voz en mi cabeza me reprocha, y me siento fatal. Toda mi vida soñé con el momento en que me convertiría en mi madre, pero definitivamente, no era así como pensaba que sucedería. Estoy en plena ruptura con Andrés, buscando un trabajo nuevo y para colmo, con Elizabeth que recién tiene un par de meses a mi lado. La recepcion
Narra Andrés:Los abogados están discutiendo el procedimiento que llevaremos a cabo para enfrentar la situación que nos ha dejado el desgraciado de Julio. Con su desfalco, tenemos una demanda presentada por parte del departamento de impuestos, por una multa de casi medio millón de euros, eso sin contar la demanda del parte del ministerio de trabajo por explotación laboral durante el último año, al no remunerar con los beneficios que legalmente les correspondían a los empleados por ese periodo de tiempo. No es como que no podamos pagar esas cantidades, la verdad es que sí podríamos lidiar con ello, pero nuestra posición ha menguado significativamente y debemos tratar de contrarrestar esos golpes, descargándolos en Julio y no en nosotros, para no perder la licencia de poder ejercer en la zona turística.Tengo la cabeza hecha un nudo mientras los escucho debatir cómo se darán las cosas en los tribunales y cuál de todos ellos será el que nos va a representar. Para mi mala suerte, los núm
El reloj de mi ordenador marca las seis en punto, guardo el documento que estaba redactando y me preparo para irme. Estoy trabajando en un informe sobre una de las propiedades de la cadena que ha tenido más ventas este año, pero es algo que no puedo terminar en una hora, y en verdad quiero ir a casa, así que decido dejarlo para mañana, de todos modos, el señor Navarro, mi jefe, ya se fue a las cinco y me dijo que podía irme yo también, pero quise avanzar un poco en la última hora del día.Ahora que el lugar está desierto, creo que lo mejor es que me vaya yo también. Sonrío viendo a mi alrededor porque, a partir de mañana, mi estatus en esta empresa va a cambiar. No es quiera ser superior a los demás, para nada, para mí todos son importantes, sin embargo, hay muchas cosas que me limitan en el puesto de asistente y, obviamente, un aumento de salario no estaría nada ma
No puedo creer lo que ha pasado el día de hoy, motivo de mi celebración.Flashback: —¡Ring, ring!El timbre del teléfono de mi escritorio me sobresalta, haciendo que deje de escribir el correo que frenéticamente estaba redactando.—Sí, señor Navarro — respondo con voz dulce a mi jefe.—Necesito que vengas a mi oficina, Olivia.—De inmediato, señor.Me levanto de la silla tirando un poco de mi falda gris de tubo, que se me sube un poco cuando me siento, que he combinado con una blusa negra y tacones negros y me dirijo a la oficina principal, acudiendo al llamado de mi jefe. Entro sin tocar, como me ha ordenado hacer cada vez que me solicita por teléfono. Una vez dentro, lo encuentro tomándose un café y mirando por la ventana, distraído. El paisaje es asombroso, porque se percibe todo Madrid en l
El resto de la tarde la paso en un estado de felicidad indescriptible. Lamentablemente, como no aún no es público el retiro del señor Navarro, no puedo comentarlo con nadie, así que no me queda de otra que guardar mi alegría para mí.A los ojos de cualquiera, un ascenso no es nada del otro mundo, pero yo, que he perdido tanto en esta vida, sé muy bien lo dulce que de esta victoria.En mi escritorio miro con cariño la foto enmarcada de mi familia que tomamos en mi cumpleaños número dieciséis cuando nos fuimos de vacaciones a Hawaii. Observo la foto estudiando cada detalle. En ella, aparecemos mis padres, mi hermano Erick y yo. Mi papá, un hombre corpulento, de cabello y ojos oscuros se ve feliz, abrazando a mi mamá, quien tenía ojos castaños y cabello claro, quien era muy esbelta a pesar de haber tenido dos hijos. Contrario a lo que dice la mayoría de la gente
—Bip, bip, bip, bip, bip. Un sonido horrendo y desesperante me saca de las profundidades de mi sueño. Me despierto sobresaltada y con calor, mucho calor. Por lo visto, el aire acondicionado ha dejado de funcionar en algún punto de la noche, y la habitación está sumergida en oscuridad y una temperatura cálida, haciendo que mi bata esté húmeda pegada a mi cuerpo. Me siento muy incómoda así que me pongo de pie con prisa, y voy al baño darme una ducha para alistarme para ir al trabajo. Hoy es viernes y se supone que el señor Navarro va a presentar a su reemplazo, lo que me intriga bastante, porque para el puesto hay varias candidatos y eso me afecta directamente. Me levanto de la cama y al instante, una jaqueca horrible me visita de repente. Sólo a mí se me ocurre tomarme una botella completa de vino, con un grado de alcohol tan alto y encima, la noche antes a mi ascenso. No le doy más vueltas y corro a la ducha. Me lavo el cabello a toda prisa. Como me lo corté hace poco y lo tengo al